Más cine para todos, por favor Más cine para todos, por favor

Doña Leonor se sienta en una de las bancas de piedra que se encuentran en la Plaza del Artista, aledaña al Teatro de la Ciudad de Irapuato, una de las sedes del Festival de cine de Guanajuato.

Mira con atención la alfombra roja y las vallas, no sabe si preguntar o colocarse junto a las otras personas que, curiosas, se acercan, ven y se marchan en silencio.

“Ando acompañando a mi nieto, que lo mandaron de la escuela a tomar fotos de los artistas del cine. ¿Usted sabe quiénes van a estar?”, pregunta.

Actrices jovencísimas como Danae Reynaud y mucho talento local fueron los protagonistas del desfile, aunque quienes llamaron la atención de Sebastián, nieto de doña Leonor, fueron las modelos que vestían los diseños de Project Glamour.

Leonor Gutiérrez vive con su nieto en una localidad llamada El Conejo, a unos 40 minutos de Irapuato, dónde las calles todavía son de tierra y se vive más o menos al día, sin mucho espacio para lujos, como puede ser el cine.

“¡Claro que me gustan las películas, joven! Pero ahorita nomás estamos por eso, porque le encargaron el trabajo a mi nieto y pues también sirve para darse una vuelta, ¿no?”.

El diagnóstico no es erróneo: en promedio, el boleto de entrada a las salas de las dos cadenas de cine dominantes en el país cuesta entre 70 y 82 pesos, monto que se eleva a más de 100 pesos en el caso de películas en 3D o estrenos de alta demanda.

Aunque en la Ciudad de México existen opciones como la Cineteca Nacional o la Filmoteca de la UNAM, cuyo acceso cuesta 50 y 30 pesos, respectivamente, esa opción no existe en Irapuato.

Como muchas personas en la región, el hijo de doña Leonor tuvo que emigrar a los Estados Unidos para obtener mejores ingresos. Hace cinco años, cuando Sebastián tenía 9, su padre mandaba puntualmente dinero, pero eso se fue diluyendo con el tiempo. Ante ese tipo de cosas, el gasto en cine es lo primero que se va.

“Yo prefiero guardar lo de dos boletos para la renta del Netflix, la verdad. Además, pues ni modo de ir al cine solo o no comer nada”, argumenta Sebastián, mientras muestra la aplicación en su celular.

Su impresión tampoco es errónea: el costo por suscripción en las distintas plataformas de entretenimiento va de los 69 a los 140 pesos, y algunas de ellas permiten varios usuarios al mismo tiempo, lo que abarata aún más su costo.

“¡Pero no es lo mismo que en el cine, chamaco! A veces sí nos damos nuestras vueltas, no crea. Yo me enteré el año pasado que esto del festival es gratis y por eso me gusta venir”, responde doña Leonor.

En esta parte del festival, doña Leonor y su nieto, al igual que otros miles de cinéfilos, tendrán oportunidad de asistir a 24 funciones, todas gratuitas; además, se imparten charlas y talleres.

Pero no solo las películas que se proyectan en recintos culturales, como los centros culturales El Nigromante de San Miguel de Allende o el Teatro de la Ciudad de Irapuato, son gratuitas: también aquellas que se realizan en los conjuntos de cines comerciales.

La lluvia ya empezaba a amenazar en el horizonte, pero los protagonistas de la noche todavía no terminaban de desfilar por la alfombra roja. A pesar de ver la llegada de los invitados, doña Leonor y su nieto no se quedaron a la fiesta.

“Ya no hay transporte más noche y está un poquito feo más tarde con eso de los balazos, la verdad. Pero ya verá, mañana no me la pierdo”, señaló.

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