Kings of Leon: ‘¡Ya no nos tiramos golpes entre nosotros!’
“Más relajados”. De izquierda a derecha, Nathan, Matthew, Caleb y Jared Followill. Foto: Matthew Followill

Algo increíble sucedió durante la creación del octavo álbum de Kings of Leon. Por primera vez, los cuatro Followill (los hermanos Caleb, Jared, Nathan y su primo Matthew) concluyeron todas las sesiones de grabación sin pelearse a golpes. “Nuestros cuerpos ya no funcionan como antes”, dice el cantante y guitarrista Caleb en una llamada por Zoom desde su casa en Nashville. “Entonces ya no nos tiramos golpes entre nosotros”. El baterista Nathan y el guitarrista Matthew nos acompañan desde sus respectivas casas separadas por unos cuantos kilómetros, y el bajista Jared nos saluda desde sus vacaciones en Florida.

“Ahora tenemos hijos”, dice Nathan, el mayor. “Le dejamos las peleas a las primas de ocho años”.

Matthew hace muecas cuando recuerda algunas de las peleas que atestiguó durante años, cuando se sentaba hasta el fondo del autobús de giras a pensar: “Oh Dios mío, de ninguna manera volveremos a tocar después de lo que le acaba de decir”. Las peleas, dice, usualmente eran el resultado de un día libre durante el tour donde tomaban demasiado, comenzaban como pequeños desacuerdos y tomaban un giro siniestro. Pero eso se quedó en el pasado y así es como Kings of Leon mide el progreso: no con sus estadísticas de streaming, con sus Grammys ni con las ventas de boletos, sino con lograr hacer un álbum sin llegar a los golpes.

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Esta paz y sabiduría de la mediana edad se encuentran en el corazón del octavo álbum, el excelente When You See Yourself. Son un grupo notablemente distinto a la salvaje banda de garage que llegó a las costas británicas en 2003: “Etiquetados”, recuerda Jared, “como el nuevo revival del rock: nosotros, The Strokes, los White Stripes, Black Rebel Motorcycle Club”. Ellos también son distintos de los rockeros de estadio que tuvieron grandes éxitos como Sex on Fire y Use Somebody unos años después.

El colapso inducido por el alcoholismo de Caleb en 2011 les trajo un periodo de reflexión. Dos buenos álbumes después, Mechanical Bull de 2013, y Walls de 2016, lograron transformarse en una enorme banda de rock al estilo de Pearl Jam. Los momentos más rudos aún son salvajes, pero lograron jalarlos con una correa, mientras que sus baladas épicas ahora son un poco más melancólicas. En alguna ocasión les dijeron los “Strokes sureños”, pero estos días la descripción más precisa puede ser “Coldplay para vaqueros”.

El estreno de When You See Yourself, el álbum que grabaron en Nashville con Markus Dravs, productor de Arcade Fire y Florence and the Machine, se pospuso durante un año por el Covid. “Es bastante extraño cuando lees las letras”, dice Caleb. “Parece que lo escribimos durante la cuarentena. Tiene contenidos proféticos”. De hecho, es fácil asumir que algunas canciones se escribieron durante el confinamiento. En Time In Disguise se preguntan “Is it a man or a masked machine?” (¿Es un hombre o una máquina enmascarada?) Y en Echoing se imaginan que si “we’re ever going out / We could be here forever without a doubt” (…si alguna vez salimos/Estaríamos aquí para siempre, sin duda alguna).

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No solo escribieron himnos del Covid accidentalmente. El coro de Claire & Eddie, con su advertencia que “fire’s gonna rage if people don’t change” (…el fuego enfurecerá si la gente no cambia), da escalofríos de actualidad mientras la banda presenciaba los disturbios en todo Estados Unidos durante el año pasado. “Han sucedido muchas cosas”, suspira Caleb. “Estoy feliz porque acabamos antes de que todo sucediera”.

Ellos tienen un proceso establecido. “Estrenamos un álbum”, dice Caleb, “y después salimos de gira durante un par de años”. Pero el confinamiento les ha permitido hacer una pausa y despejar sus cabezas con tiempo en familia. “Normalmente no formaría parte de los logros que hemos alcanzado”, dice Nathan.

