Millones de personas pasan hambre mientras se desperdician mil millones de comidas al día, informa la ONU
Activistas bloquean una autopista en Berlín (Alemania) para protestar contra el desperdicio de alimentos y a favor de un cambio en la agricultura que reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero. Foto: Christian Mang/Reuters

Mientras millones pasan hambre, el Índice de Desperdicio de Alimentos de la ONU también señala que el desperdicio mundial de alimentos contribuye en gran medida a la crisis climática.

Cada día se tiran a la basura más de mil millones de comidas, tanto en los países pobres como en los ricos, a pesar de que más de 730 millones de personas pasan hambre en el mundo.

Alrededor de una quinta parte de los alimentos se desperdicia, a veces por exceso de compra o mala planificación, a veces por falta de acceso a refrigeración o almacenamiento, según el informe del Índice de Desperdicio de Alimentos de la ONU, publicado el miércoles, con un costo mundial de alrededor de 1 billón de dólares al año (16 billones 570 mil 680 millones de pesos).

Los hogares son responsables de la mayor parte del desperdicio de alimentos mundial: cerca del 60% de los mil millones de toneladas de alimentos que se tiran anualmente. Pero los sistemas de alimentos comerciales también contribuyen de forma sustancial: los servicios de alimentos fueron responsables del 28% de los residuos, y el comercio minorista de alrededor del 12% en 2022, los últimos datos disponibles.

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Estas cifras excluyen un 13% adicional de alimentos que se pierden en la cadena de suministro de alimentos, entre la cosecha y el mercado, a menudo por rechazo o deterioro de alimentos comestibles.

Este desperdicio no sólo dilapida los recursos naturales, sino que también contribuye en gran medida a las crisis climática y de biodiversidad, ya que representa cerca del 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y desplaza a la fauna silvestre de los lugares de agricultura intensiva, ya que más de una cuarta parte de la superficie agrícola mundial se dedica a la producción de alimentos que luego se desperdician.

Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de la ONU para el Medio Ambiente, que redactó el informe junto con el Programa de Acción sobre Residuos y Recursos (WRAP) del Reino Unido, describió el desperdicio de alimentos como “una tragedia mundial”, y lo contrastó con el hecho de que un tercio de la población se enfrenta a la inseguridad alimentaria, sin saber de dónde vendrán sus futuras comidas.

Andersen afirmó: “Millones de personas pasarán hambre hoy mientras se desperdician alimentos en todo el mundo. No sólo se trata de un grave problema de desarrollo, sino que los efectos de este desperdicio innecesario están causando costos sustanciales al clima y a la naturaleza”.

Pocos países cuentan con planes para reducir el desperdicio de alimentos y la mayoría no lo incluyen en sus propuestas para reducir las emisiones de carbono.

La ONU dispone ahora de datos fiables de más de 100 países, lo que ha permitido a los investigadores afirmar con certeza que el desperdicio de alimentos es un problema mundial, que afecta tanto a los países en desarrollo como al despilfarrador mundo rico. Parece que se tira más comida en los países cálidos, quizá como reflejo del menor tiempo que tardan los alimentos en echarse a perder en temperaturas más altas, la falta de acceso a la refrigeración y el mayor consumo de alimentos frescos con más partes no comestibles.

Los hogares más pobres también tienden a tirar comida a un ritmo no mucho menor que los de mayores ingresos: eran responsables de media de unos 7 kg menos de residuos al año por persona que los hogares más ricos. Esto puede deberse a muchos factores, como la falta de acceso a refrigeración y almacenamiento adecuados, la dependencia de alimentos de menor calidad y la falta de tiempo para preparar comidas nutritivas.

Harriet Lamb, directora ejecutiva de WRAP, hizo un llamado a los países para que tomen medidas. “Necesitamos una mayor acción coordinada entre continentes y cadenas de suministro. Ya sean filantrópicos, empresariales o gubernamentales, los actores deben unirse en torno a programas que aborden el enorme impacto que el desperdicio de alimentos tiene en la seguridad alimentaria, nuestro clima y nuestros bolsillos”.

En todo el mundo se desperdician anualmente unos 79 kg de alimentos por persona. Pero en algunos países, como Reino Unido, Australia, Indonesia, México y Sudáfrica, el desperdicio de alimentos se ha reducido sustancialmente desde 2007. Japón ha reducido su desperdicio de alimentos en casi un tercio, y el Reino Unido en torno al 18%.

Lisa Moon, directora ejecutiva de la Red Mundial de Bancos de Alimentos, hizo un llamado a minoristas y productores de alimentos para que colaboren más estrechamente con los bancos de alimentos a fin de reducir el desperdicio y hacer frente a las crisis del hambre y del costo de la vida.

Dijo: “Los bancos de alimentos son un modelo importante y único para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, porque no sólo trabajan con granjas, fabricantes, minoristas y servicios alimentarios para rescatar alimentos sanos, sino que también se aseguran de que los alimentos acaben en las mesas de las personas que se enfrentan a la inseguridad alimentaria.

“Debemos seguir invirtiendo en soluciones dirigidas por la comunidad, así como avanzar en políticas más sólidas sobre el desperdicio de alimentos para construir sistemas alimentarios que nutran a las personas y al planeta”.

En el Reino Unido, el gobierno ha anunciado una financiación de 295 millones de libras (6 mil 164 millones 460 mil pesos) para que los ayuntamientos organicen recogidas semanales de residuos de alimentos, con el objetivo de compostar y evitar que vayan a parar a los tiraderos, donde su putrefacción genera metano, un potente gas de efecto invernadero. Está demostrado que la recogida selectiva de los residuos de alimentos puede animar a la gente a reformar sus hábitos, ya que ven claramente qué parte de lo que compran va a parar a la basura.

Traducción: Ligia M. Oliver

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