FICG 2025: Un ratito de vida es vida, Dolores Heredia y su legado en el cine mexicano
Dolores Heredia celebra 40 años de carrera en el FICG 2025 con un emotivo homenaje y un libro que retrata su vida dentro y fuera del cine.

Dolores Heredia recibió el Mayahuel de Plata durante la edición 40 del FICG.
/Foto: Mariana López/La-Lista
A veces el cine no solo retrata la vida: la transforma. En ese juego de espejos, Dolores Heredia ha sido presencia, voz y alma del cine mexicano durante cuatro décadas. Este 2025, el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) la homenajeó con el Mayahuel de Plata, y también con algo que va más allá de una estatuilla: un libro que es, en sus propias palabras, “una forma de mirar hacia atrás con gratitud”.
Se trata de Dolores Heredia: un ratito de vida es vida, un retrato íntimo escrito por el cineasta Roberto Fiesco, diseñado por Alejandro Magallanes, y presentado durante el festival como un homenaje profundo y entrañable a su vida y obra.
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Dolores Heredia celebra 40 años de trayectoria en el FICG 2025
La emoción de Dolores Heredia era visible cuando subió al escenario del FICG para recibir el Mayahuel de Plata. Pero más que una premiación formal, el momento fue un reencuentro con su propio camino, una celebración compartida con el público, colegas y las generaciones de artistas que la han seguido.
Durante la presentación del libro, Heredia lo dijo con sencillez y ternura: “Fue una aventura hermosa para hacer un recuento de la vida”. Frente a una sala donde se mezclaron dos generaciones, confesó que el proyecto la obligó a detenerse por primera vez en mucho tiempo y mirar hacia su pasado con amor.
En sus palabras no hay grandilocuencia, sino una sabiduría adquirida a lo largo de cuatro décadas de trabajo colectivo. “El cine no se hace solo. Lo hacemos con maquillistas, vestuaristas, fotógrafos, críticos, periodistas. Yo le debo mucho a todos ellos”, dijo con la calidez de quien sabe que todo arte verdadero nace del encuentro.
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¿Cómo fueron los inicios de Dolores Heredia en el cine?
Antes de las cámaras, antes del teatro, incluso antes de saberse actriz, Dolores soñaba con ser otra cosa: “Yo me imaginaba como corresponsal de guerra, contando la vida y la verdad para que el mundo fuera distinto”, recordó entre risas.
Nació en La Paz, Baja California Sur, y creció entre el desierto, los libros y una necesidad profunda de narrar. El teatro, como tantas cosas esenciales, llegó por accidente: un intento por espantar el aburrimiento la llevó a un escenario… y ya no se bajó.
Formada en el Centro Universitario de Teatro, su primer gran impulso llegó con la compañía El Fauno, en una versión de Antígona. El cine vendría poco después, con La otra orilla (1990), y luego su paso por el Centro de Capacitación Cinematográfica marcaría el inicio de una carrera que rápidamente desbordó fronteras.
“Con la cámara siento un placer que no tiene que ver con la vanidad. Es una forma de conocerme a mí misma”, compartió con honestidad. Así se fue tejiendo una carrera que ha explorado todos los registros y matices, pero siempre con el compromiso de representar lo humano desde su raíz.
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¿De qué trata el libro de Dolores Heredia?
Un ratito de vida es vida no es una cronología ni una biografía común. Es, como lo definió Fiesco, una conversación extendida. Un ir y venir entre recuerdos, reflexiones y archivos personales que se convirtieron en un mapa emocional de Dolores Heredia.
El diseño de Alejandro Magallanes convierte el libro en una experiencia visual: hay fotos íntimas, carteles de películas, escenas olvidadas y palabras que no necesitan adornos para conmover. La solapa ya lo advierte: “Dolores Heredia es una de las presencias más fascinantes de las pantallas contemporáneas”. Y basta leer una página para entender que también lo es lejos de ellas.
Durante la presentación, Heredia agradeció la generosidad de Fiesco y Magallanes: “Fue un lujo trabajar con ellos. Me cuidaron, me escucharon, y me ayudaron a mirar mi propia historia con otros ojos”. Entre risas, anécdotas y aplausos, quedó claro que el libro no solo cuenta su carrera: también celebra su manera de estar en el mundo.
Porque al final, como ella misma lo dijo, “un ratito de vida es vida”. Y si es vivida con entrega, como la suya, vale mucho más.