Alpinistas del Everest deben recoger su popó en la próxima temporada
Vista de la cordillera del Himalaya desde la cima del Everest, en Nepal. Las autoridades exigen ahora que los alpinistas retiren sus heces de la montaña. Foto: Lakpa Sherpa/AFP/Getty Images

Es uno de los retos menos atractivos de escalar hasta el punto más alto de la Tierra: ¿cuál es la mejor manera de hacer tus necesidades en el gélido e inhóspito entorno del Everest?

Esta cuestión está a punto de complicarse un poco más, ya que los alpinistas se preparan para un cambio de protocolo cuando comience la temporada el mes que viene, con una nueva norma sobre la eliminación de sus propias heces mientras suben y bajan de la montaña.

La contaminación por heces humanas en el Everest ha sido un problema durante muchos años. Como respuesta, esta temporada las autoridades han ordenado que los escaladores retiren sus heces de la montaña utilizando bolsas biodegradables.

Un funcionario del municipio rural de Pasang Lhamu, una de las autoridades responsables del lado nepalí de la montaña, dijo que se trata de un cambio de norma permanente.

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“Al imponer el uso de bolsas biodegradables para excrementos, esperamos iniciar un cambio positivo significativo y proteger este patrimonio de la humanidad de nuevos daños causados por la contaminación por heces humanas”, escribió el presidente del municipio, Mingma Sherpa, en un correo electrónico.

“Esta será una práctica permanente a partir de la próxima temporada de la Cumbre del Everest”.

Allan Cohr es un alpinista australiano y propietario de Everest One, que organiza expediciones a la montaña.

Se está preparando para otro viaje esta temporada y dijo que el sherpa jefe de su empresa ha recibido detalles de cómo funcionarán las normas por parte del Comité de Control de la Contaminación de Sagarmatha (SPCC), las autoridades nepalesas que gestionan los residuos en la zona de senderismo del Everest.

“Están entregando a cada alpinista un número de wag bags, que son las bolsas gelatinosas para guardar las heces. Tienen una composición química en su interior que las endurece y elimina el olor”, explica Cohr.

“Las reparten a todos los alpinistas y a todos los sherpas, utilizas esas bolsas en el campo I, en el campo III y en el campo IV o en cualquier otro lugar al que tengas que ir… y luego tengo entendido que todo se recoge en el campo II y se lleva en avión”.

“Dicen que van a revisar las bolsas, no sé si lo harán”.

Antes, los alpinistas debían cavar hoyos para deshacerse de sus heces.

La Asociación de Montañismo de Nepal, que puede expedir permisos a los escaladores, aún no ha actualizado sus directrices. En su sitio web se pide a la gente que “defeque en pequeños agujeros individuales y los cubra con nieve al terminar”. Los grupos deben utilizar letrinas temporales excavadas a una profundidad mínima de 20 cm.

Si los alpinistas no pueden cavar agujeros, la asociación pide que los excrementos humanos se dejen expuestos al sol “para que la descomposición sea más rápida”.

Cohr acogió con satisfacción el cambio de norma. “En la montaña hace tanto frío que falta oxígeno y microbios provocando que las heces no se descompongan. Pueden permanecer allí eternamente”.

El alpinista y escritor Alan Arnette, que escaló el Everest en 2011, se muestra escéptico sobre si las autoridades lo llevarán a cabo.

“Nepal tiene un largo historial de hacer estos anuncios (…) No sé si lo van a hacer cumplir”.

“Las bolsas para heces deberían haberse hecho hace décadas. Se ha hecho en Denali en Alaska, en Aconcagua en Argentina y en el Monte Vinson en la Antártida”, dijo Arnette.

También se mostró preocupado por la capacidad de Nepal para eliminar adecuadamente grandes cantidades de residuos humanos.

“Nepal tendrá que pasar por una curva de aprendizaje en esto”.

En marzo, el único superviviente de la expedición de montañeros que alcanzó por primera vez la cima del Everest criticó el número de personas en el pico más alto del mundo diciendo que estaba hacinado y contaminado.

Traducción: Ligia M. Oliver

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