‘Hasta poner un negocio es inseguro’, afirma Norma, viuda de la masacre en Reynosa
Foto: Facebook / Guardia Nacional

Norma Patricia ve un panorama complicado para encontrar cómo ganarse la vida, especialmente después del asesinato el 19 de junio pasado de su esposo Juan Francisco en Reynosa, junto con otras 14 personas, por un grupo armado que eligió al azar a sus víctimas.

La violencia y la inseguridad que asola a esa localidad de Tamaulipas, ha agravado su situación pues apenas dos meses antes, en abril, su hijo Ernesto Alonso fue baleado por una banda que intentó secuestrarlo.

Juan Francisco, de origen guatemalteco, fue asesinado mientras se disponía a ir a comprar piezas para reparar un celular. En eso se ocupaba para tener un ingreso extra, además del taller mecánico en el que trabajaba desde hace un lustro. Hace dos sábados salió de su casa y pocos metros adelante, cuando paró un taxi, sujetos armados llegaron a balearlo junto con el chofer del vehículo que iba a abordar.

La historia de Ernesto Alonso es parecida. El 28 de abril salió de su casa para ir a trabajar y justo en la entrada de su casa hombres armados se bajaron de una camioneta para intentar subirlo, después le dispararon en el estómago y murió.

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Ambos crímenes ocurrieron este año, en menos de dos meses y fuera de la casa de Norma en la colonia Almaguer, donde hasta ahora ninguna autoridad la ha visitado o contactado para informarle sobre el avance de las investigaciones de estos hechos. Tampoco le han hecho saber los derechos que le otorga la Ley de Atención a Víctimas de Tamaulipas por ser familiar de dos personas asesinadas, empezando por una reparación del daño que incluya una ayuda económica y psicológica para que pueda seguir adelante con su vida.

Con datos a 2020, en Tamaulipas se cuenta con alrededor de 58 mil víctimas directas e indirectas del delito o violaciones de derechos humanos; sin embargo, el Observatorio Ciudadano de Derecho de las Víctimas señala que la Comisión Estatal de Atención a Víctimas no ofrece públicamente información financiera ni informes de actividades.

Luego de los fallecimientos de Juan Francisco y Ernesto Alonso, Norma se ha quedado a cargo de sus tres hijas y dos nietas. Las menores tienen tres, seis, ocho, nueve y diez años. Esto ha provocado que el acceso a la justicia no sea su única preocupación, ahora tiene que encontrar la manera de buscar el sustento para sus pequeñas.

“Antes de todo esto, trabajábamos los tres para poder juntar lo de la casa, era la renta, el agua, la luz, la comida de las niñas, ellos me ayudaban mucho porque ingresaban dinero”, relata Norma vía telefónica desde Reynosa. “Ahora va a ser muy complicado porque no tengo dónde dejar a las niñas para poder salir a trabajar y va a ser difícil encontrar a alguien que las cuide, hay personas que lo hacen, pero cobran 300 pesos a la semana”.

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Norma ha quedado viuda en un estado donde, según un informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), entre el 2008 y 2018 incrementó 1.4% la cantidad de mujeres que estaban en situación de pobreza. De igual forma una  encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestra que solo el 32% de las tamaulipecas tenía un empleo hasta el primer trimestre de este año.

Debido a que el crimen organizado le arrebató a Juan Francisco y Ernesto Alonso, ambos dedicados a la reparación de automóviles, Norma ha pensado en mudarse con uno de sus hermanos para evitar el pago de la renta de su hogar y otros servicios. Una vecina también le ha ayudado estos últimos días a comprar alimentos para ella y sus pequeñas.

El caso de Norma es un ejemplo de cómo la violencia en Reynosa puede poner en aprietos la vida de sus habitantes en más de un aspecto. Al dolor por la muerte de un ser querido le sigue la presión económica. Después, si el familiar de la víctima quiere salir a trabajar, la misma situación de violencia en el estado puede obstruir ese deseo.

“Yo sé que podría poner un negocio, pero a como estamos ahorita a lo mejor hasta ponerlo es inseguro”, expresa Norma. “La verdad yo en estos momentos no salgo si no es acompañada y evito hacerlo por las noches”.

Violencia en Reynosa

Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), hasta mayo del 2021 en la ciudad de Reynosa se han abierto por lo menos 55 carpetas de investigación por el delito de homicidio doloso. Esto es una cuarta parte de los 206 expedientes que se han acumulado en todo Tamaulipas durante este año.

El último episodio de terror que se vivió en Reynosa fue el sábado 19 de junio. Una matanza de 15 personas al azar por parte de un grupo delictivo. Albañiles, taxistas, comerciantes, un enfermero y otras personas que no tenían nada que ver con el crimen organizado fueron asesinadas en cinco colonias distintas: Bienestar, Almaguer, Lampacitos y Unidad Obrera.

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La magnitud del crimen hizo que la Fiscalía General de la República (FGR) atrajera el caso la semana pasada y el presidente Andrés Manuel López Obrador también instruyó a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) para que le dé seguimiento.

Por otra parte, Norma relata que después de la masacre del 19 de junio, donde falleció su esposo, en Reynosa aún se siente un ambiente de tensión y miedo.

“Antes podíamos salir a la calle, yo me sentaba en la banqueta con mi esposo y las niñas jugaban en el patio”, menciona Norma. “Ahorita la verdad en Reynosa vivimos con mucho miedo, a mis hijas no las dejo salir ni asomarse en la ventana, nos la pasamos en la casa y si debo salir, le hablo un hermano que tiene camioneta para que me lleve y me traiga”.

Desde abril del 2017 en Tamaulipas se publicó la ley por la que se crea la Comisión Estatal de Atención a Víctimas, encargada de proteger a quienes sufrieron alguna violación a sus derechos humanos. Además de la investigación que las autoridades deben realizar, esta comisión tiene la obligación de atender a Norma, algo que hasta ahora no ha ocurrido y ella desconoce el procedimiento que debe seguir para lograr esto.

“Solo pido que agarren a los culpables del asesinato de mi hijo y mi esposo, que haya paz en Reynosa, que podamos tener un negocio para sustentar a la familia, que los que salen a trabajar puedan salir sin la preocupación de que dejaron a su esposa y sus hijos en casa”, concluye Norma.

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