Astrónomos detectan ‘mundo acuático con océano en ebullición’ en el espacio exterior
Impresión artística de la superficie de un planeta “hioceánico”, con un océano de agua líquida bajo una atmósfera de hidrógeno. Foto: Amanda Smith/PA

Exclusiva: El significativo descubrimiento del “mundo acuático con un océano en ebullición”, realizado por el telescopio James Webb, provoca desacuerdos sobre las condiciones de la superficie del planeta.

Los astrónomos han observado un planeta lejano que podría estar totalmente cubierto por un océano de aguas profundas, hallazgos que suponen un avance en la búsqueda de condiciones de habitabilidad más allá de la Tierra.

Las observaciones, realizadas por el telescopio espacial James Webb (JWST) de la NASA, revelaron vapor de agua y señales químicas de metano y dióxido de carbono en la atmósfera del exoplaneta, que tiene un radio dos veces mayor que el de la Tierra y se encuentra a unos 70 años luz de distancia. Según los investigadores de la Universidad de Cambridge, esta mezcla química es indicativa de un mundo acuático en el que el océano se extendería por toda la superficie, y con una atmósfera rica en hidrógeno, aunque no prevén un paisaje marino apacible y acogedor.

“El océano podría estar a más de 100 grados Celsius o más”, afirma el profesor Nikku Madhusudhan, que dirigió el análisis. A alta presión atmosférica, un océano tan caliente podría seguir siendo líquido, “pero no está claro si sería habitable”, añadió.

Esta interpretación se defiende en un artículo publicado en la revista Astronomy and Astrophysics Letters, pero es rebatida por un equipo canadiense que realizó observaciones adicionales del mismo exoplaneta, conocido como TOI-270 d. Detectaron las mismas sustancias químicas atmosféricas, pero sostienen que el planeta estaría demasiado caliente para albergar agua líquida, posiblemente a 4 mil grados centígrados, y que, en su lugar, presentaría una superficie rocosa coronada por una atmósfera increíblemente densa de hidrógeno y vapor de agua.

Sea cual sea la opinión que prevalezca, estas últimas observaciones ponen de manifiesto los asombrosos conocimientos que el James Webb está proporcionando sobre la naturaleza de los planetas más allá de nuestro sistema solar. El telescopio capta la luz de las estrellas filtrada a través de las atmósferas de los planetas en órbita para obtener un análisis detallado de los elementos químicos presentes. A partir de estos datos, los astrónomos pueden hacerse una idea de las condiciones de la superficie de un planeta y de la probabilidad de que la vida pueda sobrevivir en él.

Las pruebas de la existencia de un océano en TOI-270 d se basan en la ausencia de amoníaco, que según la química básica debería aparecer de forma natural en una atmósfera rica en hidrógeno. Pero el amoníaco es muy soluble en agua, por lo que se disolvería en la atmósfera si hubiera un océano en el subsuelo. “Una interpretación es que se trata de un mundo “hioceánico”, con un océano de agua bajo una atmósfera rica en hidrógeno”, explica Madhusudhan.

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Las condiciones serían muy diferentes a las de la Tierra. TOI-270 d está bloqueado del movimiento de las mareas, lo que significa que un lado está permanentemente orientado hacia su estrella y el otro está bañado por una oscuridad eterna, creando un contraste de temperaturas extremo.

“El océano sería extremadamente caliente en el lado diurno. El lado nocturno podría albergar condiciones habitables”, explica Madhusudhan. Pero habría una atmósfera aplastante, con decenas o centenares de veces la presión de la superficie terrestre, y el océano desprendería vapor. Es probable que las aguas alcancen profundidades de decenas a cientos de kilómetros, con un lecho marino de hielo a alta presión y, bajo éste, un núcleo rocoso.

El profesor Björn Benneke, de la Universidad de Montreal, ha realizado observaciones adicionales del planeta y cuestiona la hipótesis del “mundo hioceánico”. “En nuestra opinión, la temperatura es demasiado cálida para que el agua sea líquida”, afirma, añadiendo que la atmósfera parece contener cantidades considerables de vapor de agua, demasiado para que la existencia de un océano sea plausible. Benneke calcula que en la superficie las temperaturas podrían alcanzar los 4 mil grados centígrados y que el agua se encontraría en un estado supercrítico, en el que la distinción entre líquido y gas se difumina. “Es casi como un fluido espeso y caliente”, afirma.

Ambos equipos detectaron disulfuro de carbono, que está vinculado a procesos biológicos en la Tierra, pero que también puede ser producido por otras fuentes. Sin embargo, no había rastro de otra molécula de bioseñal, el sulfuro de dimetilo (DMS).

“No podemos relacionar (el disulfuro de carbono) con la actividad biológica”, afirma Madhusudhan. “En una atmósfera rica en hidrógeno, es relativamente fácil producirlo. Pero si somos capaces de medir la molécula única, es prometedor que podamos medir planetas habitables en el futuro”.

“Tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de comunicar nuestros descubrimientos sobre este tipo de observaciones”, añade. “Es fácil que el público se lance a la idea de que ya estamos encontrando vida”.

El Dr. Jo Barstow, astrónoma de la Open University que no participó en el último trabajo, dijo: “Los espectros de estos pequeños planetas con el JWST son realmente emocionantes porque se trata de entornos totalmente nuevos para los que no tenemos ningún sistema solar equivalente”.

Barstow añadió que nuevas observaciones para precisar la abundancia de vapor de agua en la atmósfera ayudarían a aclarar la probabilidad de la existencia de un océano. “Es realmente fascinante y agradable que dos equipos hayan analizado el mismo conjunto de datos y hayan llegado a la misma composición química”, añadió.

Traducción: Ligia M. Oliver

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