Pérdidas masivas deben ser una advertencia a las petroleras de que la fiesta acabó
PFoto: Kristina Kasputienė/Pixabay.com

Los últimos meses de 2020 fueron un duro final para un año duro, según el CEO de BP. Pero el veredicto de Bernard Looney del peor año financiero en la historia de la industria se queda corto. Se trató de un periodo marcado por la pérdida de miles de empleos, por sus golpeadas políticas de dividendos y por la pérdida multimillonaria de dólares.

BP dio a conocer un año completo de pérdidas por 18 mil millones de dólares, la primera desde el desastre de Deepwater Horizon más de hace una década, mientras que el gigante petrolero de EU, Exxon Mobil, reportó una pérdida anual de 22 ,400 millones de dólares por primera vez en su historia. Shell cerró un año con pérdidas en los dividendos por primera vez desde la segunda guerra mundial con una deuda de casi 20 mil millones de dólares.

El declive aplastante de la industria petrolera durante la pandemia del Covid-19 podría no tener precedente, pero también es un resultado que tenían que haber visto desde hace años los productores de combustibles fósiles. La carrera para crear biocombustibles limpios e hidrógeno para los aviones y los petroleros marítimos se está acelerando. Al mismo tiempo, los vehículos eléctricos están acelerando su entrada al mercado convencional.

Un futuro de transportes ecológicos está llegando más rápido de lo que los ecologistas optimistas y los ejecutivos de los combustibles fósiles esperaban.

Los directivos tienen una opción: pueden considerar el colapso del 2020 como un evento sin precedente en la historia de la industria o como un oscuro pronóstico de su valor en un mundo que ya no necesita los combustibles fósiles. Ambos son puntos de vista válidos, por supuesto. Pero a menos de que las compañías se preparen para un futuro más verde, se van a enfrentar a un número indefinido de años de dificultades financieras.

También lee: Casi recuperado de la pandemia, el petróleo vuelve a superar los 60 dólares

Existen algunas señales de que la advertencia del 2020 ya fue atendida por los mayores productores que son las compañías como BP, Shell y el gigante noruego Equinor que ya están tomando una postura agresiva dentro del mercado de la energía eólica. Shell está acelerando su entrada a las baterías de energía eléctrica, y todos parecen estar enamorados del potencial de una economía de hidrógeno.

Pero el verdadero truco para protegerse de los riesgos del futuro para la producción de combustibles fósiles es dejar de producir combustibles fósiles. Ninguna de las grandes petroleras parece estar lista para dar el salto. Tal vez deberían apurarse.

Para mayores pruebas, si es que las necesitan, de que la carrera para disminuir las emisiones de carbón está avanzando rápidamente sólo hay que voltear a ver a la estrella de la comedia de EU, Will Ferrell. El actor cambió, temporalmente, sus escenas en la pantalla grande por un anuncio televisivo de General Motors en el que promete ayudar a EU a acabar con el dominio noruego en el mercado de los automóviles eléctricos. El anuncio, que van a transmitir durante el Super Bowl en EU, es tal vez la señal más clara de que abandonar los combustibles fósiles tal vez no sea sólo el objetivo de los que tienen una conciencia ecológica. Si la estrella de Anchorman, utiliza la frase “Noruega nos gana con los vehículos eléctricos” en uno de los tiempos televisivos más importantes del año, podemos asumir que los vehículos eléctricos ya están en los corazones y en la mente de EU.

Habrá muchos petroleros que lo nieguen y que insistan en que el camino hacia el transporte ecológico será más largo y complicado que el de una carretera. Eso es de esperar. El argumento proviene del mismo lugar que utilizó la industria de los combustibles fósiles cuando las energías renovables comenzaban a surgir. La energía solar y la eólica se descartaban por ser demasiado caras, difíciles de almacenar, e incapaces técnicamente de desempeñar un rol importante en el sistema de las energías. En unos cuantos años, los desarrolladores de energía renovable demostraron que estas teorías estaban equivocadas. 

Los jefes de las compañías petroleras que creen que  todavía hay una oportunidad para los combustibles fósiles antes de que el renacimiento verde se arraigue pueden equivocarse de nuevo, y esta vez no habrá excusas. Se han disparado muchas señales de advertencia, pero ninguna tan sonora como el 2020. Es hora de morder la bala.

