Orangután se cura herida con hierbas medicinales; primera vez que un animal salvaje lo hace
El orangután utilizó hojas de una liana trepadora conocida por sus propiedades antiinflamatorias y analgésicas. Foto: Saidi Agam/Proyecto Suaq/PA

Hace tiempo que se reconoce el alto nivel de inteligencia del orangután, en parte debido a sus habilidades prácticas, como el uso de herramientas para abrir nueces y buscar insectos. Pero una nueva investigación sugiere que el primate tiene otra habilidad práctica en su repertorio: aplicar hierbas medicinales.

Los investigadores afirman haber observado a un orangután de Sumatra macho tratando una herida abierta en su cara con savia y hojas masticadas de una planta conocida por sus propiedades antiinflamatorias y analgésicas.

No es la primera vez que se observan animales salvajes automedicándose: entre otros ejemplos, se ha visto a orangutanes de Borneo frotarse los brazos y las piernas con hojas masticadas de una planta utilizada por humanos para tratar músculos doloridos, mientras que se ha grabado a chimpancés masticando plantas conocidas para tratar las infecciones por gusanos y aplicando insectos en las heridas.

Sin embargo, el nuevo descubrimiento es la primera vez que se observa a un animal salvaje tratando heridas abiertas con una sustancia conocida por sus propiedades medicinales.

“En el caso de los chimpancés utilizaban insectos y, por desgracia, nunca se averiguó si estos insectos favorecían realmente la cicatrización de las heridas. Mientras que, en nuestro caso, el orangután utilizó la planta, y esta planta tiene propiedades medicinales conocidas”, afirma la Dra. Caroline Schuppli, autora principal de la investigación con sede en el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal de Alemania.

El equipo afirma que los hallazgos ofrecen una visión de los orígenes del cuidado de las heridas humanas, cuyo tratamiento se menciona por primera vez en un manuscrito médico del año 2200 a.C.

“Demuestra sin lugar a duda que estas capacidades cognitivas básicas necesarias para idear un comportamiento como éste… estaban presentes con toda probabilidad en la época de nuestro último antepasado común”, afirma Schuppli. “Así que eso se remonta muy, muy atrás”.

En un artículo publicado en la revista Scientific Reports, Schuppli y sus colegas relatan cómo hicieron el descubrimiento mientras trabajaban en una zona de investigación de una selva tropical protegida de Indonesia.

El equipo describe cómo, mientras rastreaban a un orangután de Sumatra macho llamado Rakus, se dieron cuenta de que tenía una herida reciente en la cara, probablemente resultado de una pelea con otro macho. Tres días después, vieron a Rakus alimentándose del tallo y las hojas de Fibraurea tinctoria, un tipo de liana trepadora.

Entonces hizo algo inesperado.

“Trece minutos después de que Rakus empezara a alimentarse con la liana, empezó a masticar las hojas sin tragarlas y a aplicarse con los dedos el jugo de la planta directamente sobre la herida de la cara”, escriben los investigadores.

Rakus no sólo repitió la acción, sino que poco después se untó toda la herida con las hojas masticadas hasta cubrirla por completo. Cinco días después, la herida facial estaba cerrada, mientras que al cabo de unas semanas se había curado, dejando sólo una pequeña cicatriz.

El equipo afirma que se sabe que la planta utilizada por Rakus contiene sustancias con propiedades antibacterianas, antiinflamatorias, antifúngicas, antioxidantes, analgésicas y anticancerígenas, entre otros atributos, mientras que ésta y otras especies de lianas afines se emplean en la medicina tradicional “para tratar diversas enfermedades, como la disentería, la diabetes y la malaria”.

No está claro si Rakus descubrió el proceso por sí mismo o lo aprendió de otro orangután, aunque no se ha observado en ningún otro individuo.

Schuppli añadió que Rakus parecía haber utilizado la planta intencionadamente.

“Demuestra que, hasta cierto punto, tiene las capacidades cognitivas necesarias para tratar la herida con algunas plantas medicinales”, dijo. “Pero realmente no sabemos cuánto entiende”.

Traducción: Ligia M. Oliver

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