Cuota de entrada a Venecia provoca confusión y protestas el primer día
No cambiará nada: Los residentes de Venecia protestan contra la cuota de entrada turística. Still: The Guardian

Desde hace más de 160 años, los visitantes llegan a la estación de tren de Venecia Santa Lucía y desembarcan directamente en el corazón de una de las ciudades más históricas y bellas del mundo. Hasta el jueves, sin embargo, nunca habían sido recibidos por un grupo de agentes con chalecos blancos y amarillos que exigían saber si habían descargado su código QR.

En el primer día de lo que el alcalde de Venecia ha calificado como un audaz experimento para reducir el exceso de turismo, los turistas de un día se enfrentaron a una cuota de 5 euros (92 pesos), que entró en vigor el jueves a las 8.30 de la mañana y se aplicará en 29 días pico hasta el 14 de julio como parte de una prueba.

No cambiará nada: los residentes de Venecia protestan contra la cuota de entrada turística.

El plan pretende ayudar a la ciudad a gestionar mejor a los millones de turistas que la visitan cada año, aunque sólo se aplique a los que vienen sólo por un día, y, como argumentan los críticos, es poco probable que el costo relativamente bajo resulte disuasorio.

Sin embargo, el jueves el plan tuvo un comienzo inestable, desconcertando a muchos visitantes y provocando incluso las protestas de algunos residentes.

La mayoría de los turistas que llegaban a Santa Lucía lo hacían con un código QR que demostraba que habían pagado la cuota, pero seguía habiendo confusión entre las personas con reservaciones de hotel, que no sabían que aún tenían que confirmar su exención por internet.

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Yvonne McKenna y Ken Mehan, irlandeses llegados de Viena en un tren nocturno, se dieron cuenta de que no bastaba con acreditar la reservación. Un agente guio a la pareja por el proceso en línea, que duró unos 10 minutos.

“Conocía el nuevo impuesto y la exención, pero no sabía que tendríamos que hacerlo cuando llegáramos”, dijo McKenna. “Parece que toma mucho tiempo… Imagínate si no estuvieras tan al día con toda la tecnología”.

A medida que llegaban más trenes a la estación, Mehan reflexionaba sobre lo fácil que sería manejar los controles en temporada alta. “Entiendo por qué intentan hacerlo, pero me da la sensación de que podría ser una receta para el desastre”.

Natalie Liddell, una visitante de York que estaba en Venecia por primera vez, dijo: “Es muy confuso. Cuando llegamos al hotel nos dijeron algo al respecto, pero no entendimos muy bien de qué hablaban. Pero no creo que 5 euros desanimen a la gente”.

Otros eran totalmente ajenos a la nueva medida. “¿Qué cuota? preguntó Elizabeth, de Estados Unidos, antes de que le mostraran cómo pagar por Internet.

La iniciativa ha sido duramente cuestionada en Venecia por sus detractores, que la consideran contraria al principio de libertad de tránsito y que no contribuirá en absoluto a resolver el exceso de turismo.

La isla principal de Venecia, donde se aplica la medida, atrajo a 3.2 millones de visitantes que pernoctaron en 2022. En los días de mayor afluencia, llegan a la ciudad un promedio de 40 mil visitantes de un día.

En Piazzale Roma, donde se encuentra la principal terminal de autobuses de Venecia, hubo tensión entre la policía equipada con uniformes antidisturbios y las cerca de 500 personas que protestaban contra la cuota.

Federica Toninello, una de las organizadoras de la protesta, declaró: “Ninguna de las medidas tomadas por este ayuntamiento atiende las necesidades de los residentes. Es sólo turismo y especulación, por eso estamos enfadados”.

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Gráfico de The Guardian. Nota: La cuota de acceso no se exige a quienes pasan por centros de transporte como Piazzale Roma o Stazione Marittima sin acceder a la ciudad antigua.

Toninello afirma que, aunque los venecianos estén exentos, la medida sigue afectando su vida cotidiana, ya que deben demostrar que no están sujetos a la cuota y son sometidos a controles. Del mismo modo, los viajeros o estudiantes tenían que soportar la “impracticabilidad” de obtener un código QR.

Guido Sattin, activista de Arci, repartió “pasaportes simbólicos” a los turistas a las puertas de la estación para poner de manifiesto la “dudosa legitimidad constitucional” de la medida en cuanto a restricción del libre tránsito.

“Esto sienta un precedente peligroso”, afirmó. “Somos la única ciudad del mundo en la que hay que pagar para entrar. Esto va contra la Constitución italiana y el principio europeo de libertad de tránsito”.

Simone Venturini, concejal de Turismo de Venecia, defendió la medida del ayuntamiento. “Estos manifestantes nos consideran su enemigo. No es una medida implementada con una varita mágica, después de 60 años hablando de cómo gestionar el turismo, es la primera vez que alguien hace algo”.

Venturini dijo que la cuota estaba destinada sobre todo a disuadir a los turistas italianos de un día. “Por ejemplo, muchos italianos vienen a las playas cercanas en verano y, en un día lluvioso, saturan Venecia. Sí, la mayoría son del Véneto y están exentos, pero el hecho de que aún tengan que entrar en Internet para confirmarlo es una forma de desincentivarlos”.

Jana Plevova, de Praga, simpatizaba con la difícil situación de los residentes, pero apoyaba la cuota. Ella iba a pasar cinco noches en la ciudad y, por tanto, estaba exenta, pues ya pagaba un impuesto turístico nocturno, pero dijo que no le preocuparía pagar por entrar durante el día.

Y añadió: “Praga también sufre el exceso de turismo, así que pagar 5 euros (92 pesos) no es tanto por intentar preservar esta belleza y arquitectura”.

Edel, de Irlanda, dijo: “Para mí, 5 euros (92 pesos) no es nada si realmente quieres venir”. Su marido, John, se mostró más escéptico. “Serán 5 euros (92 pesos) este año, 10 (184 pesos) el que viene… ¿Quién sabe cuál será el precio dentro de unos años? Venecia dejará de vivir de su buena fama y empezará a ser vista como una estafa”.

Traducción: Ligia M. Oliver

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