‘Almacenes en sus patios’: cuando Amazon se expande, estas comunidades pagan el precio ‘Almacenes en sus patios’: cuando Amazon se expande, estas comunidades pagan el precio
Una instalación de Amazon detrás de un conjunto de viviendas en Fontana, California. Foto: Alex Welsh/The Guardian y Consumer Reports

El año pasado, sin apenas avisar, un nuevo almacén de Amazon trajo consigo el estruendo de los tráileres con semiremolque y las camionetas de reparto al vecindario de Gage Park, en Chicago.

El almacén, situado a 450 metros de cinco escuelas, se encuentra en una zona residencial donde más de la mitad de los habitantes en un radio de un kilómetro tienen bajos ingresos y casi el 90% son hispanos.

El vecindario es uno de los cientos en todo Estados Unidos donde la dramática expansión de Amazon ha establecido enormes operaciones comerciales. Los residentes que viven cerca de los nuevos almacenes comentan que se enfrentan a un aumento de la contaminación del aire provocada por los tráileres y las camionetas, a calles más peligrosas para los niños que caminan o andan en bicicleta y a otros problemas relacionados con la calidad de vida, como la congestión del tránsito y el ruido casi constante.

Al igual que Gage Park, la mayoría de estos vecindarios albergan un mayor número de residentes de color y personas con bajos ingresos que el típico vecindario de la misma zona urbana, según una investigación de Consumer Reports (CR).

José Méndez, que vive en Gage Park desde hace 18 años, comenta que su viaje a las 5 de la mañana ahora implica luchar contra los semirremolques por el espacio en una calle residencial cercana. Su esposa se ha quejado con Amazon, no obstante, los tráileres siguen pasando.

Uriel Estrada, un estudiante universitario que vive con su familia a pocas cuadras del almacén, dice que tener a Amazon en el vecindario no es del todo malo: los paquetes llegan mucho más rápido que antes. Sin embargo, comenta que el ruido y el tráfico molestan. “En mi casa, se siente que tiembla porque pasan un montón de tráileres“, dice.

Para analizar la red de entregas de Amazon en todo el país, CR combinó la información disponible comercialmente sobre los almacenes de la empresa con datos de la Oficina del Censo y la Agencia de Protección Ambiental. En colaboración con The Guardian, CR también visitó los vecindarios cercanos a los almacenes de Amazon en Chicago y el área de Los Ángeles. Estos son los principales hallazgos de la investigación:

Amazon construye la mayoría de sus almacenes en vecindarios con un número comparativamente alto de personas afrodescendientes y latinas. A nivel nacional, el 69% de los almacenes de Amazon tienen más personas afrodescendientes y latinas viviendo en un radio de 1.7 km que el vecindario promedio en sus áreas metropolitanas. Algunos de estos son comunidades en las que otras instalaciones industriales ya son motivo de preocupación para los residentes por la mala calidad del aire, el ruido excesivo y el tráfico.

Los vecindarios también son más pobres: el 57% de los almacenes de Amazon se encuentran en comunidades con más residentes de bajos ingresos que el típico del área metropolitana en la que se encuentran.

Es justo lo contrario de lo que ocurre con Whole Foods y otras tiendas minoristas de Amazon. Estas suelen estar situadas en los vecindarios más ricos y blancos de la ciudad, lejos de las comunidades donde Amazon gestiona sus almacenes.

Los responsables de los almacenes no suelen ser considerados responsables de la contaminación del aire procedente de los tráileres y camionetas que los acompañan. Las redes de monitoreo de la calidad del aire existentes están demasiado dispersas como para detectar las emisiones locales.

Los activistas de la comunidad piden a las autoridades locales, estatales y federales que intervengan y regulen la contaminación derivada del tránsito de los almacenes y que consideren los riesgos medioambientales existentes en la zona antes de permitir la apertura de nuevos almacenes.

