¿Ayudarán estos consejos de bienestar, de mil 800 años de antigüedad, a vivir mejor?
Necesitaba determinar mi equilibrio entre los cuatro humores, cuatro fluidos corporales que Galeno consideraba clave para la salud, y comer de acuerdo con mi “equilibrio humoral”. Composición: The Guardian/Getty Images

Puede resultar tentador, en medio del caos de la vida moderna, mirar hacia atrás, añorar tiempos más sencillos en los que no existían los teléfonos inteligentes y nadie había pronunciado nunca la palabra “microplásticos”. Algunos recurren a Freud, otros a los estoicos. Yo, durante una semana, he recurrido a uno de los médicos más famosos del mundo antiguo para sus consejos de bienestar: Galeno.

Galeno, médico y filósofo grecorromano del siglo II, fue médico de la corte de Cómodo, el hijo de Marco Aurelio. También fue un prolífico escritor (se calcula que sus textos representan el 10% de toda la literatura griega anterior a 350 d.C.) cuyas teorías moldearon la medicina occidental durante más de mil años. Ahora, algunos de sus textos más significativos se han recopilado en el nuevo libro How to Be Healthy: An Ancient Guide to Wellness.

Sus textos exploran la conexión mente-cuerpo, el ejercicio, la dieta y las definiciones de salud y enfermedad. Aunque algunos de sus consejos de bienestar son sospechosos (sugiere que ir al gimnasio nos vuelve “ociosos, somnolientos y lentos de juicio”) y otros simplemente poco prácticos (en un ejercicio recomienda detener a cuatro caballos al mismo tiempo), hay semillas de sabiduría atemporal. En un capítulo, por ejemplo, aconseja que, para evitar la angustia, uno debe practicar la gratitud por lo que tiene y evitar compararse con los demás.

Si fue lo bastante hábil como para mantener sanos a emperadores y gladiadores, seguro que Galeno puede ayudarme a mí, una periodista treintañera que pasa la mayor parte del día encorvada sobre una computadora portátil.

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A partir de sus consejos de bienestar, elaboro un plan de acción de cuatro puntos. En primer lugar, para identificar mis propios defectos, Galeno sugiere que pregunte a hombres mayores qué creen que me pasa. Después, para ponerme en forma, tengo que hacer algo que Galeno llama “ejercicio de práctica con la pelota pequeña”. Por último, debo determinar mi equilibrio de los cuatro humores, cuatro fluidos corporales que Galeno consideraba clave para la salud, y comer de acuerdo con mi “equilibrio humoral”.

Pero no soy una experta. Para asegurarme de que he interpretado correctamente los consejos de Galeno, me pongo en contacto con la Dra. Katherine D. Van Schaik, profesora adjunta de estudios clásicos y mediterráneos en el centro médico de la Universidad de Vanderbilt y médico en ejercicio, que tradujo los escritos de Galeno para el libro.

“Creo que su enfoque es bueno”, afirma. “Incorpora el enfoque tripartito que él describe, que consiste en ocuparse del alma y también de la dieta y el ejercicio”, afirma. Pero hace una advertencia. “Esto no es un consejo médico formal”, dice Van Schaik. Además, añade, mi plan es “muy literal”: yo también podría preguntar a algunas mujeres qué creen que me pasa.

De hecho, el prefacio de Van Schaik advierte que, dado que gran parte del pensamiento de Galeno se basa en creencias sobre la fisiología humana que ahora se sabe que son falsas (los cuatro humores, por ejemplo), “el razonamiento médico, las categorías diagnósticas, los pronósticos y las recomendaciones terapéuticas que dependen de estas teorías son desacertados en el mejor de los casos, y peligrosos en el peor”. Añade, sin embargo, que sólo ha intentado traducir consejos que “un médico occidental moderno podría dar razonablemente, o al menos, con los que no estaría en desacuerdo (la mayoría de las veces)”.

¡Prometedor!

