¿Qué es la Pascua y por qué se asocia con los conejos?
Decorar huevos de pascua es muy divertido para los niños. Foto: Envato elements

El Domingo de Resurrección, también conocido como Domingo de Pascua, es una de las fiestas más importantes para el cristianismo. En esta fecha se conmemora la resurrección de Jesucristo al tercer día de haber sido crucificado, ¿pero qué es la Pascua, cuál es su origen y por qué se relaciona con los conejos? Te contamos.

De acuerdo con los evangelios canónicos, La Pascua es la fiesta principal del cristianismo, en la que se conmemora la resurrección de Jesucristo y el final de la Semana Santa.

Una práctica común de esta celebración son las famosas procesiones, así como diversas celebraciones litúrgicas en las iglesias, donde se acostumbra a encender un cirio pascual, cuya luz representa el símbolo de Jesucristo resucitado.

El término ‘Pascua’ proviene del hebreo Pésaj y del latín ‘pascha’ y hace referencia a la acción de festejar un cambio o una transformación. Su origen es incluso anterior a la existencia de Jesús, pues en la antigüedad los romanos, egipcios, germanos y celtas celebraban la llegada de la primavera con rituales que incluían el intercambio de huevos.

A partir del Domingo de Pascua, el calendario cristiano comienza con el periodo de 50 días conocido como tiempo pascual, hasta el domingo de Pentecostés, el 19 de mayo, en donde se lleva a cabo la culminación de la Pascua.

¿Por qué la Pascua se asocia con los conejos?

El Conejo de Pascua es un personaje característico de esta celebración, especialmente en los países de América del Norte y Europa, pues se tenía la creencia de que este animal era símbolo de abundancia, fertilidad y renovación.

La leyenda cuenta que en el domingo de pascua, un conejo acostumbra a esconder huevos de chocolate con sorpresas para los niños y se dice que acostumbra a visitar a los hogares durante la noche anterior, para que los niños puedan divertirse en la búsqueda de los mismos.

La razón de los huevos se debe a que, en la antigüedad, estos no se podían consumir durante la cuaresma, por lo que las personas que tenían gallinas los bañaban con una capa de cera para mantenerlos frescos y obsequiarlos cuando se pudieran consumir.

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