Amazon construye muchos almacenes en zonas de uso industrial, donde el suelo es económico. Un legado de políticas discriminatorias en todos los niveles de gobierno significa que la mayoría de las personas que viven cerca son afrodescendientes o hispanas, indican los investigadores y los activistas locales.

La investigación de CR muestra que los vecindarios en los que Amazon construye sus almacenes suelen tener un porcentaje mayor de personas afrodescendientes y latinas que el 70% o más de los vecindarios del área metropolitana circundante.

Amazon se está aprovechando de un legado nacional de políticas racistas que han mantenido a las ciudades de todo el país segregadas durante generaciones y que han provocado un impacto desproporcionado en la salud y el medio ambiente de las comunidades de color”, dijo Quinta Warren, directora asociada de política de sustentabilidad de Consumer Reports.

Respirar las diminutas partículas de los gases de escape del diésel y la gasolina aumenta las posibilidades de que una persona padezca asma, desarrolle cáncer o sufra un infarto, según demuestran décadas de estudios. Los niños y los ancianos son especialmente vulnerables. Este tipo de contaminación también puede provocar partos prematuros y abortos.

“Nuestras comunidades son sacrificadas en nombre del desarrollo económico“, dice José Acosta Córdova, de la Organización de Justicia Medioambiental de Little Village, en Chicago, uno de los varios grupos que piden que la ciudad suspenda las aprobaciones de nuevos almacenes hasta que exista un plan para distribuirlos de forma más uniforme.

La vertiginosa expansión de Amazon

El Covid-19 fue bueno para Amazon. Sus ventas mundiales superaron los 100 mil millones de dólares en cada uno de los últimos cuatro trimestres fiscales, superando repetidamente un umbral que pocas empresas alcanzan.

Mientras tanto, la compañía emprendió una expansión masiva, de acuerdo con una base de datos de las instalaciones de Amazon que CR adquirió de MWPVL International, una firma que ayuda a las empresas a planificar sus redes de almacenamiento y distribución.

Entre 2015 y 2019, Amazon inauguró alrededor de 75 nuevos almacenes al año en promedio, que abarcan desde los enormes almacenes que Amazon llama “centros de cumplimiento” hasta los “puntos de entrega” mucho más pequeños que le permiten entregar los paquetes a los clientes en días o incluso horas.

Nuevos almacenes de Amazon

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Fuente: MWPVL International. Incluye 38 almacenes que ya no funcionan.

Sin embargo, en 2020, Amazon abrió casi 300 nuevas instalaciones, casi el mismo número que en los cuatro años anteriores juntos. La rápida expansión continuó en 2021, aunque las cifras definitivas no están disponibles, y está llevando los almacenes de Amazon a docenas de nuevas ciudades, desde Lubbock, Texas, hasta Sioux Falls, Dakota del Sur y San Bruno, California, hasta Ocala, Florida.

Cuando llega Amazon, los residentes se enfrentan al tránsito y la contaminación que provocan los tráileres y las camionetas, pero también se pueden beneficiar de la afluencia de nuevos empleos, de los ingresos fiscales de Amazon o de las inversiones que la empresa realiza en las economías locales.

Amazon rechazó las solicitudes de entrevistas y no proporcionó respuestas detalladas para las preguntas de CR. No obstante, en un comunicado enviado por correo electrónico, la vocera Maria Boschetti dijo: “Amazon se compromete a utilizar su escala para el bien y a ser no solo un buen empleador, sino también un buen socio de la comunidad en los pueblos y ciudades en los que operamos”.

Amazon, por supuesto, no es la única empresa cuyos almacenes generan tránsito y contaminación del aire. Algunas de sus instalaciones más grandes se agrupan con almacenes que pertenecen a otros grandes minoristas, como Walmart, Target y Costco, o a gigantes de la logística como FedEx y UPS.

