Los científicos intensifican la búsqueda del ‘unicornio asiático’, uno de los animales más raros del mundo
El saola es tan escurridizo que ningún biólogo ha visto un ejemplar en estado salvaje. Ahora se apresuran a encontrarlo para poder salvarlo.
El saola es tan escurridizo que ningún biólogo ha visto un ejemplar en estado salvaje. Ahora se apresuran a encontrarlo para poder salvarlo.
Con un peso de entre 80 y 100 kilos y luciendo cuernos largos y rectos, manchas blancas en la cara y grandes glándulas odoríferas faciales, el saola no parece ser un animal difícil de detectar. Pero no fue hasta 1992 que se descubrió esta escurridiza criatura, convirtiéndose en el primer gran mamífero nuevo para la ciencia en más de 50 años.
Apodado el “unicornio asiático“, el saola sigue siendo escurridizo. Nunca han sido vistos en estado salvaje por algún biólogo y solo han sido capturados con cámaras en un par de ocasiones. Existen reportes de aldeanos que intentan mantenerlos en cautiverio, no obstante, murieron a las pocas semanas, probablemente debido a una dieta inadecuada.
En 1992, durante un estudio sobre la fauna en la remota reserva natural de Vũ Quang, una zona boscosa de 212 millas cuadradas en el centro-norte de Vietnam, el biólogo Do Tuoc encontró dos cráneos y un par de cuernos de trofeo pertenecientes a un animal desconocido.
Posteriormente se recolectaron otros 20 ejemplares, incluida una piel completa, y en 1993 los análisis de laboratorio revelaron que el animal no solo era una nueva especie, sino un género completamente nuevo de la familia de los bóvidos, que incluye al ganado vacuno, las ovejas, las cabras y los antílopes.
Inicialmente llamado buey de Vu Quang, posteriormente se le denominó saola (Pseudoryx nghetinhensis), que significa “cuernos de huso“, los brazos o postes (sao) de una rueda de hilar (la) según los grupos étnicos de lengua Lao en Laos y el vecino Vietnam.
El hallazgo fue aclamado como uno de los descubrimientos zoológicos más espectaculares del siglo XX, sin embargo, menos de 30 años después se cree que la población del saola ha disminuido drásticamente debido a la caza furtiva comercial, la cual aumentó en Vietnam desde 1994. Aunque el saola no es el objetivo directo de los cazadores furtivos, la principal amenaza es la caza comercial intensiva de animales para su uso en la medicina tradicional asiática o como carne silvestre.
A pesar de los esfuerzos para mejorar el patrullaje en las reservas naturales en la cordillera Annamita, una importante cadena montañosa que se extiende a lo largo de aproximadamente 680 millas a través de Laos, Vietnam y en el noreste de Camboya, se ha intensificado la caza furtiva. “Miles de personas utilizan trampas, por lo que hay millones de ellas en el bosque, lo cual significa que las poblaciones de los grandes mamíferos y de algunas aves no tienen forma de escapar y están colapsando a lo largo de la cordillera Annamita”, explica Minh Nguyen, alumno de doctorado en la Universidad Estatal de Colorado, que estudia el impacto de las trampas en el muntjac de cuernos grandes, en peligro crítico de extinción.
En 2001 se calculaba que la población del saola oscilaba entre 70 y 700 ejemplares en Laos y varios centenares en Vietnam. En fechas más recientes, los expertos calculan que el número de ejemplares es inferior a 100, una disminución que llevó a la especie a ser catalogada como en peligro crítico en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en 2006, la categoría de mayor riesgo que una especie puede tener antes de extinguirse en la naturaleza. El animal fue capturado con una cámara por última vez en 2013 en la Reserva Natural de Saola, en la zona central de Vietnam. Desde entonces, los aldeanos continúan informando sobre su presencia en zonas del parque nacional de Pu Mat y sus alrededores, en Vietnam, y en la provincia de Bolikhamxay, en Laos.
En 2006, William Robichaud y Simon Hedges, biólogo y especialista en la conservación de la vida silvestre y en la lucha contra el comercio ilegal de especies silvestres en Asia y África, cofundaron el Grupo de Trabajo del Saola (SWG) con el objetivo de encontrar los últimos ejemplares del saola en estado salvaje para llevar a cabo un programa de cría en cautiverio, con el propósito de reintroducir a la especie en la naturaleza en el futuro, en un hábitat natural libre de amenazas.
El grupo SWG conecta a las organizaciones conservacionistas que trabajan en Laos y Vietnam para concienciar, recopilar información de la población local y buscar saolas. Sin embargo, este animal sigue escapándose del equipo. Entre 2017 y 2019, el SWG llevó a cabo una búsqueda intensiva en la que empleó 300 cámaras trampa en una superficie de 11 millas cuadradas del área nacional protegida de Khoun Xe Nongma, en Laos. Ninguna de las millones de fotografías captó al saola.
De acuerdo con la UICN, solo 30% del hábitat potencial del saola ha sido objeto de algún tipo de estudio de vida silvestre y, potencialmente, solo un 2% ha sido objeto de búsqueda intensiva de la especie. Las tecnologías limitan las capacidades: las cámaras trampa no son útiles para detectar animales individuales que se extienden por una gran zona, especialmente en el bosque húmedo y denso del área en la que se encuentra el saola. En agosto de este año, la Comisión de Supervivencia de Especies (CSE) de la UICN pidió que se destinara una mayor inversión para la búsqueda del saola. “Es evidente que los esfuerzos de búsqueda deben aumentar significativamente en escala e intensidad si pretendemos salvar a esta especie de la extinción”, señaló Nerissa Chao, Directora de la Asociación de Acción para las Especies Asiáticas de la CSE de la UICN.
Una organización, la Saola Foundation, está recaudando fondos para una nueva iniciativa cuyo objetivo sería entrenar perros para que detecten señales del saola, como el excremento. Cualquier muestra sería estudiada in situ mediante kits de pruebas rápidas de ADN específico del saola que se están desarrollando conjuntamente con el Laboratorio Molecular de la Wildlife Conservation Society en Nueva York. Si los kits proporcionan un resultado positivo en una hora, los sabuesos expertos en fauna salvaje comenzarán a buscar el saola en el bosque.
En caso de que los resultados sean exitosos, los saolas capturados serán trasladados a un centro de cría en cautiverio que están desarrollando el SWG y el gobierno vietnamita en el parque nacional que se encuentra en Bạch Mã, en la zona central de Vietnam.
“Nos encontramos en un momento histórico para la conservación“, señala Robichaud, presidente de la Saola Foundation. “Sabemos cómo encontrar y salvar a este magnífico animal, que existe en el planeta Tierra desde hace quizá 8 millones de años. Lo único que necesitamos es que el mundo se una y apoye el esfuerzo. No costará mucho, y la recompensa, para el saola, para la cordillera Annamita y para nosotros mismos, será enorme”.