Preguntar a los mayores qué creen que me pasa

Para ser mejor persona, dice Galeno, lo primero que hay que hacer es averiguar qué te pasa.

“Quien quiera llegar a ser una persona fina y buena, que tenga en cuenta que uno es necesariamente inconsciente de muchos de sus propios errores”, escribe. Muchos de nosotros, argumenta, estamos demasiado enamorados de nosotros mismos para ver todas las formas en las que nos estamos quedando cortos.

Para determinar nuestro conjunto único de defectos, Galeno sugiere solicitar la opinión de los demás. En concreto: “hombres mayores que hayan vivido el mejor tipo de vida”.

Como mujer en internet, he sido la afortunada receptora de los comentarios no solicitados de hombres mayores durante años. Y por muy agradecida que esté por ello, no puedo estar segura de que hayan vivido “el mejor tipo de vida”, sin ánimo de ofender.

Así que recurro a la mayor concentración de hombres mayores de mi vida, además de algunas mujeres, por sugerencia de Van Schaik: la llamada semanal de Zoom de mis padres con sus amigos de la universidad.

Después de muchas idas y venidas, el grupo se pone de acuerdo en un tema principal. “Te gusta demasiado la astrología”, dice mi padre.

Me esfuerzo por mejorar, tal como me han sugerido estos hombres mayores de Capricornio, Cáncer y Piscis. Durante la semana siguiente, me abstengo de consultar mis tres aplicaciones de astrología por la mañana. Cuando deseo feliz cumpleaños a un antiguo colega, no le llamo “rey acuariano”. Un día me descuido y echo un vistazo a la carta astral de Truman Capote (era Libra), pero por lo demás me mantengo firme.

Practicar ejercicio con la pelota pequeña

Galeno creía que el ejercicio era una parte esencial de la salud, pero no todas sus formas. Por ejemplo, Galeno desaprobaba correr porque creía que “tiene tendencia a adelgazar la condición del cuerpo y no proporciona ningún entrenamiento para la valentía”, lo cual es estupendo porque a mí me parece aburrido.

El ejercicio ideal, según Galeno y sus consejos de salud, es “el ejercicio con la pelota pequeña”. Califica esta actividad de “conveniente, accesible y completa”, y sostiene que “agudiza la mente”.

Pero Galeno nunca da instrucciones sobre cómo hacerlo. Dice que uno lanza la pelota y, alarmantemente, hay “muchos agarres de cuello y muchos agarres de lucha”.

Le pregunto a Van Schaik si puede dar más detalles.

“Es un rompecabezas divertido”, dice. “No estamos del todo seguros de cómo era ni de cuáles eran las reglas”.

Lo que sí sabe es que en el juego participaban varias personas y una esfera del tamaño de una pelota de tenis, y que probablemente tenía elementos del tipo “no te acerques”. “Como una especie de atrapar la bandera de alto octanaje, con la diferencia de que tú la lanzas”, dice.

Lamentablemente, no encuentro un grupo grande de personas a las que pueda agarrar del cuello. Me conformo con jugar con mi novio a un híbrido de atrapar y mantener alejado. Le lanzo una pelota de tenis y él la mantiene alejada de mí mientras yo lucho ineficazmente por cogerla, y mi perro corre a nuestro alrededor ladrando.

Aunque nunca consigo recuperar la pelota, esta actividad es extremadamente agotadora, y tardo unos minutos en recuperar el aliento. Estoy seguro de que, si lo hiciera con regularidad, sufriría terribles lesiones.

Determinar mi equilibrio de los cuatro humores

En el concepto de salud de Galeno ocupaba un lugar central el equilibrio de cada individuo de lo que en aquella época se consideraban los cuatro fluidos corporales, también conocidos como los cuatro humores: sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema. El humorismo, como se conocía a este principio de la medicina, postulaba que la mezcla única de estos fluidos en cada persona era diferente; la preponderancia de un humor u otro determinaba el temperamento de una persona. Se creía que el desequilibrio de estos fluidos podía provocar enfermedades.