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“Nuestras comunidades son sacrificadas en nombre del desarrollo económico”, dice José Acosta Córdova, de la Organización de Justicia Ambiental de Little Village, en Chicago. El año pasado, Amazon inauguró un almacén de 316,550 pies cuadrados en el vecindario de mayoría hispana de Gage Park, en Chicago. Foto: Zbigniew Bzdak/The Guardian y Consumer Reports

Sin embargo, la expansión de Amazon durante la era de Covid,19 eclipsa la de sus competidores, señala el presidente de MWPVL, Marc Wulfraat. Solo el año pasado, la empresa inauguró más de dos tercios de los almacenes que gestiona Walmart en total. Las instalaciones de entrega de Amazon colisionan con las densas zonas residenciales, alimentando su implacable impulso para reducir la espera entre el momento en que un cliente envía un pedido y el segundo en que llega a su puerta. En su auge de 2020, Amazon inauguró más de 115 almacenes en un radio de 1.7 km de donde viven al menos 5 mil personas, según el análisis de CR.

“Las comunidades que son sede de instalaciones de entrega terminan siendo las perdedoras”, comenta Sacoby Wilson, director del Centro de Compromiso Comunitario, Justicia Ambiental y Salud de la Universidad de Maryland, College Park, que trabajó junto con CR para analizar las ubicaciones de las instalaciones de Amazon. “Reciben más tránsito, contaminación del aire, embotellamientos y problemas de seguridad para los peatones, pero no reciben su parte justa de las ventajas que conlleva tener el comercio minorista cerca“.

Los enormes almacenes que llegan a muchas comunidades suelen empeorar los problemas existentes, desde el ruido hasta la contaminación del aire de la zona, señalan los investigadores. “La gente puede recibir sus paquetes de Amazon sin tener que pensar en las comunidades de color que soportan la carga de tener el almacén en su patio trasero”, dice Ana Baptista, directora asociada de Tishman Environment and Design Center en The New School de Nueva York.

‘Los tráileres comenzaron a aparecer’

Hace aproximadamente seis años, Brian Kolde y su esposa encontraron la casa de sus sueños en Fontana, una ciudad de Inland Empire de California, la extensa área metropolitana de aproximadamente 4.6 millones de habitantes situada justo al este de Los Ángeles. Es una casa de estuco de dos pisos rodeada de palmeras en un vecindario agradable con un parque cercano.

Éramos felices“, dice. “Entonces llegó Amazon y todos los tráileres comenzaron a aparecer“.

El almacén de Amazon, de 680 mil pies cuadrados, fue construido a la vuelta de la esquina hace dos años. Ahora, el hijo de Kolde, de 11 años, deja la televisión encendida toda la noche para ahogar el constante gruñido de los motores en la calle. Kolde y su esposa dejan un equipo de aire acondicionado portátil en su habitación por la misma razón. “Durante un tiempo, estuvimos apretados como sardinas, todos juntos en una cama, porque los niños se asustaban con el ruido”, comenta. “Ahora se están acostumbrando más”.

Un estudio de tránsito del desarrollador del proyecto calculó que el almacén de Amazon y otro más pequeño situado al lado generaban juntos casi 6 mil desplazamientos de vehículos al día, incluyendo más de 2 mil 300 desplazamientos de tráileres que funcionan con diésel.

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Amazon ha inaugurado cientos de almacenes en zonas urbanas como el vecindario McKinley Park de Chicago. Esto puede añadir el tránsito de camiones y las dañinas emisiones de diésel a las zonas que ya tienen una mala calidad del aire. Foto: Zbigniew Bzdak/The Guardian y Consumer Reports

Poco después de la apertura del almacén, Kolde comenzó a notar grietas en su casa. Los cortes irregulares en el estuco probablemente se debían a las vibraciones constantes generadas por el paso de grandes tráileres, como le dijeron los inspectores municipales. El dinero que Kolde ha invertido en el problema no ha servido para nada. “Han sido cientos de dólares tirados a la basura”, dice. Una vez que repara una grieta, aparece otra.

