Alucinaciones y falta de sueño: Jasmin Paris habla de su histórico ultramaratón
Una exhausta Jasmin Paris se desploma en el suelo tras terminar los Barkley Marathons. Foto: Jacob Zocherman

En una entrevista exclusiva, Jasmin Paris, la primera mujer en completar los Barkley Marathons explica cómo superó el recorrido de 160 km.

“Estuve a punto de desmayarme”, dice Jasmin Paris al revivir el momento en que se convirtió en la primera mujer en completar la carrera considerada la más endiablada, desalentadora y dura de todas. “Sentía que iba a llegar a la línea de meta, o a desplomarme justo delante de ella. Había un túnel de rugidos a ambos lados. Pero no podía concentrarme. Todo estaba un poco borroso”.

Desde 1989, más de mil ultramaratonistas han intentado los Maratones Barkley en el Parque Estatal de Frozen Head, en Tennessee. Pero sólo 20 han terminado el recorrido de 160 km, que incluye unos 16 mil 500 metros de pendientes, el equivalente a escalar dos veces el Everest, en el tiempo límite de 60 horas.

Sin embargo, el viernes, Jasmin Paris, de 40 años y profesora titular de veterinaria en la Universidad de Edimburgo, cruzó la línea de meta en 59 horas, 58 minutos y 21 segundos, 99 segundos por debajo del límite. Antes de desplomarse.

“El problema no es que sean 160 kilómetros, sino el terreno”, explica Jasmin Paris a The Guardian en su primera entrevista desde que regresó al Reino Unido. “Inmediatamente después de salir, subimos una pendiente tan pronunciada que a veces se me resbalaba el pie y tenía que volver a subir. Hubo un par de sitios en los que subíamos boca abajo. Y este año, además, había un tramo nuevo que se utilizaba para la explotación minera en laderas, estaba todo cubierto de zarzas, así que se nos lesionaron las piernas”.

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Tampoco hay tiempo para dormir, salvo una siesta de tres minutos antes de la última de las cinco vueltas, lo que, como era de esperar, provocó alucinaciones. “Vi a mucha gente con gabardinas negras”, cuenta. “Subían la misma cuesta que yo, siempre a cierta distancia por delante. Era extraño, todos tenían un aire siniestro y amenazador”.

“Siempre veo animales en carreras como estas”, añade. “Había árboles que parecían un puma, o un perro grande, o cerdos tumbados, hasta que me acercaba”.

Jasmin Paris ya había intentado correr los maratones de Barkley en dos ocasiones anteriores, pero nunca había conseguido dar las cinco vueltas. Sin embargo, esta vez se mostró confiada en todo momento, hasta un titubeo justo antes del final. “Cuando me faltaban unos ocho minutos, de repente pensé que no lo conseguiría”, explica. “Me quedaba un kilómetro, pero era cuesta arriba. Estaba desesperada por parar. Pero mi mente me decía: Si no lo consigues, tendrás que volver a hacerlo”.

“Es lo más duro que he hecho en mi vida. Después me vine abajo. Necesité respirar fuerte durante cinco minutos antes de enderezarme porque nunca había tenido tanta falta de oxígeno”, explica Jasmin Paris.

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Jasmin Paris fue la primera mujer en ganar la agotadora Montane Spine Race de 270 km. Foto: Felicity McCabe/The Guardian

Por el camino se alimentó de pasta, avena, arroz con leche y su arma secreta: plátanos. “Los plátanos son lo único que realmente me funciona cuando hago estas cosas tan largas”, dice. “También intenté mantener una mezcla de salado y dulce, incluyendo sándwiches de queso y pepinillos, pizza, frittata, Snickers y hot cakes. Es muy difícil comer, así que tienes que comer lo que puedas”.

El éxito de Paris fue la culminación de meses de entrenamiento todas las mañanas de 5 a 7:45, antes de que sus dos hijos se levantaran y ella empezara a trabajar. “Lo máximo que corría eran 90 millas (144 km) a la semana, pero probablemente con la caminata eran más bien 120 o 130 millas (193 o 209 km)”, dice. “En cuanto a la práctica para las subidas, también hice entre 11 y 12 mil metros algunas semanas de repeticiones en cuesta o en la escaladora”.

“También hice sesiones de fuerza, que fueron de gran ayuda”, añade. “La mayoría de la gente probablemente no lo sepa, pero no tengo ligamento cruzado anterior en la rodilla izquierda, porque me lo rompí a los 17 años y nunca me sometí a una operación reconstructiva. Conozco a algunos médicos que se sorprenden de que pueda correr tanto en campo. Pero he fortalecido mucho la pierna y ahora mi rodilla está muy bien”, añade Jasmin Paris.

Esta es la segunda vez que Paris acapara titulares mundiales, ya que en 2019 se convirtió en la primera mujer en ganar de forma absoluta la agotadora Montane Spine Race, de 268 millas (430 km), desde Edale, en Peak District, hasta Kirk Yetholm, en las fronteras escocesas. Entonces, ¿qué la impulsa a explorar continuamente los límites de lo posible?

“Me sigue pareciendo muy emocionante ponerme a prueba, sobre todo cuando no sé si puedo hacer algo”, dice. “Suena un poco cursi, pero también descubres más cosas sobre ti mismo, cuando te despojas de todo lo que te hace la vida más fácil”.

“En estas carreras depende de ti alimentarte, conseguir agua y navegar por la naturaleza por tu cuenta, mientras realizas duros ascensos y descensos. En estas situaciones también entablas relaciones con otras personas que son imposibles de hacer rápidamente en el día a día”.

Estar sola también le da un valioso tiempo para pensar. “Una semana en la montaña me produce una emoción parecida, aunque no tan extrema”, dice. “Es esa sensación de estar en la naturaleza salvaje, de haber dejado atrás la civilización, y conseguir una sensación de perspectiva y calma”.

Sin embargo, a Paris le inquieta la idea de que la aclamen como una supermujer. En lugar de eso, sólo quiere inspirar a la gente a retomar cosas que quizá hayan dejado de lado.

“Espero que anime a la gente a tener sus propias aficiones cuando los niños, el trabajo y la vida se interponen en su camino”, dice Jasmin Paris. “Porque sin duda ha sido muy bueno para mi salud mental”.

Paris cuenta que ya se está recuperando de su extraordinaria hazaña. “Es increíble lo que puede hacer una noche de sueño reparador”, expresa. Y sí, su próximo evento, la Scottish Island Peaks Race, una carrera a pie y a vela en mayo ya está en su agenda.

Traducción: Ligia M. Oliver

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