La economía se mueve por la vacuna, pero la detiene el Brexit

Cuando comenzó el programa de vacunación masiva en Reino Unido, el valor de la libra empezó a aumentar frente al euro. De 1.09 euros el 11 de diciembre, la libra ya alcanzó 1.14 euros. Si el valor relativo de las monedas son una guía para el futuro, parece quedar claro que los inversionistas están apostando a que Reino Unido tenga un mejor 2021 que la zona europea.

El Banco Central Europeo muy probablemente confirme este panorama cuando se reúna el mes próximo y reduzca el pronóstico de crecimiento este año para los 19 miembros del bloque de cerca de 4% a 3%. Culpará a lo que se esperaba que sería una recuperación robusta de las demoras en la vacunación.

Te puede interesar: El mundo ‘duplica’ el uso de combustibles fósiles a pesar de la crisis climática: ONU

Mientras tanto, el Banco de Inglaterra dice que se espera un repunte importante en la segunda mitad del año, con lo que se alcanzaría un 5% anual en 2021.

Pero aunque sea importante un programa más rápido de vacunación, no es lo único que afecta el crecimiento. Cuando se revisan los números, Reino Unido seguramente sufrió una contracción de 10% en 2020,  mucho peor que el promedio de la eurozona de 6.8%.  Esto quiere decir que Gran Bretaña empieza 2021 desde una posición más débil que sus vecinos.

El gasto gubernamental, y no sólo en salud, también es importante. Por el momento, el partido conservador está pensando en establecer un presupuesto en marzo que será dominado por las conversaciones en torno a la reducción del déficit del gasto público y sobre las formas de impulsar la economía.

La UE no tiene esas preocupaciones cuando una gran parte de su paquete de estímulo de 750 mil millones de euros todavía tiene que gastarse y su base de manufactura avanza de manera conjunta siendo que en Reino Unido se está padeciendo una sobrecarga de burocracia comercial a causa del Brexit.

Eso significa que existen mucha probabilidades de tropezarse en el camino, tanto para los pronósticos británicos como para los de la UE. Las predicciones pueden cambiar varias veces a lo largo del año.

Necesitamos un dividendo de lecho marino

Al desplomarse las ganancias del petróleo, las perforadoras gigantes están buscando un cambio hacia las energías renovables. Una subasta de lechos marinos para granjas de viento en las costas de Inglaterra y Gales atrajo un récord de licitaciones ya que las nuevas compañías en el sector están aumentando las predicciones de que crecerá más de 4 mil millones de libras en cuotas para licencias en la siguiente década.

Boris Johnson está pidiendo que todas las casas de Reino Unido se muevan con energías renovables para 2030, los lechos marinos podrían ser la mayor fuente de ingreso para el estado británico. Así es que ya llegó el momento de un debate sobre lo que el país tiene que hacer con esta ganancia verde inesperada.

Para como están las cosas, una cuarta parte de los ingresos serán para la reina. Y las otras tres cuartas partes serán para el tesoro.

Un primer paso tendría que ser la reducción de la porción de la reina de los ingresos de Crown Estate, que maneja todas sus propiedades, incluyendo sus derechos  del lecho marino. En la actualidad, ella tiene derecho al 25% del ingreso de Crown Estate. La cantidad aumentó de 15% en 2017 para ayudar a pagar las reparaciones del Palacio de Buckingham. Esa decisión debería revertirse ahora ya que cualquier cantidad será más que suficiente para pagar por la renovación.

Te recomendamos: BlackRock amenaza con vender sus acciones en las firmas que más contaminen

La gran pregunta es cómo debe manejar el Tesoro su parte. Algunos, incluyendo el partido verde, quieren que el dinero se invierta para las futuras generaciones.

El fondo de riqueza del soberano de Noruega es la envidia de todo el mundo y seguramente más en Gran Bretaña. Uno de los nidos de huevos más grandes del mundo que son propiedad del estado, el fondo petrolero Oljefondets se creó en 1990 con las ganancias del petróleo del Mar del Norte y vale ahora más de 700 mil millones de libras. El ingreso de la inversión está ayudando ahora a pagar por la pandemia.

El gobierno de Margaret Thatcher se gastó el dinero de la bonanza petrolera de los 80 reciclándolo  en reducción de impuestos y beneficios sociales. Si el dinero se hubiera invertido en un fondo, calculado el IPPR hace un par de años, tal vez tendrían unos 500 mil millones de libras ahora. El Reino Unido tiene que aprovechar al máximo esta oportunidad.

Síguenos en

Google News
Flipboard