Inland Empire está repleto de almacenes, y no solo los de Amazon. La proximidad de la zona a los dos puertos marítimos más activos del país, en Los Ángeles y Long Beach, contribuye a consolidar su estatus como capital de la logística de Estados Unidos. De los cientos de almacenes que hay en la zona, Amazon gestiona alrededor de tres docenas, según los datos de MWPVL, incluyendo un par de “centros aéreos” enclavados en los aeropuertos cercanos, desde donde se envían aviones de la marca Amazon a todo el país.

Al igual que la subdivisión de Fontana donde viven los Koldes, la mayoría de las instalaciones de entrega de Amazon en Inland Empire se encuentran en vecindarios con un porcentaje mayor de residentes de color que el típico de la zona, descubrió CR.

La alta concentración de almacenes en Inland Empire es una de las razones por las que tiene una de las peores calidades de aire del país, de acuerdo con las estadísticas de EPA.

La hija de Kolde, de siete años, tiene hemorragias nasales al menos dos veces a la semana y su hijo estornuda constantemente. Kolde comenta que él mismo ha empezado a sufrir hemorragias nasales. Compró purificadores de aire para la casa y rara vez abre las ventanas. “Es una casa estupenda, una buena comunidad, pero ¿hasta cuándo?”, dice. “Todo se reduce a la salud de mis hijos. Si se enferman, ¿para qué vivir aquí?”

Lagunas del tamaño de un tráiler

El grado en que un almacén en específico contribuye a los riesgos ambientales suele ser incierto, debido a dos razones principales.

En primer lugar, nadie realiza un seguimiento público de las emisiones cerca de los almacenes: ni la EPA, ni los gobiernos locales, ni la propia Amazon. Los organismos reguladores del medio ambiente monitorean la calidad del aire en todo el país, pero sus sensores están demasiado dispersos.

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Brian Kolde y su esposa encontraron la casa de sus sueños en Fontana, pero pronto comenzaron a aparecer grietas en el estuco a causa de las vibraciones constantes generadas por el paso de grandes tráileres. Foto: Alex Welsh/The Guardian y Consumer Reports

La segunda razón radica en que los operadores de los almacenes por lo general no necesitan permisos de emisiones que contabilicen el tránsito de tráileres, camionetas y automóviles que generan. Se considera que los almacenes son “fuentes indirectas” de emisiones, que no están reguladas por la EPA ni por la mayoría de las jurisdicciones estatales y locales.

“Los almacenes entran en esta gran categoría gris de la normativa medioambiental porque no son instalaciones industriales tradicionales con una chimenea”, explica Baptista, de la New School.

Ante la ausencia de buenos datos sobre la calidad del aire en la zona, las estadísticas de tránsito pueden ofrecer una idea de lo que significa vivir cerca de un almacén. Más de dos tercios de los almacenes de Amazon en todo el país se encuentran en zonas que tienen una puntuación más alta en una escala de proximidad de tránsito de la EPA en comparación con la mayoría de los demás vecindarios en las zonas urbanas circundantes, descubrió CR. La puntuación de proximidad del tránsito, que se basa en los datos de 2017, calcula el número promedio de vehículos que pasan a menos de 500 metros de un punto cada día, otorgando más peso al tránsito más cercano.

Amazon inauguró cientos de almacenes en los años posteriores a la recopilación de estos datos, lo que probablemente provocó un aumento de los desplazamientos de vehículos en zonas que ya estaban saturadas de intenso tránsito.

Un estudio realizado en 2010 por el Instituto de Efectos sobre la Salud (HEI) reveló que la proximidad del tránsito empeora el asma en los niños y puede perjudicar la función pulmonar, provocar otros síntomas respiratorios y causar cardiopatías y la muerte.

Muy pronto, una nueva norma del Distrito de Gestión de la Calidad del Aire de la Costa Sur de California, que vigila la calidad del aire en la zona de Los Ángeles y de Inland Empire, permitirá llevar una mejor contabilidad de la contaminación relacionada con los almacenes, lo que, en opinión de los expertos, podría ser un modelo para los gobiernos.

