Nadadoras protestan por participación de atleta trans en campeonato
Lia Thomas, nadadora trans, obtuvo el triunfo en los recientes campeonatos colegiales de Estados Unidos; algunas nadadoras cuestionan su inclusión en pruebas femeninas. Foto: AFP / Joseph Prezioso

El triunfo de la atleta trans Lia Thomas en el reciente campeonato de la Asociación Nacional de Atletismo Colegial (NCAA, por sus siglas en inglés), ha despertado numerosas reacciones entre las nadadoras.

Al considerar que la deportista tiene una ventaja biológica indudable sobre otras competidoras, el equipo de nadadoras de la Universidad de Arizona envió una carta al presidente de la NCAA cuestionando su inclusión.

“Es difícil expresar la angustia que la comunidad de nadadoras ha experimentado la semana pasada viendo los campeonatos de natación y de clavados de la NCAA. Por un lado, sentimos que estamos atestiguando un daño irrevocable al deporte que ha transformado nuestras identidades para bien. En el otro, nos hemos reconectado en una hermandad después de muchos años viviendo nuestras vidas al filo del agua”, inicia la misiva.

Uno de los puntos clave del documentos es que, de la misma forma que el clembuterol fue prohibido en las justas por incrementar la masa muscular de las competidoras, se estaría incurriendo en una especie de “dopaje” natural al incluir a nadadoras biológicamente masculinas en las pruebas.

De acuerdo con un informe de la Universidad de Duke, existe una diferencia de entre el 10 y el 12 por ciento entre los atletas de élite hombres y mujeres.

“Este año, el estándar de calificación en la prueba de 500 metros estilo libre masculino fue de 4:11:62. El tiempo en las mujeres fue de 4:35:76. La diferencia es de 24.14 segundos.

“Para ponerlo en perspectiva, el último nadador llegaría a la meta dos vueltas antes que una nadadora. Este ejemplo demuestra la ventaja biológica que tiene un nadador sobre una nadadora. Las ventajas fisiológicas existen”, señala.

Las nadadoras señalan que, en otras ocasiones, las propias autoridades han tomado decisiones incluso acerca del “dopaje tecnológico” en el que incluían los deportistas que empleaban trajes más ligeros, prohibiéndolos en las pruebas de alto rendimiento.

“Desde el nacimiento de la NCAA en 1906 hasta 1972, las mujeres han tenido que luchar para conseguir la ley que les permita tener igualdad de oportunidades en los deportes. Solo le tomó un año a una mujer transgénero ganar el campeonato nacional de natación femenina. Esto no es equidad”, declaran.

La carta termina con algunas alternativas que las nadadoras consideran adecuadas para que su disciplina sea inclusiva sin disminuir las oportunidades que las mujeres han conquistado a lo largo del tiempo.

“Un atleta trans podría competir en la prueba que corresponde a su género de nacimiento. En los campeonatos hay 10 carriles en la alberca, aunque solo se ocupan 8. Los dos restantes podrían ser empleados por atletas trans sin quitar a las 16 mujeres que merecen estar allí.

“Incluso los nadadores trans podrían tener justas que se puedan realizar en una nueva categoría de competición similar a las de los Paralímpicos o las Olimpiadas Especiales, para continuar abriendo el paraguas de inclusión en el atletismo”, proponen.

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