Del caos a la calma: Ximena Sariñana abraza sus emociones en Las Cosas Simples y resalta la revolución de las mujeres en la música | ENTREVISTA
En entrevista con La-Lista, Ximena Sariñana contó como en Las Cosas Simples se refleja su crecimiento personal y artístico. Además, recordó cómo cambió el papel de las mujeres en la industria musical.

Ximena Sariñana es una de las cantantes mexicanas más reconocidas en la industria musical.
/Ilustración: Eduardo Séptimo/La-Lista
En un mundo que insiste en la prisa, Ximena Sariñana elige detenerse y mirar con atención lo que a menudo pasa desapercibido. Las Cosas Simples, el tercer capítulo de su ambicioso disco Existencia Kamikaze, nos envuelve en una atmósfera cálida y nostálgica, donde lo acústico cobra fuerza y lo esencial se convierte en protagonista.
Con un espíritu folky-country que abraza lo íntimo y lo terrenal, la cantautora profundiza en una etapa más introspectiva y serena de su música, recordándonos que a veces lo más pequeño es lo que más perdura.
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Ximena Sariñana lanza Las Cosas Simples
Ximena Sariñana hizo viaje emocional profundo y honesto. Con Las Cosas Simples, cierra el ciclo de Existencia Kamikaze, un proyecto que desde su origen fue concebido como una trilogía sonora y conceptual. “Es, digamos, la última entrega, que así tenía que ser. Ese es como un poco el orden”, explicó la cantautora en entrevista con La-Lista. Y ese orden no es casual: refleja una narrativa emocional que transita desde lo reprimido hasta lo liberado, y finalmente, lo aceptado.
La artista describió cada EP como una etapa de un proceso humano inevitable: Ojos Diamante representa todo lo que comienza a acumularse bajo la superficie; Rompe, la explosión de esos sentimientos guardados, donde las emociones salen a flor de piel; y Las Cosas Simples, el aterrizaje emocional después de esa catarsis. “Es como se empieza a asentar todo después de una catarsis así”, afirmó.
Musicalmente, cada entrega tiene su propia personalidad. “Ojos Diamante fue muy pop electrónico, Rompe fue 100% rock y ahora Las Cosas Simples es algo un poco más folky, como folk y acústico, cinematográfico, country”, describió la también actriz. Este nuevo sonido está profundamente influenciado por artistas como Lee Hazlewood, Neil Young, Joni Mitchell y Nancy Sinatra, cuyas atmósferas cálidas y nostálgicas resonaron con el alma del proyecto. “Me inspiraron mucho ellos”, confesó.
Pero más allá del sonido, Existencia Kamikaze es un retrato emocional sobre los ciclos que atravesamos como seres humanos. Mientras que el título surge de una frase que escuchó en el documental Fire of love sobre Katia y Maurice Krafft, la pareja de vulcanólogos que falleció trágicamente en una explosión volcánica en 1991. En ese espíritu volcánico, cada canción es una erupción o una calma después del fuego.
La línea temática de este último EP apunta hacia lo introspectivo, hacia la aceptación de la realidad tal como es. “Es volver a lo sencillo, como el simplemente estar okay con lo que eres, con las circunstancias y la realidad”, comentó Sariñana, reafirmando que a veces, el acto más valiente es abrazar la calma después del caos.
Además, el primer adelanto de este disco es No es igual, una canción que, aseguró, “es muy poderosa porque regresa mucho a mi manera honesta de decir las cosas. La gente va a conectar mucho con esta canción y este nuevo sonido”
Ximena Sariñana: ‘Para sentirlo todo, es sentir las cosas buenas con las malas’
Ximena Sariñana no compone desde la distancia emocional, sino desde la entraña. Para ella, la música es sinónimo de intensidad vital, una forma de habitar el mundo sin filtros. “Es la única manera en la que sé vivir, a mí me gusta mucho sentirlo todo”, confesó. Y ese sentirlo todo incluye la alegría, la rabia, la tristeza y el miedo.
