‘Quiero que Nestlé dé explicaciones’: las familias luchan por obtener respuestas en el escándalo por la bacteria E. coli
Una noche de pizza se convirtió en una tragedia después de que Nathan Aïech, de 8 años, muriera a causa de una infección relacionada con la bacteria E. coli. Un grupo de 48 familias presentó una demanda civil de 250 millones de euros por negligencia grave contra Nestlé France.
Una noche de pizza se convirtió en una tragedia después de que Nathan Aïech, de 8 años, muriera a causa de una infección relacionada con la bacteria E. coli. Un grupo de 48 familias presentó una demanda civil de 250 millones de euros por negligencia grave contra Nestlé France.
Cuando Nathan Aïech, de ocho años, se sentó a comer pizza un viernes por la noche con su padre y su familia reconstituida en su casa en las afueras de París, era su tradicional comida “divertida” de fin de semana. La familia había comprado una pizza congelada Buitoni, cuyo colorido empaque presumía de dos siglos de tradición culinaria italiana. Parecía mejor que las opciones más económicas del supermercado. “Un niño siempre está contento cuando cena pizza”, dice Yohan Aïech, el padre de Nathan.
Nathan era un niño deportista, completamente sano, que quería ser conductor de trenes de alta velocidad. Dos días después de la cena se quejó de un dolor de estómago. Al cabo de una semana, luchaba por su vida en terapia intensiva, con los médicos indicando que su cerebro, corazón y riñones estaban en peligro. Tras una diálisis, una cirugía y dos infartos, Nathan murió el 18 de febrero. Las autoridades sanitarias francesas confirmaron posteriormente que la infección por la bacteria E. coli y las complicaciones que le causaron la muerte podían estar relacionadas con la gama de pizzas Fraîch’Up de Buitoni.
Nathan fue el primer niño que murió en lo que se ha denominado como el mayor escándalo alimentario de Europa en 30 años. El brote de E. coli, que causó la muerte de dos niños y dejó a más de una docena con complicaciones de salud graves y permanentes, ha suscitado el miedo en la industria alimentaria francesa y el pánico en los consumidores.
En el centro de la polémica se encuentra Nestlé, uno de los conglomerados alimentarios más grandes del mundo, que es propietario de Buitoni como parte de su gama de marcas, que van desde KitKat hasta Nespresso y los helados Häagen-Dazs. Nestlé, que ha tenido varias polémicas en su larga historia –desde el boicot contra la comercialización de la fórmula láctea para bebés en los países en desarrollo en la década de 1970 hasta las disputas por la extracción de agua embotellada en Norteamérica– ahora se enfrenta a uno de sus mayores retos.
“El dolor que sentimos es indescriptible”, comentó Aïech. “Nathan confiaba en sus padres para alimentarlo. Quiero que Nestlé nos explique cómo ocurrió esto y qué se implementará para que no vuelva a ocurrir”.
Se está llevando a cabo una investigación penal preliminar por homicidio involuntario, lesiones e incumplimiento de los requisitos de seguridad alimentaria. Ahora, un grupo de 48 familias, que incluye a 55 víctimas, presentó una demanda civil de 250 millones de euros por negligencia grave contra Nestlé France, y está presionando para que se cambie la ley y se mejoren los controles en la industria alimentaria.
En abril, el Estado ordenó a Nestlé France que suspendiera la producción en su fábrica Buitoni ubicada en Caudry, en el norte de Francia, donde se fabricaba la gama de pizzas Fraîch’Up. La orden de suspensión destacaba “el deterioro de los controles de higiene de los alimentos” e indicaba que las inspecciones habían demostrado la presencia de “roedores” y medidas insuficientes para evitar que las plagas contaminaran el lugar de producción de alimentos.
Nestlé France anunció el mes pasado que había analizado más de 2 mil muestras extraídas de su fábrica y de sus ingredientes, y que una contaminación por E. coli en la harina parecía ser “la explicación más probable”, añadiendo que no había encontrado ningún rastro de la bacteria en las líneas de producción. La investigación judicial que dirige un juez tendrá la última palabra, no obstante, podría durar años. La empresa afirmó que cooperará con las autoridades y que “adoptará las medidas necesarias” para que no vuelva a ocurrir algo parecido.
Pierre Debuisson, abogado de las familias, calificó las muertes y la enfermedad como “una tragedia humana sin precedentes”.
