La emprendedora que dejó el marketing para vender quesos, carnes y productos gourmet
Foto: Cortesía La Vaca Feliz Peña de Bernal

Alejandra Castillo, mejor conocida por sus amigos como La Castigo, trabajó durante 23 años en empresas como Nike, Samsung, Discovery Channel, Casa Cuervo, MetLife, y en agosto pasado el último cargo que ocupó fue como directora de marketing de Lenovo.

En una plática su hermano Alejandro, dueño y fundador de La Vaca Feliz Peña de Bernal, ubicada en Querétaro, en el Pueblo Mágico del mismo nombre, un negocio que vende quesos, carnes y productos gourmet, le contaba sus planes de buscar a alguien que vendiera quesos en la Ciudad de México y Estado de México a lo que, sin pensarlo, Alejandra se ofreció.

Así mezcló ambas actividades, su trabajo en el corporativo y el emprendimiento. El termómetro que le daría la primera señal de que iba por buen camino fue una publicación en redes sociales con la que hizo una primera venta de 54 pedidos. 

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Sin embargo, la compañía realizó cambios que desembocaron en su despido. Un hecho que se sumaría a la reciente muerte de su madre tan solo cuatro meses antes, de quien no pudo despedirse ni recibir abrazos de los seres queridos por el confinamiento. “Me sentía triste, frustrada y enojada”, recuerda, “por lo que decidí seguir lo que dice mi hermano: la vida es una improvisación, aviéntate, ya sabrás qué hacer mientras vas cayendo”.

El camino era claro: emprender.

‘Ha sido un festival de sabor’

A los tres días después de su salida de Lenovo comenzó a vender quesos y pronto se convertiría en la CMO de La vaca feliz Peña de Bernal. “Decidí utilizar toda mi experiencia y mis aprendizajes de esos 23 años para aplicarlo a un negocio propio”, dice.

Alejandra cuenta que la red de apoyo de sus amigos y su hermano fue clave, muestra de ello fue cuando su amigo Marco Colín, un creativo y artista visual, le hizo su logo haciendo referencia a su apodo: Soy la castigo y vendo quesos.

Sin invertir ni un solo peso comenzó a difundir sus productos a través de redes sociales y a través de su red contactos que generó durante más de dos décadas. Cada semana se traía un cargamento en cámara fría quesos, carnes y productos gourmet, “no fabricamos nada, elegimos lo mejor de la región para llegar a cada casa”, dice.

Pese que estuvo cerrado el negocio por la pandemia, fue de septiembre a diciembre cuando la demanda se incrementó y traían cargamentos tres veces, pues a la cartera de clientes se sumaron diversos corporativos que solicitaban entregas para reuniones virtuales especiales o para festejos de fin de año para sus colaboradores.

Su negocio se vislumbra prometedor, de acuerdo con la consultora Neilsen, en el último trimestre de 2020 México presentó un crecimiento del 53% en el consumo de productos orgánicos, seguido de la compra de productos bajos en azúcar, sodio y grasas (30%).

Dentro de su catálogo ofrecen miel, rompope de Nuez de Macadamia, ate, quesos de vaca, oveja, búfala y cabra 100% mexicanos, excepto el parmesano que es importado, y presentaciones como canastas hechas a mano con materiales naturales y tablas de quesos y vinos para eventos como el Super Bowl, el 14 de Febrero, y próximamente kits para hacer pizza casera en el Día de las Madres

No existe un mínimo ni máximo de pedido, y al estar empacados al alto vacío pueden hacer envíos a domicilio a cualquier parte de la República que rondan los 50 y 100 pesos de acuerdo a la zona, cuentan con partners en Querétaro y Guadalajara, y reciben cualquier forma de pago.

“Nunca me imaginé tener un producto tan cuidado, con presentación, con la calidad para ser aceptado entre particulares y empresas. Ha sido un festival de sabor”, dice. Semanalmente entregan entre 50 y 100 pedidos en Ciudad de México y Estado de México, trabajan con alrededor de 10 empresas multinacionales y mexicanas como Banorte y MetLife, cerca de 400 clientes recurrentes y tienen de entre 35 y 40 proveedores.

“Me aventé al vacío y ha sido la experiencia más enriquecedora al poner un granito de arena en algo que es mío y que da empleo a familias de México, consumo responsable y artesanal”.Alejandra Castillo, CMO de La vaca feliz Peña de Bernal

‘Si vender por internet y trabajar duro es ser ‘neni’, por favor, llámenme así’

Alejandra es consciente de la etiqueta de ‘neni’ por lo que en un grupo de mujeres escribió: si ser ‘neni’ es vender mucho y como loca por internet, y es entregar pedidos, llámenme ‘neni’. “Si la gente se asoma a ver las casas que son lideradas por mujeres, en vez de molestar se pondrían las pilas como nosotras”, dice.

Su labor además de generar empleos indirectos, también paga impuestos. “No podría atender a empresas multinacionales sino tuviera un sistema formal, somos una empresa pequeña mexicana que factura y que paga impuestos cada mes”, señala. Con lo que espera ser un ejemplo para sus dos hijas de 3 y 5 años de edad, “ser emprendedora me ha dado la posibilidad de comer con ellas todos los días y que sepan que si no estoy yo, está papá”.

Un estigma al que también se ha enfrentado, pues explica que muchas personas han realizado comentarios sobre ‘lo mucho que le ayuda su esposo’, a lo que ella responde, “mi esposo es un gran compañero de vida y no soporto que me digan que él es lindo por cumplir con sus responsabilidades de un adulto funcional, no hace un acto heróico, ojalá cambiemos los estigmas y paradigmas entre estas responsabilidades de hombres y mujeres”, dice.

De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la pandemia visibiliza la importancia de distribuir las tareas del hogar, pues tanto las mujeres como sus parejas perciben que el trabajo doméstico y de cuidado es mayor para ellas.

Ser emprendedora ha sido una aventura en la que planea seguir para mantenerse lejos de los corporativos. “Mi mamá me enseñó que el ejemplo arrastra y a nunca depender de nadie, creo que la suerte existe pero te tiene que agarrar trabajando”.

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