Hamás sigue siendo fuerte en las zonas ‘despejadas’ por Israel en el norte de Gaza, según expertos
Palestinos buscan sobrevivientes entre los escombros de la ciudad de Jabaliya, en el norte de Gaza, tras los ataques aéreos israelíes. Se cree que Hamás controla las zonas desalojadas por las IDF. Foto: Mohammed Saber/EPA

Analistas creen que puede haber más militantes de Hamás en el norte de Gaza, supuestamente despejado por las fuerzas israelíes hace meses, que en Rafah, la ciudad al sur del territorio descrita por las autoridades israelíes como el “último bastión” de la organización islamista extremista.

Más de un millón de personas han huido de Rafah, la ciudad más al sur de Gaza, siguiendo instrucciones de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), la mayor oleada de desplazamientos desde los primeros meses del conflicto. Las IDF han afirmado en repetidas ocasiones que cuatro brigadas de Hamás, la mayor fuerza que le queda a la organización islamista militante, tienen su base en Rafah.

Sin embargo, aunque las fuerzas israelíes ya han invadido Rafah, los combates en Jabaliya, la segunda ciudad más poblada del norte de Gaza, fueron descritos el mes pasado por oficiales de las FDI como “quizá los más feroces” que se han visto hasta ahora en este conflicto que dura ya siete meses.

“Tenemos que recordar que hay más gente armada de Hamás en el norte de Gaza, en los lugares que las IDF ya han abandonado, que en Rafah… Ésas son las cifras de las IDF. Por eso las IDF tuvieron que volver a Jabaliya y … Zeitoun (una ciudad cercana). Hamás controla todas esas zonas”, declaró a la prensa el mes pasado Eyal Hulata, jefe del Consejo de Seguridad Nacional de Israel desde 2021 hasta el año pasado.

Los funcionarios israelíes, incluido el primer ministro, Benjamín Netanyahu, llevan mucho tiempo afirmando que la ofensiva en curso en Rafah, a pesar de la fuerte oposición de muchos aliados, logrará sus objetivos de guerra al destruir la capacidad de Hamás de amenazar a Israel y liberar a los rehenes en poder del grupo.

Los combates en Yabaliya entre militantes de Hamás escasamente armados y una poderosa fuerza de las FDI pusieron de relieve la capacidad de Hamás para regresar a partes de Gaza de las que se vio obligada a retirarse por anteriores ofensivas israelíes, amenazando con una “guerra eterna” durante meses o incluso años, mientras Israel intenta acabar con una tenaz insurgencia, afirman los expertos.

“Hamás tenía el control total de Jabaliya hasta que llegamos hace unos días”, declaró el ejército israelí antes de su misión en mayo, cuatro meses después de que su portavoz, Daniel Hagari, afirmara que los militantes sólo operaban en la zona de forma esporádica y “sin comandantes”. La semana pasada, Israel declaró que su ofensiva en Jabaliya había concluido, pero no está claro si los militantes habían sido derrotados o simplemente se habían trasladado a otro lugar.

El resurgimiento de Hamás no se limita al envío de hombres armados de vuelta a zonas como Jabaliya, sino que también implica un esfuerzo concertado para mantener la autoridad del grupo sobre todos los aspectos de la vida civil.

“No se trata de una especie de gobierno en la sombra. Sólo hay una autoridad dominante y prominente en Gaza y es Hamás. Los dirigentes de Hamás son muy flexibles y se han adaptado a la nueva situación”, afirmó Michael Milstein, del Centro Moshe Dayan de Estudios sobre Oriente Medio y África, un organismo israelí.

Hamás tomó el poder en Gaza en 2007 y gobernó dentro del territorio hasta la ofensiva israelí del año pasado, que siguió a los ataques por sorpresa contra el sur de Israel en octubre, en los que murieron unas mil 200 personas, en su mayoría civiles, y en los que 250 fueron tomados como rehenes.

