Samara Colina convierte en arte las protestas feministas
Samara Colina convierte en arte las protestas feministas. Foto: Cortesía

La multitud marcha en una misma dirección. Las masas se mezlan en una sola al grito de “Nos están matando”, como lo muestran las pinturas que Samara Colina (1993) crea a partir de las protestas feministas a las que asiste.

La artista nacida en CDMX, pero que creció y radica en Guanajuato, abre la exposición Entre fieras y basiliscos en artwks.co. En este espacio reúne obras que crea desde hace años a partir de las manifestaciones a las que asiste en defensa de sus ideales.

En entrevista para La-Lista, la pintora contó que se trata de una serie que trabaja de forma paulatina desde hace unos 5 años aproximadamente como parte de reinterpretaciones pictóricas que hace de las multitudes.

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Para sus obras la artista hace reinterpretaciones pictóricas que hace de las multitudes. Foto: Cortesía

La euforia colectiva y la conexión entre cuerpos, así como la plástica de la multitud, son los protagonistas de las pinturas que Samara Colina hace de las protestas no solo feministas, sino otros eventos multitudinarios como las caravanas migrantes.

Su historia personal impregna su inquietud artística. Su interés en las artes visuales y plásticas comenzó cuando era niña y veía a su padre pintar, quien a su vez le prestó sus herramientas de dibujo y pintura para fomentar sus inquietudes.

“Una de mis actividades favoritas era hacer cosas con las manos y todo tiene mucha relación con mi forma de pintar, con mucha plástica y plasticidad, hay una necesidad instintiva de tocar las texturas y sentir. Eso prevalece en mí, ese instinto por la materialidad, la textura y la carnicidad”, dijo.

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La artista Samara Colina nació en 1992 en la CDMX, pero vive y trabaja en Guanajuato. Foto: Cortesía

Otro momento de su infancia que la marcó de por vida fue que su familia siempre estuvo al pendiente de las noticias sobre la situación del país, además que sumarse a protestas fue una actividad que hicieron en familia en defensa de una causa justa.

“Cuando era niña salimos a una marcha a CDMX. Aquí en Guanajuato la gente no marchaba hasta hace algunos años porque era muy mal visto, entonces por eso íbamos a CDMX. Me impactó de una manera fuerte y profunda el hecho de ver tantos cuerpos y personas en esta acción colectiva. Me impactó en el sentido sensorial de ver tantas caras, colores, cuerpos, olores, sensaciones y me llamó mucho la atención el hecho de que la gente se pusiera de acuerdo para hacer algo, todo lo que encumbra el ritual de la marcha”, relató.

A partir de sus observaciones notó que las marchas estaban estigmatizadas, además que quienes participaban recibían gritos y ofensas por parte de terceros. No obstante, notó que gracias al movimiento feminista esta visión y trato cambió desde hace aproximadamente cinco años.

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Gracias a su familiar se acercó a los movimientos sociales y a la pintura. Foto: Cortesía

“En fechas específicas feministas, como el 8 de marzo o el 25 de noviembre, hay congregaciones más grandes en Guanajuato capital, pero desgracidamente a la par de que las chicas nos organizamos más y el movimiento creció, también así la violencia en el estado de Guanajuato, siendo el estado más violento del país. En la capital todavía tenemos un poco el privilegio de que nos sentimos un poquito más seguras al ser una ciudad turística, pero municipios como Celaya, Irapuato, Ocampo y Abasolo son prácticamente ciudades que ya están tomadas por el narco y hay muchos feminicidios y desapariciones”, lamentó.

La artista consideró que los feminicidios y demás crímenes en Guanajuato provocan una desarticulación dentro del movimiento feminista en esas localidades, luego que las colectivas temen por lo que les pueda ocurrir. “Nosotras también, pero más bien acá luchamos contra el conservadurismo de la ciudad” apuntó.

La también activista sostuvo que ante la inseguridad que se vive en Guanajuato fue que las colectivas buscaron nuevas formas de protesta para ser más cautas y estratégicas. Por ello optaron a intervenir edificios con punteros láser, así como hacer que la luminaria se vea verde y morado.

Dentro de la creación artística también encontró una trinchera para hablar acerca de los problemas que vive la gente porque el arte resulta un “medio de articulación, vinculación y de propuesta para una nueva realidad”.

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Pese a todo, la alegría del encuentro, obra de Samara Colina. Foto: Cortesía

Una de las obras que forma parte de Entre fieras y basiliscos se titula Pese a todo, la alegría del encuentro, en la que la artista de 30 años hace un planteamiento de la nueva realidad a partir de las protestas feministas.

En la pintura se exalta el hecho del encuentro y que las mujeres caminen juntas en un país y un estado en el que pese a todas las condiciones adversas como el machismo, los feminicidios, el conservadurismo y la violencia, sea posible crear amistades y compartir un espacio de descubrimiento y seguridad.

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