La norma exigirá a las empresas que gestionan almacenes de 100 mil pies cuadrados o más que presenten un recuento de los tráileres que entran y salen de sus instalaciones y que elijan entre una serie de opciones para reducir su impacto en la calidad del aire y la salud de la comunidad.

Las empresas pueden electrificar sus flotas de vehículos, instalar paneles solares, proporcionar filtros de aire para los hogares y las escuelas cercanas o elegir el pago de una cuota. La aplicación comenzará en 2022 para las instalaciones más grandes de la zona.

Las promesas de Amazon y los desacuerdos internos

Amazon, por su parte, se ha comprometido a desplegar 100 mil camionetas de cero emisiones para el año 2030 y un pequeño número de ellas ya están en funcionamiento. En su informe de sustentabilidad de 2020 indicó que ese año entregó más de 20 millones de paquetes con vehículos eléctricos en Norteamérica y Europa. (En comparación, Amazon envió más de 4 mil millones de paquetes solo en Estados Unidos en 2020, según un análisis de Pitney Bowes, una empresa de logística).

Boschetti, la vocera de Amazon, señaló en el comunicado enviado por correo electrónico que la empresa elige los lugares donde despliega sus camionetas eléctricas en parte considerando la “proximidad de un almacén a las comunidades ambientalmente desfavorecidas que se beneficiarían de nuestros vehículos eléctricos de entrega en su comunidad”. Señala que algunas camionetas eléctricas ya entregan paquetes en al menos una docena de importantes ciudades del país, como Los Ángeles y Chicago.

Para algunos defensores del medio ambiente y expertos, la electrificación de las camionetas es un comienzo prometedor, pero no es suficiente.

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Un almacén de Amazon se encuentra en el patio de una comunidad de viviendas en California. Foto: Zbigniew Bzdak/The Guardian y Consumer Reports

El año pasado, Amazon encargó a un fabricante canadiense 10 camiones de carga que funcionan con baterías, pero no ha realizado ningún compromiso público para electrificar una mayor parte de su flota de vehículos pesados.

En un “compromiso climático”, Amazon también prometió lograr el cero neto de emisiones de carbono para el año 2040 en toda su enorme operación, que también incluye centros de datos que consumen mucha energía y que soportan el almacenamiento en la nube de internet.

La empresa afirma que su prioridad es eliminar sus fuentes de emisiones de carbono, pero que compensará las emisiones restantes con compensaciones de carbono, como el pago por la restauración de bosques en el extranjero. Por tanto, aunque Amazon alcance el cero neto de emisiones de carbono para reducir su contribución al cambio climático, los vecinos de los almacenes podrían seguir respirando el humo de los tráileres y camionetas que pasen por la zona.

El año pasado, un grupo llamado Amazon Employees for Climate Justice se unió al People’s Collective for Environmental Justice para presentar una resolución a los accionistas en la que se exigía a Amazon que presentara un plan para dejar de utilizar combustibles fósiles y reducir la contaminación que genera en las comunidades vulnerables.

La resolución fracasó en la votación de los accionistas de 2020 por un amplio margen, pero más de 600 trabajadores de tecnología de Amazon firmaron posteriormente una carta en apoyo a los objetivos del grupo.

“Saber que mi trabajo diario se utiliza de cierta manera metódica para contaminar comunidades que no son ricas ni blancas, es molesto, incluso si no es intencional”, dice un miembro del grupo, un desarrollador de software que pidió permanecer en anonimato por temor a represalias.

Llegadas sin previo aviso

Cuando Amazon se muda al otro lado de la calle, sus vecinos en ocasiones son los últimos en enterarse.

Los legisladores locales suelen referirse a sus planes con nombres en clave, como “Proyecto Granite” en DuPont, Washington, y “Proyecto Bluejay” en Bondurant, Iowa, y los constructores en muchos casos no revelan la empresa hasta que se instala.

