Biden, vulnerable, trata de encontrar equilibrio con las nuevas normas de asilo
Una joven inmigrante venezolana en la frontera entre Estados Unidos y México. Un número récord de personas buscan refugio en Estados Unidos. Foto: José Luis González/Reuters

La administración Biden afirmó que los cambios propuestos en las normas de asilo, presentados el jueves, que acelerarían algunas deportaciones, mejorarán la seguridad y agilizarán la acumulación de casos en medio de un número récord de llegadas a la frontera entre Estados Unidos y México.

Según admitió el propio Biden, los cambios tendrán un alcance limitado y sólo afectarán a un “pequeño” número de personas que hayan sido condenadas por delitos graves o puedan suponer un riesgo para la seguridad nacional.

Se trata de un paso mesurado que, sin embargo, pone en relieve cómo Joe Biden, que se enfrenta a una inmensa presión política en un año electoral en el que la inmigración sigue siendo una de las principales preocupaciones de los votantes, está intentando ganar puntos en ambos bandos.

Los republicanos han culpado a Biden del número récord de inmigrantes en la frontera. Mientras tanto, Donald Trump, el presunto candidato del partido, ha presentado una visión radical de una “operación de deportación récord” que haría caso omiso de las barreras legales que protegen a los inmigrantes.

El partido republicano ha subido la apuesta en los últimos meses, intentando y fracasando en su intento de destituir al secretario de Seguridad Nacional de Biden, Alejandro Mayorkas, por no haber aplicado las leyes de inmigración del país. El partido también ha aprovechado el asesinato de la estudiante universitaria de Georgia, Laken Riley, para promover la idea de detenciones masivas y campos de detención y avivar el miedo de que los hombres inmigrantes sean peligrosos, después de que un inmigrante indocumentado de Venezuela, José Antonio Ibarra, fuera acusado de su asesinato.

La presión para tomar medidas drásticas contra los cruces fronterizos también ha procedido de demócratas centristas y de estados indecisos, mientras que progresistas, defensores de los derechos de los inmigrantes y líderes latinos han instado al presidente a hacer más para proteger a los inmigrantes dentro de Estados Unidos y mejorar las condiciones de los solicitantes de asilo en la frontera.

La propuesta es el último intento del presidente para abordar una cuestión que representa una de sus mayores vulnerabilidades en las elecciones. Según las normas actuales, los funcionarios encargados del asilo examinan los antecedentes de los solicitantes y los posibles cargos penales contra ellos durante la fase de entrevista del proceso. Con las nuevas normas propuestas, los funcionarios de la frontera podrían rechazar a algunos solicitantes de asilo a los pocos días u horas de su llegada a la frontera, durante un examen inicial de “temor creíble” a la persecución de la que huyen.

La norma propuesta, publicada el jueves, sólo afectaría a entre el 2% y el 3% de los solicitantes de asilo, según estimaciones de la administración basadas en datos históricos. También pretende resolver un problema que en realidad no existe. Décadas de datos han demostrado que los inmigrantes, incluidos los solicitantes de asilo y los indocumentados, tienen muchas menos probabilidades de ser encarcelados o condenados por un delito que los nacidos en Estados Unidos. Investigaciones recientes tampoco han encontrado ninguna relación entre los inmigrantes indocumentados y los delitos violentos o contra la propiedad.

Además, los inmigrantes que se entregan a la patrulla fronteriza de Estados Unidos para poder solicitar asilo ya están sometidos a una fuerte vigilancia, mediante monitores de tobillo, aplicaciones para teléfonos móviles y protocolos de registro, mientras esperan, a veces durante años, a que sus casos se tramiten en los tribunales de inmigración.

“Ya existe un nivel de exigencia casi imposible de alcanzar en lo que respecta a la concesión de asilo y a la elegibilidad para recibirlo”, afirma Faisal Al-Juburi, director de asuntos externos de Raíces, un grupo de apoyo y defensa de los inmigrantes en Texas. “Creo que esto agravará aún más lo que, a fin de cuentas, es una crisis fabricada”.

La eficacia de la norma propuesta dependerá de su aplicación, dijo Laurence Benenson, vicepresidente de política y defensa en el Foro Nacional de Inmigración, un grupo de defensa centrista. “Existe una preocupación real sobre si las personas que tienen solicitudes legítimas van a ser rechazadas”, dijo.

Las normas propuestas también suscitan otra preocupación: que no harán mella en absoluto en la crisis humanitaria de la frontera entre Estados Unidos y México.

La propia administración lo admite. “Seguiremos tomando medidas, pero, fundamentalmente, sólo el Congreso puede arreglar lo que todo el mundo está de acuerdo en que es un sistema de inmigración roto”, dijo Mayorkas en un comunicado.

Un número récord de personas que huyen de la guerra, la inseguridad política, la violencia, la pobreza y las catástrofes naturales llegan a la frontera estadounidense en busca de refugio, a veces esperando días en duros campamentos al aire libre antes de ser atendidos en centros de tramitación desbordados, y luego meses o años antes de que sus casos se resuelvan en saturados tribunales de inmigración.

Los defensores de los solicitantes de asilo y otros inmigrantes llevan tiempo pidiendo a los legisladores que canalicen más recursos hacia la contratación de más funcionarios capacitados para evaluar las solicitudes de asilo, más jueces de inmigración y personal judicial, y que ofrezcan a los inmigrantes representación legal para que sus casos puedan tramitarse con mayor eficacia.

A pesar de que los republicanos caracterizan a Biden como permisivo en materia de inmigración, el presidente ha supervisado la reactivación de la construcción de muros fronterizos y la vigilancia electrónica sin precedentes de los solicitantes de asilo. Tras poner fin a una de las políticas fronterizas más restrictivas de Trump, su administración intentó aplicar nuevas normas más estrictas que prohibirían la entrada a los solicitantes de asilo que viajaran a través de otro país y no buscaran protección en él. Biden también está explorando su autoridad ejecutiva para restringir el asilo en la frontera.

Al-Juburi rechazó las alegaciones de la administración de que los cambios propuestos sólo afectarían a un pequeño número de personas que, de todos modos, no reúnen los requisitos para obtener asilo. Al-Juburi rechazó las afirmaciones de la administración de que los cambios propuestos sólo afectarían a un pequeño número de personas que, de todos modos, no tienen derecho a asilo.

“Si tienes algún tipo de antecedente penal basado en haber sido perseguido por un gobierno extranjero, quizá incluso por tu propia postura contra ese gobierno, podrías caer en la trampa y ser rechazado”.

Traducción: Ligia M. Oliver

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