Cuando la bacteria E. coli infecta a los seres humanos, en particular a los niños, puede causar complicaciones como el síndrome urémico hemolítico, un tipo de insuficiencia renal. Debuisson señaló que muchos de los niños supervivientes fueron tratados en terapia intensiva y que algunos sufrieron daños permanentes en sus órganos.
“Todos pueden identificarse con esto, todos comen pizza”, señaló. “Cientos de miles de franceses podrían haberse encontrado en esta situación”.
Debuisson dijo que quería respuestas por parte del Estado y de Nestlé France respecto a los procesos de limpieza de la fábrica y la demora en relacionar el brote de E. coli con las pizzas. Las agencias estatales informaron a Nestlé France el 17 de marzo sobre una posible relación, y al día siguiente la empresa retiró casi un millón de pizzas Fraîch’Up, detuvo las entregas y suspendió la producción. Sin embargo, Debuisson comentó que durante las semanas posteriores a los primeros casos de niños enfermos en enero, las pizzas seguían siendo consumidas. Añadió que Nestlé ya se había enfrentado a un caso de contaminación por la presencia de E. coli en la masa utilizada para las galletas en Estados Unidos en 2009 y que debería haber sido consciente de los riesgos.
Las familias ahora quieren que se modifique la ley para crear controles más estrictos sobre la producción de alimentos y sanciones más elevadas en caso de infecciones. Debuisson señaló que la investigación penal del Estado no estaba avanzando lo suficientemente rápido. “Las familias a las que represento están consternadas, se sienten abandonadas por el sistema judicial”.
Una joven pareja de Bretaña, que se reunió para cenar pizza Fraîch’Up de Buitoni en febrero, dijo que sus vidas habían quedado destruidas. Théo Soavi era militar y su esposa, Ludivine, cuidaba a tiempo completo a su hijo Kelig, de dos años y medio. Kelig ya había cenado, pero comió un poco de pizza de los platos de sus padres.
“Mordisqueó pequeños pedazos junto a nosotros, ni siquiera una rebanada entera”, explicó Soavi. Después de tres semanas en terapia intensiva, incluida una operación de corazón de emergencia, Kelig murió el 10 de marzo. “Desde entonces, nos sentimos solos”, dijo Soavi. “Esta es una lucha por la verdad y para que Nestlé reconozca su responsabilidad. Hemos perdido todo, ya no tenemos nada que perder”.
Aurélie Micouleau, que vive cerca de Montpellier, en el sur del país, contó que la vida de sus hijos cambió para siempre después de compartir una pizza Fraîch’Up de Buitoni a finales de febrero. Primero, su hijo Curtis, de cinco años, se enfermó y fue tratado en terapia intensiva, con la incertidumbre de si podría sobrevivir, ya que las complicaciones afectaron sus riñones y su cerebro.
Después, su hermano de 10 años, Preston, fue trasladado de urgencia al hospital. Ambos estaban en diálisis renal y luchaban por su vida. Ahora están delicados, toman medicamentos y se enfrentan a problemas de salud permanentes. “Vivimos con el temor constante de que tengan una recaída o necesiten un trasplante de riñón, o del efecto en sus cerebros”, dijo Micouleau. “Ahora ni siquiera sabemos su esperanza de vida. Habrá disminuido”.
Los chicos suelen regresar de urgencia al hospital. “Se despiertan en la noche golpeando las paredes por las pesadillas”, explicó Micouleau. “Como padre piensas: ‘Le di a mi hijo algo que lo envenenó’ y el sentimiento de culpa es algo muy difícil. Luchamos por la verdad y la justicia, y para que las empresas alimentarias dejen de comportarse como quieran debido a sus miles de millones”.
Nestlé France indicó que “reiteraba su profunda compasión por las víctimas y sus familias” y que había creado un fondo para los padres, administrado por una organización benéfica independiente. La empresa negó los informes de la radio France Info de que se había reducido el tiempo de limpieza de la fábrica en los últimos años. La fábrica Buitoni de Nestlé en Caudry podría recibir la autorización para reabrir tan pronto como el próximo mes, después de su desmontaje y limpieza, pero la línea de producción de pizzas Fraîch’Up sigue suspendida.
No obstante, las familias ya no compran ningún producto Nestlé, desde los cubos de caldo hasta la comida para mascotas. “No puedo volver a confiar en ellos”, dijo Aïech. “Y nunca más les daré otro centavo”.