Sin embargo, los residentes con frecuencia terminan ayudando a subvencionar la expansión de la empresa. El auge de los almacenes nacionales de Amazon se ha nutrido en parte de más de 3 mil millones de dólares en incentivos fiscales desde el año 2000, según una base de datos que mantiene Good Jobs First, una organización de investigación sin fines de lucro.

No es un buen uso del dinero de los contribuyentes“, dice la doctora Christine Wen, investigadora de la organización.

Para las autoridades locales, las exenciones fiscales pueden parecer valiosas si traen empleos a zonas económicamente deprimidas y, una vez que los incentivos fiscales cumplan su función en una década aproximadamente, tal vez incluso algunos ingresos muy necesarios.

Las ciudades que se abstienen de ofrecer exenciones fiscales pueden obtener esos ingresos mucho antes. En un caso extremo, Eastvale, una pequeña ciudad de Inland Empire, en California, que no le ofreció a Amazon ningún incentivo, calculó recientemente que Amazon le paga entre 24 y 30 millones de dólares en ingresos anuales por impuestos sobre las ventas, más que suficiente para cubrir el presupuesto operativo anual de la ciudad.

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Los residentes cercanos al almacén de Amazon en Gage Park, Chicago, dicen que no sabían que se estaba instalando la empresa hasta que apareció el logo de su sonrisa y empezaron a llegar los tráileres y camionetas. Foto: Zbigniew Bzdak/The Guardian y Consumer Reports

“Esto nos ayudará a construir un ayuntamiento, una biblioteca, una estación de policía y una tercera estación de bomberos”, dice Bryan Jones, administrador de la ciudad de Eastvale, que se constituyó hace poco más de una década. “Proporcionan muchos empleos a la gente. Puede que no sea un trabajo que todo el mundo desee hacer en el estado de California, pero es un trabajo para mucha gente“.

Algunos residentes que viven desde hace tiempo cerca de los almacenes de Amazon le dijeron a CR que están contentos con la perspectiva de tener un trabajo cercano.

Una trabajadora del almacén de Amazon en Fontana afirma que los beneficios de la empresa superan a los de sus competidores.

Pero a pesar de los beneficios, dice que todavía tiene sentimientos encontrados. En los ayuntamientos locales, ha escuchado el testimonio de personas cuyos hijos se ven afectados por la contaminación del aire. “Veo cómo afecta a la comunidad”.

Recientemente, varias comunidades de Inland Empire decidieron reconsiderar sus enfoques sobre el desarrollo de los almacenes y los ayuntamientos aprobaron suspensiones para las nuevas instalaciones.

Los opositores a los nuevos almacenes de Amazon señalan que muchos de los nuevos empleos que crean terminan perjudicando a los trabajadores. “Llegan con la pretensión de crear empleos, pero en realidad sabemos que estos trabajos explotan a nuestras comunidades”, comenta Alfredo Romo, director ejecutivo de Neighbors for Environmental Justice, una organización de defensa con sede en Southwest Side de Chicago.

Para Romo, las recién inauguradas instalaciones de Amazon cerca de su casa son la personificación física de una oportunidad perdida. El almacén se encuentra en el vecindario de McKinley Park, a sólo 4.8 km del punto de entrega en Gage Park.

“Pudimos haber hecho tantas cosas buenas aquí, cosas que podrían haber ayudado a la comunidad”, dijo. “Simplemente no vale la pena. Podríamos hacerlo mejor”.

Información adicional de Aaron Brezel. Visualizaciones de datos por Andy Bergmann.

Se encuentra disponible una versión más larga de esta investigación en Consumer Reports. CR creó una petición solicitando a Amazon que aborde el problema de la contaminación del aire y otros impactos en las comunidades circundantes.

Consumer Reports no tiene relación financiera con ningún anunciante en este sitio.

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