Enriqueta Basilio, la primera mujer en encender la llama de los Juegos Olímpicos

Viernes 25 de abril de 2025

Enriqueta Basilio, la primera mujer en encender la llama de los Juegos Olímpicos

En 2004, volvió a portar la antorcha olímpica cuando pasó por México en su camino hacia Atenas.

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En 1968, cuando fue seleccionada para encender el pebetero olímpico durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos en México. Foto-Arte: Eduardo Séptimo
En 1968, cuando fue seleccionada para encender el pebetero olímpico durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos en México. Foto-Arte: Eduardo Séptimo

Enriqueta Basilio, conocida como ‘Queta’ Basilio, fue una destacada atleta mexicana que hizo historia al convertirse en la primera mujer en encender la llama olímpica. Este evento histórico tuvo lugar en los Juegos Olímpicos de Verano de 1968, celebrados en la Ciudad de México.

Su hazaña no solo fue un momento de orgullo nacional, sino también un símbolo de avance y equidad de género en el deporte mundial. Basilio falleció a los 71 años el 26 de octubre de 2019, dejando un legado imborrable en la historia olímpica.

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Pero, ¿quién fue Enriqueta Basilio?

Enriqueta Basilio Sotelo nació el 15 de julio de 1948 en Mexicali, Baja California. Desde temprana edad mostró una notable aptitud para el atletismo, lo que la llevó a destacar en competiciones nacionales e internacionales. A sus 20 años, ya era campeona nacional en los 80 metros con vallas, una disciplina en la que demostró su gran talento y dedicación.

La oportunidad de su vida llegó en 1968, cuando fue seleccionada para encender el pebetero olímpico durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos en México. Este acto no solo la catapultó a la fama, sino que también rompió con una tradición que, hasta entonces, había reservado este honor exclusivamente para los hombres.

El 12 de octubre de 1968, Basilio entró al Estadio Olímpico Universitario con la antorcha olímpica en mano, culminando un recorrido que involucró a más de 2775 portadores desde Grecia. Su caminata por la pista y la ascensión de los 90 escalones hasta el pebetero fueron seguidas por una multitud de 100,000 espectadores y millones de televidentes en todo el mundo. Con firmeza y gracia, encendió el pebetero, marcando el inicio oficial de los juegos y convirtiéndose en un ícono de la igualdad de género.

Además de su destacada participación en los Juegos Olímpicos, Basilio compitió en los eventos de 400 metros planos, 80 metros con vallas y el relevo 4x400 metros, aunque no logró avanzar a las finales. Su legado, sin embargo, va más allá de sus logros deportivos; su papel en la ceremonia inaugural de 1968 es recordado como un hito en la lucha por la equidad de género en el deporte.

En los años posteriores, Basilio continuó siendo una figura influyente en el ámbito deportivo y social. En 2004, volvió a portar la antorcha olímpica cuando pasó por México en su camino hacia Atenas, un gesto que simbolizó la continuidad de su legado y su compromiso con el espíritu olímpico.

Enriqueta Basilio es recordada no solo como una atleta de élite, sino como una pionera y una inspiración para generaciones de mujeres que buscan igualdad y reconocimiento en todos los ámbitos de la vida. Su fallecimiento en 2019 fue una pérdida significativa, pero su legado perdura como un testimonio de valentía, determinación y el poder de romper barreras.

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