Residentes de Jabaliya dijeron que el mes pasado habían visto a funcionarios de Hamás patrullando los mercados, imponiendo controles de precios sobre productos clave y organizando la distribución de ayuda.

“Había un gobierno de Hamás en control, especialmente a través de la policía, pero era de bajo perfil porque estaban en el punto de mira y sólo hacían tareas muy básicas. No era como antes de la guerra”, dijo Joe Shamala, de 26 años, residente que había huido de la ciudad recientemente.

Otras organizaciones civiles más o menos dirigidas por Hamás también permiten una gobernanza de bajo perfil, pero eficaz.

Las dificultades a las que se enfrentan las IDF para lograr una victoria decisiva pueden disuadir a Hamás de aceptar un nuevo acuerdo de paz presentado por Joe Biden el viernes.

Fuentes cercanas a Hamás afirman que Yahya Sinwar, su líder en Gaza cree que la crisis humanitaria en el territorio y la creciente indignación internacional hacia Israel refuerzan a Hamás en las negociaciones.

Los fiscales del Tribunal Penal Internacional quieren detener a Netanyahu y a Yoav Gallant, ministro de Defensa israelí, acusados de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, pero también a Sinwar, a su adjunto, Mohammed Deif, y a Ismail Haniyeh, líder político de Hamás residente en el extranjero, por cargos similares.

Hamás ha denunciado la medida, aunque es poco probable que influya de forma significativa en su toma de decisiones.

“Sinwar y Deif creen absolutamente que morirán en la guerra o que los israelíes los matarán después y, de todos modos, no tienen ningún respeto por algo como la CPI. (Los cargos) podrían ser un inconveniente menor para Haniyeh, pero hay muchos lugares a los que puede ir para estar a salvo de detenciones o lo que sea”, declaró una fuente que habla regularmente con los dirigentes de Hamás.

Más de 36 mil personas han muerto en Gaza desde el comienzo de la ofensiva israelí, en su mayoría mujeres y niños, según las autoridades de salud locales. Las cifras no diferencian entre combatientes y civiles.

Muchos analistas advierten que Hamás puede reclutar fácilmente nuevos miembros para reconstruir su fuerza y que librar una guerra de desgaste contra un “ejército guerrillero” con cierto apoyo popular entre una población de más de 2 millones de habitantes es imposible.

“Mi prudente apreciación es que Hamás sigue teniendo muchas armas… Puedes tomar a un chico de 16 o 17 años y darle un rifle o una granada propulsada por cohete y ya tienes un nuevo combatiente”, afirmó Milshtein.

Mkhaimar Abusada, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad al-Azhar de Gaza, cree que el elevado número de víctimas civiles estimulará el reclutamiento.

“Existe la creencia generalizada de que Israel no está en guerra contra Hamás, sino contra el pueblo palestino”, afirmó. “Hamás no proclamará la victoria, no después de tanta muerte y destrucción, pero no se rendirá. Eso no está en su vocabulario”.

Netanyahu se ha resistido a las presiones de sus aliados y de las FDI para esbozar un plan de administración civil en Gaza por temor a perder el apoyo de ministros de extrema derecha que han abogado explícitamente para que Israel reocupe Gaza y la “migración voluntaria” de sus residentes.

Varios funcionarios estadounidenses han advertido recientemente a Israel que permitir que se cree un vacío de seguridad en algunas partes de Gaza es un grave error estratégico.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, declaró que Israel estaba “en la trayectoria, potencialmente, de heredar una insurgencia con muchos miembros armados de Hamás o, si (Israel) se va (de Gaza), un vacío llenado por el caos, llenado por la anarquía y probablemente rellenado de nuevo por Hamás”.

Max Boot, columnista del Washington Post y autor de una historia de la guerra de guerrillas, escribió que un funcionario estadounidense le había dicho: “Los israelíes están mostrando cómo no hacer contrainsurgencia”.

Traducción: Ligia M. Oliver

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