“Es un tema recurrente en mis canciones, el decir: para pasarla bien también tienes que pasarla mal, para sentirlo todo, es sentir las cosas buenas con las malas… y todo es al final un ciclo, todo lo que sube tiene que bajar”, dijo.
Esa visión cruda y honesta de la vida acompaña a Sariñana desde el inicio de su carrera como solista en los años 2000, un recorrido donde aprendió a convivir con el vértigo de la exposición emocional.
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“Obviamente da mucho miedo. El miedo es una parte natural del proceso, el miedo a perder el control de alguna manera, y saber que no tenemos el control ni de las cosas, ni de la vida, ni de nada. Es natural sentir miedo”, comentó, sin embargo, encontró paz en aceptar esa fragilidad:
“He pasado por todo… por no querer aceptarlo, por aceptarlo de más, por tener momentos un poco más horizontales a que todo salga de control. Y estoy en un punto de mi vida en donde acepto esa realidad. Más que pelearme con ella, la acepto como una parte intrínseca de la vida… y lo vivo”.
Para ella, la conexión con el público ocurre cuando hay apertura de ambas partes. “Las emociones honestas conectan con quien sea, y mientras esa persona esté abierta también a sentir, puedes conectar. Me gusta mucho pensar que mi música la puede escuchar quien sea”.
Y en medio de todas esas emociones, Sariñana deja espacio también para la esperanza:
“Los mensajes que estoy compartiendo y las emociones, al final tienen mensajes positivos. Dentro del coraje o dentro de la tristeza, hay que vivirlo, sentirlo y dejarte procesarlo para poder avanzar y terminar con la emoción”.
Ximena Sariñana y el papel de las mujeres en la música
La cantautora originaria de Guadalajara, Jalisco, pertenece a una generación de mujeres que transformaron las reglas del juego en la industria musical mexicana. Ya no se trata solo de ocupar espacios, sino de redefinirlos desde una autenticidad radical.
“Me enorgullece mucho. Siento que las mujeres en la música de mi generación han sido como una pieza fundamental para eso. Somos un ejemplo y un referente muy grande para nuevas generaciones, y en todos los ámbitos”, afirmó.
Con convicción, la artista habló sobre lo que representa ser una mujer artista en un país donde, históricamente, los moldes eran más importantes que la voz propia.
“Es vivir desde el ejemplo de: ‘Si yo soy así, no quepo en el molde de lo que la sociedad mexicana esperaría de las mujeres… pero al final yo voy a seguir haciendo lo que hago y lo que me gusta, y hablando desde la honestidad y la franqueza’”.
Desde que debutó como solista en los 2000, Sariñana enfrentó un camino complejo en medio del machismo estructural que aún persiste en la industria. Pero en lugar de adaptarse, decidió ser fiel a sí misma.
Su carrera es un ejemplo de resistencia creativa, de sostener una voz firme en un espacio que no siempre estuvo listo para escucharla. Hoy, junto a muchas otras, representa una nueva era para las mujeres en la música: una donde ya no piden permiso, y mucho menos perdón.
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Después de tantos años de trayectoria, de explorar sonidos, de romperse y reconstruirse en el escenario y fuera de él, Ximena Sariñana parece haber llegado a un lugar profundamente valiente: el de la aceptación.
“El aprender a quererme tal cual, el saber a qué suena mi música, saber que soy una persona muy honesta, muy natural, muy sentimental, que siente todo mucho, y eso, al final, es mi lugar en la música”, dice con la calma de quien no busca encajar, sino simplemente ser.
Ese lugar —íntimo, real, suyo— se materializará sobre el escenario el próximo 14 de noviembre en el Teatro Metropólitan de la Ciudad de México, donde compartirá no solo canciones, sino una forma de sentir y habitar el mundo. Porque al final, escuchar a Ximena Sariñana es también una invitación a escucharse a uno mismo.