Deserción y alumnos fantasma, estragos de un año de clases a distancia
En casi la mitad de países de Asia y el Pacífico los colegios llevan cerrados más de 200 días. Foto: Katerina Holmes / Pexels.

A los 13 años, Héctor Domínguez abandonó el sexto grado de primaria. A pesar de que Emma Gómez se convirtió en su tutora legal para inscribirlo en agosto de 2020 a la escuela Francisco I Madero en Ecatepec, el menor escapó de su casa y regresó a su tierra natal en Ixtlahuaca, muy cerca de Toluca. 

“Es un jovencito bastante desenvuelto, trabajador y muy responsable”, lo describe Gómez. Cuando fue inscrito al último grado de la primaria, se fue a vivir con sus tíos al municipio de Nezahualcóyotl. Ahí comenzó a tomar clases en línea. Aunque Emma no era su profesora, por su formación docente le ayudaba con las tareas. 

“La intención era que obtuviera su certificado de primaria”, explica su tutora. Pero desde enero perdió comunicación con él, sólo sabe que Héctor dejó de estudiar.

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Más de 740,000 niños y jóvenes no concluyeron el ciclo escolar 2019-2020. De ese total, el 58.9% lo hizo por una razón asociada a la emergencia sanitaria, mientras que el 8.9% por falta de recursos, según la Encuesta para la Medición del Impacto Covid-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020 realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)

Del total de alumnos de primaria que interrumpieron su educación, el 73% fue a causa de la pandemia. En el caso de nivel secundaria, el 57% abandonó sus estudios por la emergencia sanitaria y el 5% por falta de recursos económicos. 

Estos números no reflejan la magnitud del problema, dice el presidente ejecutivo de Mexicanos Primero, David Calderón. A la fecha, la Secretaría de Educación Básica (SEP) no ha publicado la cifra oficial de deserción escolar. “Esta encuesta es una serie de entrevistas telefónicas que concluyeron en diciembre, seguramente los números son más altos”. 

En entrevista para La-Lista, Calderón añadió que a causa del complicado panorama económico por la emergencia sanitaria, algunos estudiantes tuvieron que salir de la escuela para comenzar a trabajar y apoyar en el gasto familiar. En el nivel medio superior, 18% de los alumnos que desertaron tuvo que ingresar al mundo laboral, mientras que el 17.1% de los universitarios se ausentaron de la escuela por esa misma razón. 

Esos estudiantes que están dejando los estudios y el contacto con sus maestros pueden pensar que es algo temporal, pero en general lo que muestra es que se vuelve permanente”.

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Una de las complicaciones de quienes dejan sus estudios truncos a nivel básico es que se emplean en el sector informal. Este tipo de empleos, según el especialista, carecen de seguridad social, posibilidad de ahorrar y hacerse de un patrimonio. 

El ingreso laboral promedio de una persona que se emplea en el sector informal en la industria manufacturera es de 2,871 pesos, mientras que desde el ramo formal la ganancia es de 5,577 pesos. En el caso del comercio, los ingresos en la informalidad son de 2,614 pesos y de manera formal la remuneración es de 5,222 pesos, según estimaciones del cuatro trimestre de 2020 del Coneval. 

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Los estudiantes inscritos pero ausentes

Además de quienes decidieron interrumpir sus estudios, hay alumnos que no se han reportado con sus profesores durante el ciclo escolar, explica Javier Rodríguez, coordinador de Educación Básica en Aguascalientes. “Quizá en las escuelas los tenemos registrado de que allí están, pero tienen abandonada la escuela”. 

Ese fue el caso de Juan Carlos, alumno de la profesora Minely Pérez. Aunque la docente llamó en varias ocasiones a la madre del menor, la tutora dejó de contestar. “El pequeño está a cargo de la abuelita, no tiene celular y no sabe de esas cosas”. 

La profesora de primaria compartió que tras un año de clases a distancia los niños están agotados y se aburren fácilmente. Al inicio del periodo escolar, los padres le solicitaron que se conectara diario a la plataforma de Google Meet, pero a la fecha sólo cuatro de sus 14 alumnos entra a la sesión. “Al inicio era una vez a la semana, pero ahora es diario, porque no era obligatorio la clase en línea. Se conectan hasta nueve esporádicamente”.

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Para ella también ha sido desgastante el mantener clases a distancia, sobre todo porque tiene que empalmar los contenidos de su planeación con los programas de Aprende en Casa de la SEP que se transmiten por la televisión y los materiales disponibles que tiene los estudiantes. 

Aceptó que extraña las clases presenciales, aunque aún hace falta que las autoridades mejoren el protocolo para regresar a las aulas: por ejemplo, que garanticen el abastecimiento de agua en los planteles. “Tenerlos presencialmente (a sus alumnos) es lo mejor para mí, pero hay todas estas situaciones que hay que pensar antes del regreso“. 

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