Investigadores crean detector de sarcasmo basado en IA
Investigadores han entrenado una red neuronal a partir del texto, audio y contenido emocional de videoclips de series estadounidenses como Friends. Foto: NBC/Getty Images

No importa que pueda aprobar exámenes jurídicos, ser experto en exámenes médicos y leer cuentos para dormir con emoción, la inteligencia artificial nunca podrá igualar la maravilla de la mente humana sin dominar antes el arte del sarcasmo.

Pero ese arte, al parecer, puede ser el siguiente en la lista de las vertiginosas capacidades de la tecnología. Investigadores de Países Bajos han creado un detector de sarcasmo basado en la inteligencia artificial capaz de detectar desde la forma más baja de ingenio hasta la forma más alta de inteligencia.

“Somos capaces de reconocer el sarcasmo de forma fiable y estamos ansiosos por ampliar esta capacidad”, afirma Matt Coler, del laboratorio de tecnología del habla de la Universidad de Groningen. “Queremos ver hasta dónde podemos llegar”.

El proyecto no se limita a enseñar a los algoritmos que a veces ni siquiera los comentarios más efusivos pueden tomarse al pie de la letra sino que deben interpretarse como todo lo contrario. El sarcasmo impregna nuestro discurso más de lo que podríamos apreciar, afirma Coler, por lo que entenderlo es crucial para que humanos y máquinas se comuniquen sin problemas.

“Cuando empiezas a estudiar el sarcasmo te vuelves hiperconsciente de hasta qué punto lo utilizamos como parte de nuestro modo normal de comunicación”, afirma Coler. “Pero tenemos que hablarles a nuestros dispositivos de una forma muy literal, como si estuviéramos hablando con un robot, porque eso es lo que estamos haciendo, pero no tiene por qué ser así”.

Por lo general, los humanos son expertos en detectar el sarcasmo, aunque las limitadas pistas que ofrece el texto por sí solo lo hacen más difícil que en una interacción cara a cara, en la que el discurso, el tono y las expresiones faciales revelan la intención del interlocutor. Al desarrollar su inteligencia artificial, los investigadores descubrieron que el algoritmo también tenía en cuenta múltiples indicios para distinguir lo sarcástico de lo sincero.

En un trabajo presentado el jueves en Ottawa en una reunión conjunta de la Acoustical Society of America y la Canadian Acoustical Association, Xiyuan Gao, estudiante de doctorado del laboratorio, describió cómo el grupo entrenó una red neuronal a partir del texto, audio y contenido emocional de videoclips de series estadounidenses como Friends y The Big Bang Theory. La base de datos, conocida como Mustard, fue compilada por investigadores de Estados Unidos y Singapur, que anotaron frases de los programas de televisión con etiquetas de sarcasmo para construir su propio detector.

Una escena en la que se basó la IA fue el inútil esfuerzo de Leonard por escapar de una habitación cerrada con llave en The Big Bang Theory, lo que llevó a Sheldon a observar: “Es un privilegio ver cómo trabaja tu mente”. En otro episodio de Friends, Ross invita a Rachel a unirse a Joey y Chandler para armar unos muebles, lo que provoca el comentario de Chandler: “Sí, no cabemos de la emoción”.

Después de entrenarse con el texto y el audio, junto con puntuaciones que reflejaban el contenido emocional de las palabras pronunciadas por los actores, la IA pudo detectar el sarcasmo en intercambios no etiquetados de las comedias casi el 75% de las veces. En otros trabajos del laboratorio se han utilizado datos artificiales para aumentar aún más la precisión, pero esa investigación está pendiente de publicación.

Shekhar Nayak, otro de los investigadores del proyecto, afirma que, además de hacer más fluidas las conversaciones con los asistentes de inteligencia artificial, el mismo método podría utilizarse para detectar tonos negativos en el lenguaje y detectar abusos y expresiones de odio.

Según Gao, se podrían conseguir mejoras adicionales añadiendo señales visuales a los datos de entrenamiento de la IA, como movimientos de cejas y muecas. Lo que plantea la cuestión de hasta qué punto la precisión es suficiente. “¿Vamos a tener una máquina que sea precisa al 100%? Eso no es algo que puedan conseguir ni siquiera los humanos”.

Hacer que los programas se familiaricen con la forma en que los humanos hablan realmente debería ayudar a las personas a conversar con los dispositivos de forma más natural, añade Coler, pero se pregunta qué ocurrirá si las máquinas adoptan sus nuevas habilidades y empiezan a lanzarnos sarcasmos. “Si pregunto: ‘¿Tienes tiempo para una pregunta?’ Y me contesta: ‘Ah, sí, claro’, podría pensar: bueno, ¿tiene o no tiene tiempo?”

Traducción: Ligia M. Oliver

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