¿Vida fuera de la Tierra? Telescopio espacial Webb analiza al exoplaneta K2-18b
El Telescopio espacial Webb detecta en el exoplaneta K2-18b compuestos que podrían indicar la presencia de vida extraterrestre.

Telescopio espacial Webb capta señales de vida en el exoplaneta K2-18b, según estudio británico.
/Foto: Javier Miranda/ Unsplash
Durante décadas, la humanidad se ha preguntado si estamos solos en el universo. Ahora, gracias al trabajo de un grupo de científicos británicos, esta pregunta podría estar más cerca de ser respondida. Investigadores de la Universidad de Cambridge han encontrado lo que consideran la evidencia más fuerte hasta la fecha de la posible existencia de vida fuera de la Tierra, basada en sustancias químicas asociadas con organismos vivos.
El hallazgo se basa en el análisis de datos obtenidos por el Telescopio Espacial James Webb, que observa el exoplaneta K2-18b, ubicado a 124 años luz de nuestro planeta. Para ponerlo en perspectiva, una nave espacial tardaría alrededor de 187.000 años en llegar hasta allí. A pesar de esa distancia abismal, la tecnología actual ha permitido captar pistas fascinantes sobre lo que podría estar ocurriendo en este mundo lejano.
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¿Qué características hacen especial al exoplaneta K2-18b?
El exoplaneta K2-18b ha captado la atención de la comunidad científica por varias razones. De acuerdo con los expertos de Cambridge, este planeta es dos veces y media más grande que la Tierra, lo que lo clasifica dentro de una categoría conocida como planetas “Hycean”. Estos cuerpos se caracterizan por tener una atmósfera rica en hidrógeno y una superficie posiblemente cubierta por un océano, condiciones que podrían permitir el desarrollo de vida tal como la conocemos.
La estrella en torno a la cual orbita este exoplaneta es mucho más pequeña que nuestro Sol, lo que facilita la observación de su atmósfera cuando pasa frente a ella. En esos momentos, el telescopio es capaz de detectar la composición química del planeta, permitiendo un análisis detallado de sus componentes.
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¿Qué sustancias químicas identificó el Telescopio espacial James Webb en K2-18b?
Según los investigadores, el Telescopio espacial James Webb logró identificar la presencia de sulfuro de dimetilo (DMS) y disulfuro de dimetilo (DMDS). En la Tierra, estos compuestos son generados exclusivamente por organismos vivos como el fitoplancton marino y ciertas bacterias. Este tipo de evidencia ha llevado al equipo a establecer, con un 99,7 % de certeza, que podría existir vida en este planeta.
A pesar de lo prometedor del hallazgo, los científicos advierten que aún no se puede hacer una declaración definitiva. Para confirmar vida fuera de la Tierra se requiere alcanzar una certeza del 99,99994 %. Por esta razón, el equipo se mantiene cauteloso y comprometido a seguir analizando y validando los resultados con nuevas observaciones en los próximos años.
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¿Qué implicaciones tendría confirmar vida fuera de la Tierra?
El investigador principal, Nikku Madhusudhan, del Instituto de Astronomía de Cambridge, considera que este descubrimiento podría ser un punto de inflexión en nuestra comprensión del universo. Para él, si se confirma que hay vida en K2-18b, se abriría la posibilidad de que la vida sea común en nuestra galaxia. Afirmó también que se siente alentado por la cantidad de gas hallado en una sola observación, lo que sugiere que el planeta podría estar “rebosante de vida”.
Además del DMS y DMDS, también se ha detectado vapor de agua, lo que combinado con temperaturas potencialmente adecuadas, refuerza la idea de que el planeta podría albergar vida. Sin embargo, Madhusudhan insiste en que es esencial mantener un enfoque escéptico:
“Es importante que seamos profundamente escépticos con respecto a nuestros propios resultados, porque solo probando una y otra vez podremos llegar al punto de tener confianza en ellos. Así es como debe funcionar la ciencia”.
Dentro de unas décadas, podríamos mirar atrás y reconocer este momento como el punto en que el universo con vida estuvo por fin a nuestro alcance. Si se confirma la existencia de organismos vivos en K2-18b, no solo responderíamos a una de las preguntas más antiguas de la humanidad, sino que cambiaríamos para siempre nuestra visión del cosmos.