A un año de la pandemia en México, el mercado funerario está más vivo que nunca
Foto: Rhodi Lopez / Unsplash.

Hay negocios que nunca paran, pase lo que pase. Uno de ellos es el de los servicios funerarios, que frente a una situación como la pandemia ha tenido que revolucionarse para atender la sobredemanda generada por el Covid-19.

Antes de la crisis sanitaria, el mercado funerario del país facturaba cerca de 12,000 millones de pesos cada año, al atender 650,000 defunciones en promedio, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). El costo promedio era de 18,000 pesos por servicio funerario, de acuerdo el Consejo Mexicano de Empresas de Servicios Funerarios (Comesef).

Hoy, a casi un año de la pandemia, la cifra oficial de muertes por Covid-19 ronda los 198,000 decesos. Esto ha llevado a las empresas funerarias a atender poco más de una cuarta parte de defunciones por encima de lo acostumbrado en los últimos años.

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Los servicios funerarios privados atienden parte de estas cifras. En el mercado nacional existen más de 5,000 empresas pequeñas y locales, pero sobresalen dos grupos: Gayosso y J. García López, que concentran sus esfuerzos en la Ciudad de México y su zona metropolitana, donde se registra el 20% de los decesos en el país al ser la entidad con el mayor número de víctimas fatales de Covid.

Antes de la pandemia, J. García López atendía al año un promedio de 10,000 servicios funerarios privados, de los 30,000 que demandaba el mercado en la capital del país. Solo con la pandemia acumula 7,000 servicios por Covid-19, es decir, 70% de crecimiento.

“Las industrias funerarias somos el último eslabón de las actividades esenciales que están atendiendo esta pandemia, así como médicos y enfermeras”, señala Manuel Ramírez, director general de Funerarias J. García López. “Somos el último eslabón de servicio cuando alguien fallece. Y tenemos que enfrentar la crueldad de esta pandemia: que muchas familias tuvieron que despedir a su ser querido en la puerta de un hospital o en la sala de urgencias para no volverlo a ver”.

En el caso de Gayosso, el incremento registrado fue de 30% anual. Pese al entorno, las cifras en el negocio de previsión –las personas que compran planes de servicios funerarios– también mostraron una mejora, comparte Óscar Chávez, director de Planeación y Nuevos Negocios en Grupo Gayosso.

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De acuerdo con el directivo, en 2020 el crecimiento en venta fue de 10% comparado con el año previo, aunque por debajo del 20% en 2019 y el 30% en 2018 y 2017.

“El primer bimestre tuvimos un crecimiento como de 25%, en marzo quedamos más o menos en línea con 2019; abril a junio fueron meses muy complicados, incluso debajo de 2019. Al final, el año lo cerramos con un 10% de crecimiento en venta: 90,000 contratos. El mercado de previsión si bien no se ha recuperado, está en el camino de lograrlo”.

Además, Chávez subraya que en el primer bimestre de 2021 reporta un 31% de crecimiento en ventas, recordando que en enero y febrero de 2020 aún no llegaba el virus al país.

Sin embargo, estas dos compañías representan solo una parte del mercado capitalino, del cual comparten 40% de participación. El resto habla de una pulverización, pues de los 5,000 negocios mortuorios en el país, cerca del 60% operan en la informalidad, de acuerdo con el Comesef.

Es un mercado que tiene dos retos importantes: es muy local y es muy informal, eso hace que sea difícil de regular y, al final de cuentas, quien paga la factura es el cliente, porque es el que sufre las estafas, las malas prácticas y los malos servicios en una situación delicada como es la pérdida de un ser querido”, apunta Chávez, de Grupo Gayosso.

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Desafortunadamente, agrega el director general de J. García López, en esta industria existen muchos informales: “El reto es que el mercado funerario se profesionalice, que los informales que hoy operan de forma incorrecta se regularicen“.

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