El guía de turistas que se convirtió en repostero por la pandemia
Foto: Angélica Escobar/La-Lista vía Google Meets

Para Günther Rohen, Alemania es una herencia viva en su día a día, algo que aprendió de su abuelo y su padre. Gracias a su dominio del idioma dedicó poco más de tres décadas a ser guía de turista para extranjeros provenientes de países como Alemania, Austria y Suiza. “La mitad del año me la pasaba viajando con ellos, mi labor iba desde esperarlos en los aeropuertos hasta llevarlos a los museos”, recuerda en entrevista con La-Lista.

Por su mente estaba latente la posibilidad de que en algún momento su oficio terminara por cuestiones de inseguridad y narcotráfico, fenómenos que se presentaban con mayor frecuencia en Oaxaca o Chiapas, pero nunca por un virus.

En diciembre de 2019 las noticias de una enfermedad que afectaba a Asia comenzaron a circular, nadie imaginó que ese ser invisible paralizara a todo el mundo. Para marzo del siguiente año, Günther estaba con el que sería su último grupo en Baja California Sur. Pese a que la agencia le hizo hincapié en usar gel antibacterial y limpiaran las superficies, el 18 de marzo le pidió que su grupo regresara a sus países.

“Cuatro de los ochos que formaban el grupo decidieron volver”, comenta Gunther. Los Cabos quedó vacío, un escenario nunca antes visto. El 25 de marzo regresó a casa para iniciar el confinamiento con sus hijos Félix y Matías y Yolanda, su esposa. Al principio “no lo tomamos en serio y durante las primeras semanas fue disfrutar con: juegos de mesa, películas, comida y acondicioné el patio para estar”, comenta.

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Gunther, al igual que muchos, pensó que el virus se iría en diciembre, pero el problema llegó cuando el dinero se acabó. “No tenía ahorros, mucho menos para mi vejez o si me quedaba sin nada”, dice. Pero las recetas, los trastes y la cocina, todo herencia de sus padres, fueron los ingredientes de una receta que le daría la salvación.

Harina, levadura y la cocina de su papá

Su gusto por la cocina hizo que encontrara en los pasteles una vía de salvación ante la crisis. Un domingo de julio hizo un Bienestich, (piquete de abeja en alemán), un pastel de almendras receta de sus padres. Su sabor era tal que su familia le sugirió que lo vendiera y sin pensarlo tomaron fotos y lo publicaron en redes sociales.

Pronto llegaron los primeros tres pedidos y “el siguiente fin de semana entregué alrededor de 30 pasteles”, afirma. Así iniciaría su negocio ‘Kuchenretter’, en alusión al aparato alemán que se utiliza para ‘salvar los pasteles’ del horno. Desde entonces mantiene una entrega de entre siete a 15 pasteles semanales.

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Foto: Cortesía Günther Rohen

Ante la creciente demanda, Günther tuvo que utilizar la cocina de la casa de sus papás que su construcción permite hornear y está acondicionado con utensilios como charolas y moldes, “un lugar que tiene más de 50 años y que para mí es un refugio”, dice. Además del pastel de almendra, agregó otros de tipo alemán: Käsekuchen (pastel de queso), Apfelkuche (pastel de manzana), Stollenkuchen (pastel navideño) y galletas.

Los reposteros emergentes que esponjan a una industria

Este repostero emergente y muchos otros en situación similar han provocado que este tipo de emprendimientos esponjen el negocio de una industria muy presente en el gusto de los mexicanos, el de las harinas y levaduras.

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Foto: Cortesía Unilever México.

“Uno de los principales cambios que trajo Covid fue que la gente cocinó más en casa lo que incrementó 35% la compra de insumos, según datos de Nielsen; la fécula de maíz Maizena fue una de las preferidas, pues 8 de cada 10 la usan”, afirma Eduardo Angulo, director de Marketing de Alimentos de Unilever México, en entrevista con La-Lista.

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Por otro lado, la muy ubicua marca Royal, de Mondelēz México, había mantenido un crecimiento sostenido antes de Covid pero que, pese a no contar con una estrategia de marketing o publicidad, durante la pandemia notaron que la cocina fue vista como un pasatiempo y como una oportunidad de convivencia.

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Foto: Cortesía Mondelēz México

“De marzo a julio del año pasado, en la primera etapa del confinamiento, registramos un crecimiento del 74% en comparación con el mismo periodo de 2019. Posterior a la primera mitad del año, continuamos reportando niveles de crecimiento de doble dígito”, señala Raquel Fernández, directora asociada de Abarrotes y Food Service & Solutions de Mondelēz México. El principal canal de venta fueron las tiendas de abarrotes y duplicó el volumen de ventas en tiendas de autoservicio.

‘Los pasteles me salvaron’

A Günther, su negocio le ha permitido sostener los gastos durante los meses de la pandemia y ha incluido otros productos a su canasta, como salchichas hechas en casa y ensalada de papas, con precios que van desde 140 a 300 pesos, de acuerdo al producto; así como diversificar sus ingresos con la impartición de clases de alemán en una escuela y a alumnos particulares.

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Por el momento las entregas se centran en Lomas Verdes, Satélite, Arboledas, Polanco y en algunos puntos de la CDMX. Para el futuro, él no desea ser más guía de turistas aunque es una actividad que no descarta del todo. “Recordar me da nostalgia y lo extraño”, dice, pero se ve cumpliendo su sueño: tener un restaurante. “Si pudiera cambiar mi vida me diría: piensa que te vas a volver viejo y disfruta a tu familia. Pero sin duda los pasteles me salvaron”.

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