Meng Wanzhou: la ‘princesa de Huawei’ se convirtió en el rostro de una disputa de alto nivel
El caso de la ejecutiva ha hecho que las relaciones de China con EU y Canadá caigan en picada con acusaciones de arrestos políticos y 'diplomacia de rehenes'.
El caso de la ejecutiva ha hecho que las relaciones de China con EU y Canadá caigan en picada con acusaciones de arrestos políticos y 'diplomacia de rehenes'.
Hasta que fue detenida en el aeropuerto de Vancouver en diciembre de 2018, Meng Wanzhou no era un nombre conocido. Pero ahora la ejecutiva de Huawei, de 49 años, se ha convertido en el rostro de una disputa trilateral de alto nivel entre China, Canadá y Estados Unidos.
El miércoles terminó una maratónica audiencia de extradición en Vancouver, después de meses de disputas legales sobre si debería ser enviada a Estados Unidos para enfrentar los cargos de fraude criminal. Si el juez dicta que sí en la próxima audiencia en octubre, el caso se enviará al ministro de Justicia de Canadá para que emita una decisión final. El cual tiene la posibilidad de prolongarse durante años.
El caso es complicado, de alto perfil y algo peculiar. Ha hecho que las relaciones de China con Estados Unidos y Canadá se desplomen con acusaciones de detenciones políticas y “diplomacia de rehenes” emitidas a través de las fronteras, y una creciente retórica nacionalista tanto por parte de China como de Estados Unidos.
‘Princesa de Huawei’
Meng, que también es conocida por su nombre en inglés, Sabrina, es la directora financiera y vicepresidenta del consejo de administración del poderoso gigante tecnológico chino fundado por su padre, Ren Zhengfei.
Al igual que Huawei, el ascenso de Meng hasta la cumbre del negocio mundial de las telecomunicaciones también es una historia de la larga búsqueda de “riqueza y poder” por parte de China. Dentro de la empresa que construyó su padre, Meng ascendió rápidamente hasta convertirse en su directora financiera en un momento controvertido para el gigante tecnológico, ya que los gobiernos del mundo comenzaron a bloquearlo en las infraestructuras estatales, preocupados por sus obligaciones de intercambio de datos y enlaces con Beijing.
Ella es objeto de un inmenso orgullo nacional: una mujer china que logra un impacto real en un club dominado por hombres de la élite empresarial mundial. Los medios de comunicación estatales han llamado a Meng la “princesa de Huawei” y han hecho una campaña para su liberación, retratándola como un rehén de los dos gobiernos estadounidenses.
“La sociedad china desde el principio, incluido el gobierno, ha tenido la creencia de que este es un caso diseñado y manipulado por Estados Unidos, que se trata de un caso político y no de un caso legal”, comentó el profesor de derecho Wang Jiangyu de la City University de Hong Kong.
“Se trata de una persecución política por parte de Estados Unidos contra los ciudadanos chinos, y un ejemplo más de la irracional represión de las empresas chinas por parte del gobierno estadounidense y de los intentos de frenar el desarrollo de las industrias de alta tecnología de China”, indicó recientemente el periódico People’s Daily en Weibo.
Nacida en Chengdu, en la provincia suroccidental china de Sichuan, Meng obtuvo una maestría en contabilidad de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong, y trabajó para el Banco de Construcción de China antes de unirse a la empresa de su padre, Huawei, en 1993. Huawei le atribuye la creación de su “organización financiera unificada a nivel mundial” y la estandarización de los sistemas organizacionales y de procedimiento de toda la empresa, además de liderar una asociación que ha durado años con IBM.
Durante el juicio de extradición, Meng vivió con su esposo y sus dos hijos, en un vecindario adinerado de Vancouver, donde había vivido anteriormente durante varios años a principios de la década de 2000. Entre sus vecinos se encuentra, irónicamente, el consulado general de Estados Unidos, la dirección del máximo diplomático estadounidense en Vancouver.
“En otras palabras, Canadá, un vasto país de 37 millones de habitantes, está siendo aplastado por la rivalidad de los vecinos de esta única calle de Vancouver”, señaló un documental de la BBC el año pasado.
Una carta abierta dirigida a sus seguidores en el primer aniversario de su arresto permitió conocer la vida que lleva ahora. “En estos momentos, el tiempo parece pasar lentamente. Es tan lento que tengo tiempo suficiente para leer un libro de principio a fin”, escribió. “Puedo dedicar tiempo para discutir las pequeñeces con mis colegas o para terminar minuciosamente un cuadro al óleo”.
