¿Cómo interactúa el perreo, feminismo y deconstrucción en el reguetón? 
Contextos

Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

¿Cómo interactúa el perreo, feminismo y deconstrucción en el reguetón? 
Más de 300 mil personas hicieron filas virtuales para comprar un boleto para el concierto de Bad Bunny.

El reguetón ha mantenido su reinado en el mundo de la música durante los últimos 20 años. Muestra de ello fueron las filas virtuales de más de 300 mil personas para comprar un boleto para el concierto de Bad Bunny. El mismo artista que se coronó como el más escuchado en todo el mundo durante 2021 con 9 mil 100 millones de streams, según Spotify. Sin embargo, este género también ha sido duramente criticado por su contenido misógino y machista. 

Ilse Castro es música y feminista. Admitió que no le gusta el reguetón pero reconoce que es el género de la era y de su generación. Un ritmo musical que ha marcado en esta industria. Coincidimos en que la violencia de género no es algo propio de esta música, existe en todos los ámbitos, pero lo importante es estar consciente de lo que escuchas.  

No importa la música que escuches, tus acciones son las que te definen”. Ilse Castro

Incluso dijo que hay espacios confiables para escuchar este género. “Se va a disfrutar de la música y a mover el culo entre puras mujeres porque es seguro”, me platicó en referencia a los perreos feministas. 

Me insistió en que vale la pena cuestionarse individualmente qué dice la música que escuchamos, pero sobre todo cómo esto influye en la vida privada. A pesar de ello, refirió que también hay que ser tolerantes consigo mismos, ya que los proceso de deconstrucción no son sencillos. 

“No hay porqué arrepentirse, autojuzgarse. Te estás deconstruyendo, es una buena señal que identificas lo que está bien o mal, lo que concuerda con tus ideas”. 

También me recalcó que los humanos necesitan utilizar el arte como expresión, y si hay personas que utilizan el reguetón para ello, está bien. 

¿Has tenido algún conflicto con el reguetón en tu proceso de deconstrucción? 

Elsy Gregorio, feminista amante de este ritmo musical, me confesó que sí. La principal razón es porque las canciones escritas por hombres son machistas o misóginas. Sin embargo, me reiteró que esto se puede encontrar en todos los ritmos. 

“Ha sido difícil el proceso de deconstrucción por la crítica, la autocrítica y la crítica entre nosotras mismas en los diálogos de mujeres feministas que nos gusta el reguetón y el perreo. Hay un montón de contrariedades”, agregó. 

Liliana Cuevas refirió que también fue un choque importante para ella. Aunque ama este género musical, se cuestionó si esto iba en contra de sus ideales. “Te nace el ‘si el soy feminista no puedo esuchar reguetón, tengo que escuchar canciones donde no hablen así de una mujer’. Conflictúa muy cañón, hubo momentos en que me sentía menos feminsita por escuchar ese tipo de música”. 

A pesar de ello, me comentó que investigó sobre el tema y se dio cuenta que sus gustos musicales no la hacían menos partidaria de este movimiento. El primer paso está en ser consciente del tipo de letras que hay en las melodías y poco a poco dejar de lado las que no concuerden con sus nuevos códigos.  

Elsy Gregorio sí ha cancelado a algunos artistas y canciones por temas de violencia de género, pero en todos los ritmos: trova, baladas, pop, reguetón, etc. “Al inicio no es tan fácil. Híjole, es que artista me gustaba mucho, pero poco a poco ha sido más sencillo. Encuentro alguna cuestión con la que no estoy de acuerdo y me resulta más fácil dejar de escucharlo”. 

Reguetón, ¿revolución sexual o cosificación?

Ninguna de las dos, me respondió Gregorio. La revolución sexual es la antítesis del feminismo por las ideas patriarcales, porque lo venden como liberación para las mujeres cuando no lo es. A su contraparte, consideró que en baile del reguetón hay libertad de expresión. “Nos da la posibilidad de abrirnos a conocer nuestro cuerpos”. 

Liliana Cuevas coincidió: el baile es para una misma, no para nadie más. “Lo bailo y escucho, no para complacer a un hombre, si lo hago es porque quiero bailar y sentirme sexi. Lo voy a hacer porque es para mí y porque me siento bien cuando lo hago. Ese baile me empodera y es lo que busca el feminismo, que te sientas segura, te ames y ames tu cuerpo”. 

A veces es más importante escuchar qué criticar. Antes de juzgar a las personas o movimientos sociales por sus gustos hay que dialogar con ellos. También es importante revisar cuáles son los productos culturales que consumimos y cómo esto impacta en nuestras acciones. Los cambios no se realizan de la noche a la mañana, hay que ser tolerantes con los demás y consigo mismos. 

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