Como agua para chocolate es una historia de cambios: Salma Hayek
La nueva serie aborda la lucha femenina de tener una voz en medio de una sociedad machista llena de envidia y arraigo de costumbres.

La actriz y directora Salma Hayek. Foto: Instagram/salmahayek
Salma Hayek, actriz y productora mexicana, dijo que la nueva serie Como agua para chocolate de Max es una historia de cambios en medio de la lucha por las mujeres de tener una voz y el control de su destino.
La historia, que está ambientada en tiempos de la Revolución, que inició el 20 de noviembre de 1910 y terminó el 1 de diciembre de 1920, aborda esta lucha femenina mientras muestra locaciones en Tlaxcala y Ciudad de México, que brindan un telón evocador para la narrativa del clásico de la literatura mexicana escrito por Laura Esquivel.
Durante una conferencia de prensa junto a las actrices de la nueva serie de Max, Ana Valeria Becerril, Andrea Chaparro, Ángeles Cruz, Azul Guaita e Irene Azuela, que se estrena el próximo 3 de noviembre, Hayek vía Zoom dijo que “como mujeres siempre hemos tenido que luchar para poder tener una voz o control de nuestro destino y las mujeres en México participaron en la Revolución”.
“Es una historia de cambios, son cambios políticos dentro del país, pero también los cambios adentro de las casas, si (las mujeres) no se iban de revolucionarias tenían que defender sus casas proteger sus familias, vérselas como darles de comer y a veces se nos olvida la gran participación de la mujer en todos los conflictos políticos de los diferentes países”, reiteró la también directora.
Ante esto, Ángeles Cruz, que interpreta a Nacha, destacó que la complejidad de los personajes enriquece la historia “llevada por mujeres, que que pocas veces en la literatura lo vemos y estas mujeres adquieren un potencial enorme y una complejidad que tienen en su vida cotidiana”.
“Estamos viendo hacia adentro, ese palpitar y ese cambio en la sociedad lo seguimos viviendo y sintiendo en nuestros tiempos. La historia contada a través de estas mujeres y a través de de diferentes generaciones que se ve que se siente en la novela y que se ve en la serie es lo que hace la la complejidad y la riqueza de de esta historia”, destacó Cruz.
La serie explora la idea de que a veces las tradiciones pueden convertirse en una prisión y en un obstáculo para el amor, donde Tita de la Garza (Azul Guaita) y Pedro Múzquiz (Andrés Baida) son dos almas profundamente enamoradas, pero incapaces de estar juntas debido al arraigo de costumbres.
Ante esto, los protagonistas navegan por un mundo de realismo mágico y ricos sabores, a la par que Tita se debate entre el destino que le impone su familia y la lucha por el amor.
En el camino, el público será testigo del mayor refugio de Tita, la cocina, con la que tiene una mágica conexión y se convertirá en una resistencia activa contra la opresión, lo que le permitirá canalizar sus deseos y pasiones más profundas en sus recetas, transformando a quienes las prueban.
Ángeles Cruz, originaria de Oaxaca, mencionó que “para nosotros como oaxaqueños y oaxaqueñas la comida es un vehículo a la educación, a llenar todos los sentidos y es el poder de la alquimia.
“Estar en la cocina es darte ese poder de la alquimia, de ser hechicera, de ser bruja o científica. Es crear para compartir, es crear para alimentar, no nada más el cuerpo, sino también el alma el alma, para mí eso es la cocina, es ese lugar supuestamente carcelario, donde donde sea ubicado generacionalmente a la mujer, pero también es ese poder de libertad para crear y compartir el amor a través de la alimentación”, agregó Cruz.
Ana Valeria Becerril dijo que “si a las mujeres se les ha relegado tanto del espacio público y por eso nos cuesta tanto pensar en personajes históricos mujeres en los momentos históricos del país como la Revolución y si las mujeres estaban supuestamente relegadas al espacio privado como la cocina, entonces es desde ahí donde hacían sus revoluciones y eso es de la cocina donde donde generan sus rebeldías y es donde desde dónde estos personajes están cuestionando su lugar en el mundo”.
“Es parte del poder que tiene esta novela que la va a seguir haciendo actual siempre porque habla desde donde las mujeres nos hemos aprendido a revolucionar”, puntualizó Becerril.