En su casa de valor multimillonario, Meng ha recibido visitas tanto de una masajista como de un profesor de arte. Durante el día, tiene libertad para moverse dentro de los límites de la ciudad, y las fotografías de su salida del juzgado la muestran con brillantes vestidos y tacones de aguja, complementados con un dispositivo de localización atado a su tobillo.
Los documentos judiciales revelan que Meng prefiere las tiendas de diseño de lujo en las que puede comprar con privacidad. Pasó el día de Navidad en un restaurante del centro de la ciudad que atendió exclusivamente a su grupo de 14 personas.
Pero las condiciones de vida de Meng en Canadá contrastan fuertemente con las de los dos canadienses detenidos en aparente represalia por su arresto. Michael Spavor y Michael Kovrig han estado detenidos bajo condiciones estrictas en China, sometidos a interrogatorios y presuntos malos tratos. Las autoridades chinas niegan que sus detenciones estén relacionadas, pero también sugieren repetidamente que su libertad está vinculada a la de Meng.
‘Una figura icónica’
Antes de su arresto, el perfil de Meng solía verse eclipsado por el de su padre y jefe, Ren, un multimillonario miembro del Partido Comunista Chino y exingeniero del ejército.
“Siempre que la gente hablaba de Huawei, se refería a él“, señaló Wang.
“La percepción pública, su imagen pública, se debe a que es el fundador de la empresa tecnológica más exitosa de China y por haber desarrollado una tecnología nacional, o al menos esto es lo que se cuenta en China, por lo que se le considera un hombre fuerte”.
Wang comentó que China ha luchado arduamente para que Meng regrese, no porque tenga conocimientos internos sobre la tecnología de Huawei, y aunque así fuera, estarían ampliamente desactualizados, sino porque se ha convertido en una “figura icónica” que representa los agravios contra China y el maltrato percibido por parte de Occidente. Los líderes chinos quieren demostrar que protegerán a todos sus ciudadanos en el extranjero, pero también que Meng es una persona importante que trabaja para una empresa importante, y que ha sido detenida injustamente por el bando contrario en medio de una fría guerra tecnológica y comercial.
“Recuperarla es simbólico, pero muy significativamente simbólico. El gobierno chino no puede permitirse el lujo de que la envíen a Estados Unidos”, comentó Wang.
Wang señaló que había aspectos en su detención que concedían cierto mérito a las afirmaciones de China de que esta estaba motivada políticamente. Los comentarios públicos del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre que podría intervenir en el caso si eso ayudaba a conseguir un mejor acuerdo comercial, reforzaron el argumento de China.
Y también están las circunstancias de su presunto delito. “Meng Wanzhou estaba realizando la presentación al personal de HSBC en su calidad de alta ejecutiva de Huawei (…) no en su calidad de persona”, explicó.
“En este tipo de casos no se arresta a los altos ejecutivos: ella lo estaba haciendo en representación de la empresa. Por lo que la petición de arrestarla en Canadá resulta bastante ridícula, y definitivamente motivada políticamente. Pero no diría lo mismo del proceso de juicio (de extradición). Canadá es un país de derecho… Se deben separar los dos procesos”.
Meng ya no es de bajo perfil. Numerosos artículos chinos se han centrado en su visión empresarial, su elegancia, su esposo solidario y sus publicaciones en las redes sociales, como sus cartas dirigidas a sus familiares por perderse sus cumpleaños. El jueves, una declaración de apoyo de parte de Huawei se convirtió en el término de búsqueda número uno en el motor de búsqueda chino Baidu.
Esta semana, cuando China cumple los mil días de detención de Meng en Canadá, el tabloide estatal Global Times inició una petición en línea solicitando firmas “para exigir que Canadá libere a la ciudadana china Meng Wanzhou que es perseguida por Estados Unidos“.
Un año después de la detención de su hija, Ren la elogió y comentó a la cadena CNN que su relación había florecido debido a su situación. Hablan a menudo y él y su esposa visitaban con frecuencia Vancouver.
“Ella debería estar orgullosa de haberse visto envuelta en esta situación. En la lucha entre las dos naciones, ella se convirtió en una moneda de cambio”, comentó.
Información adicional de Chi Hui Lin