“Me preocupa que todo el mundo piense que es de temperamento sanguíneo, como decir que eres la Carrie Bradshaw de tu grupo de amigos”.

El humorismo fue un pilar de la medicina occidental hasta el siglo XIX, cuando surgió la teoría de los gérmenes como principal explicación de las enfermedades. Pero estoy comprometida con el consejo de Galeno, así que abrazo esta teoría difunta. Aun así, necesito ayuda.

Angela He, bibliotecaria de libros raros de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en San Luis, que ha escrito sobre los cuatro humores, me describe los temperamentos humorales. Los que tenían abundancia de sangre eran “sanguíneos”, de personalidad alegre y mejillas sonrosadas. Los “coléricos” tenían abundancia de bilis amarilla, lo que supuestamente les hacía ser irascibles. Los creativos y depresivos eran conocidos como “melancólicos”, y se creía que tenían un exceso de bilis negra, mientras que los “flemáticos” se suponía que eran perezosos.

Yo digo que soy alegre y que mis mejillas están frustrantemente sonrosadas, así que probablemente soy sanguínea. Pero me preocupa que eso sea lo que todo el mundo cree que es, como decir que eres la Carrie Bradshaw de tu grupo de amigas.

Me hace una serie de preguntas complementarias. ¿Me gusta la comida picante? Sí. ¿Sudo mucho? Por desgracia, también sí. Está de acuerdo en que parezco optimista. Para los antiguos griegos y romanos, “sangre es igual a sudor”.

Me pregunto si por eso nunca me han funcionado los desodorantes naturales.

Comer según mi equilibrio humoral

Según Galeno, en sus consejos de salud, la alimentación podía ayudar a rectificar los desequilibrios en la mezcla humoral de una persona. Se creía que cada fluido corporal tenía ciertas cualidades fundamentales, por ejemplo, se pensaba que la sangre era caliente y húmeda; la bilis amarilla, caliente y seca y lo mismo ocurría con los alimentos. Así, una persona sanguínea, que tenía un exceso de sangre caliente y húmeda, se beneficiaba de comer alimentos fríos y secos.

“Es posible que desees añadir a tu dieta alimentos como hongos, lentejas y té”, dice He, alimentos que se consideraban fríos y húmedos. La res se consideraba un alimento frío y seco que podía equilibrar mi temperamento sanguíneo. Pero debía evitar alimentos como el cordero, la ternera, los nabos y todo lo picante.

“Así que alimentos húmedos y sin sabor o res, supongo”, concluye.

Durante los días siguientes, me adhiero valientemente a mi dieta yendo a restaurantes y pidiendo ostras y carne tártara. Es una sensación increíble. Ni mi economía ni mi colesterol me permitirían comer así todo el tiempo, pero me pregunto si el viejo Galeno tenía razón.

Conclusión

¿Los consejos de salud de Galeno me hicieron sentir mejor? Por supuesto que no. El humorismo fue refutado hace mucho tiempo, el ejercicio con la pelota pequeña era confuso, y yo odiaba seguir los consejos de hombres mayores.

Aun así, Van Schaik dice que siente un enorme respeto por Galeno.

“Se formó como cualquier estudiante de medicina o doctorado en Estados Unidos”, dice. “Dedicó mucho tiempo a su formación médica, y yo lo respeto como médico”.

La seguridad con la que Galeno escribía de consejos de salud también sirve de recordatorio a los médicos de hoy en día para que moderen su pericia con algo de humildad, dice Van Schaik. “Galeno estaba tan seguro de tener razón que se equivocó en muchos aspectos”, afirma. “Es importante que los médicos de hoy no seamos así. Ser más reflexivos y pensar: ¿qué estamos haciendo mal? ¿Qué podríamos hacer mejor?”

Un recordatorio importante para todos. Pero creo que tengo razón en lo de que la astrología es divertida.

Traducción: Ligia M. Oliver

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