Así se construye en Mazatlán el acuario más grande de América Latina

Más de 20,000 metros cúbicos de concreto, casi 2,300 toneladas de acero, 126 de estructura metálica y 150 de acrílicos. Eso es lo hay detrás del que será el acuario más grande de América Latina. Su ubicación: el Pacífico mexicano, específicamente en el puerto de Mazatlán.

El nuevo Acuario Mar de Cortés es visto ya como una de las nuevas joyas turísticas de la ciudad y la culminación del proyecto del Parque Central, el cual pasó de ser un área desolada a una zona reconvertida para atraer el turismo nacional y extranjero. Esta obra, anticipan, tendrá más de 5,000 visitantes a partir de octubre, cuando se prevé que abra sus puertas.

Para su construcción y puesta en funcionamiento se invertirán 2,907 millones de pesos (mdp), en coordinación con los gobiernos federal y estatal, así como la iniciativa privada. La inversión inicial fue de 1,400 mdp.

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“Este proyecto no se construye como un edificio tradicional porque exige un cuidadoso análisis para garantizar la calidad de vida de las especies, siempre se privilegiará su buen trato, el respeto y la integridad. Esto nos lleva a buscar a expertos que nos puedan proveer los equipos y sistemas adecuados para ello”, destaca Guillermo Zerecero, director de Kingu Mexicana, empresa que encabeza la construcción de este acuario.

Un proyecto de retos

Con 17,320 metros cuadrados de construcción, el desplante del edificio está en 7,400 metros de área de exhibición, y contará con 4.1 millones de litros de agua en los tanques, a los que se suman los 200 millones de litros del lago que conectará al acuario con el Parque Central.

“No hay en el mundo un acuario que tenga los 50,000 metros cuadrados que vamos a meter de terreno ni los 4.1 millones de litros de agua en área de exhibición y un lago de 200 millones de litros de agua“, subraya. Esto es lo que hace tan complejo y desafiante el proyecto.

El directivo destaca que los retos son varios y van desde la parte financiera hasta garantizar su óptimo funcionamiento, siempre anteponiendo la salvaguarda de las especies y los pilares de investigación y educación.

“El reto financiero ha sido enorme”, resalta al mencionar que uno de los principales desafíos de la obra es hallar un equilibrio entre los costos del proyecto y su operación, con los ingresos que necesita para garantizar una óptima operación y mantener siempre vigente el centro de investigación de vida marina, uno de los pilares del nuevo acuario.

‘Contagio’ de la pandemia

El Acuario Mar de Cortés inició formalmente su construcción en febrero de 2019, semanas antes de la llegada del coronavirus a México. Estaba previsto que su inauguración fuera el 1 de mayo de 2021; sin embargo, la situación sanitaria mundial obligó a aplazar cinco meses su apertura.

“Si de por si levantar este proyecto en un entorno normal era complicado, hacerlo en pandemia ha sido monumental“, menciona Zerecero. La pandemia causó que proveedores internacionales aplazaran las entregas y subieran sus precios.

Esos retrasos, explica, afectan no sólo los tiempos que se tenían contemplados, sino también el costo de la obra por reprogramar un proyecto en el que se tiene a cientos de personas trabajando. “No es que se pueda despedir a la gente y volverla a traer, hay que aguantarla y seguirle pagando; y eso implica un gasto adicional”.

En la construcción trabajan alrededor de 500 personas y se tiene un poco más del 50% de avances. En total se prevé que el proyecto generará 2,975 empleos entre operativos, administrativos, de diseño y de supervisión. Y operará con una plantilla de 140 empleados y 40 becarios.

“Estas son las cosas que hacen complicado el proyecto. Nada que no fuera rescatable, pero sí hay que tener ingenio, creatividad y relaciones para buscar recursos y que esos problemas no afecten el proyecto”, considera Zerecero.

Cuidado de las especies

El Acuario Mar de Cortés tendrá 19 salas de exhibición y cuatro patios interiores. En su primer año contará con 260 especies y 5,000 ejemplares en exhibición, y para el tercero prevén que estas cifras se tripliquen para tener 780 especies y 25,000 ejemplares.

Al inicio no pueden entrar más, detalla el director del proyecto, porque las especies se tienen que ir acostumbrando a una nueva forma de vida.

Otro de los pilares del acuario es la debida conservación y bienestar de los animales. Para ello se recurrió no sólo a los proveedores de equipamiento y sistemas, sino también a expertos en el cuidado de los ejemplares en exhibición.

Como es el caso de Ocean Wise, que junto a la española Oceanogràfic, conformarán la fundación con la que contará el acuario. Ambos organismos internacionales estarán vinculados en los trabajos de preservación y cuidado de las especies.

Fue el equipo de Ocean Wise —que opera el acuario de Vancouver, en Canadá— quien propuso adoptar este modelo basado en investigación, educación y exhibición, explica Zerecero. En ese sentido se tuvo que repensar el esquema desde su concepción hasta su operación, y al tratarse de procesos encadenados, cuando se realínea el de operación y el de negocios, eso incide en los procesos de construcción.

Para ajustarse al esquema propuesto, la empresa turca MAT se sumó al proyecto y rediseñó los sistema de soporte de vida para tener los equipos más modernos y que permitan tener un conocimiento y control de lo que pasa en cada una de las peceras; es decir, que a través de un dispositivo los encargados puedan conocer en tiempo la real las condiciones existentes en cada tanque para actuar cuando sea necesario.

El también llamado Nuevo Acuario de Mazatlán buscará posicionarse en la lista de los mejores acuarios en el mundo, entre los que figuran el Acuario de Georgia, ubicado en Atlanta y considerado el más grande del plantea con más de 30,000 metros cúbicos de agua y miles de animales marinos; y el Okinawa Churaumi, el segundo más grande y situado en Japón. Además de desplazar al Acuario Inbursa, en Ciudad de México y con 3,600 metros cuadrados de área de exhibición, como el más relevante del país.