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‘Magical time’ … Kings of Leon en el Pyramid Stage de Glastonbury en 2008. Fotografía: Martin Godwin/The Guardian

No obstante, estar en casa también les trajo algunos problemas. Recientemente, Caleb encontró a su esposa, la modelo Lily Aldridge, viendo una selección de videos musicales de Kings of Leon. “Y yo le dije, ‘¡Amor, apaga eso!’ Estaba tan sonrojado que sentía cómo la sangre subía a mi cara”. Normalmente, Caleb no tolera verse o escucharse a sí mismo. Dice que la única razón por la que 100,000 People, uno de los himnos de su nuevo álbum, es una buena canción es porque cuando la escucha no siente vergüenza ni intenta “esconderse bajo una mesa”.

Mientras Jared da la impresión de ser una auténtica estrella del rock, Nathan más bien parece un surfer relajado. Matthew es ultraeducado y ligeramente inquieto, mientras que Caleb parece un líder más o menos renuente. Tiene el aire de una persona a la que no le importa si su teléfono se queda sin batería, y dice que algunos de sus amigos más cercanos son los que juegan golf y no les importa mucho su carrera musical. Es como un hombre que preferiría una vida silenciosa pero en su lugar, se encuentra en la situación de ser el acto principal del festival de Reading cada tres años.

“Creo que eso es justo”, asiente. “Me hace feliz que alguien más quiera estar al frente en las fotos o aceptar los premios y dar los discursos . Amo las ventajas que vienen con ser frontman pero no amo la presión. Siempre me hace feliz ceder el asiento de adelante”.

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Foto: Raph_PH – KOLSheffield100617-21/Kings of Leon

“Es un tipo muy callado”, dice Nathan. “Especialmente sobre el escenario. Se esconde detrás de su guitarra. Es increíble. Puede cantar frente a 50,000 personas y aún retiene esa timidez dentro de él”.

Caleb puede ser famoso por cantar “Whoaaaa, your sex is on fire!”, pero casi todas sus letras muestran algo de vulnerabilidad, como en Supermarket, una canción del nuevo álbum que escribieron hace una década. La escribieron al mismo tiempo que su álbum de 2010, Come Around Sundown, que fue una decepción comercial. Cuando Caleb abandonó borracho un escenario en Dallas a medio concierto, los asistentes pensaron que habían llegado al final del camino. Un verso de Supermarket te da la idea del estado mental de Caleb en esos días: “I’ll never be whole again until I get clean”. (Nunca volveré a ser de una pieza hasta que arregle todo.)

“Era una época oscura”, dice. “En ese entonces yo no lo sabía. Era un borracho cuando escribí eso y tiene un poco de tristeza y reflexión. Todos estos años después, cuando la escucho, me alegra haber superado ese periodo y poder mirarlo para pensar. Siempre es extraño mirar una versión distinta de ti mismo, o de tu estado mental. También es terapéutico. Es un poco agradable. Aprendí muchas cosas de esa época”.

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Con tiempo para la contemplación durante el confinamiento, la banda ha echado vistas al pasado. Jared suele pensar en la época cuando eran invitados en el hotel Columbia, el centro histórico de Londres para las desventuras de las bandas nuevas, y en su primer show en el Reino Unido, en The White Horse, un bar en Buckinghamshire: “¡Tocamos frente a 150 personas!”, recuerda. “Yo tenía 17”, añade Matthew. “Nunca antes había salido del país. Suelo pensar en lo emocionado que estaba por ir a Inglaterra. Fue una época mágica”.

Hasta su cuarto álbum, Kings of Leon era un acto grande en el Reino Unido pero nadie los conocía en Tennessee. “No encajábamos con nuestros grandes bigotes, pantalones acampanados y camisas hasta el ombligo”, recuerda Caleb. “Todos los chicos country de Nashville pensaban, ‘¿quién diablos son estos tipos?’ Pero cuando aterrizábamos en el Reino Unido, todo el mundo se vestía como nosotros”.

Sex on Fire igualó las condiciones en Estados Unidos, pero ninguno de los miembros la recuerda como su mejor momento. Tres de ellos piensan que es el hecho de que sigan juntos, haciendo música y conviviendo mejor que nunca, pero Jared piensa otra cosa. “Soy bastante frívolo, amo los trofeos”, dice el bajista. “Amo ganar Grammys y Brits y cosas así”.

En el comienzo, cuando los cuatro vivían juntos, solían invitar a personas a comer los domingos por la tarde. “Una de cada cinco personas terminaba peleando con otro tipo dentro de la piscina o con un chichón en la cabeza hecho con una sartén”, se ríe Caleb. Supieron que las cosas habían ido demasiado lejos cuando Betty-Ann Followill, la madre de los hermanos, tuvo que intervenir. “Cuando ella llegaba”, dice Caleb, “sabías que era hora de dejar de pelear”.

– When You See Yourself se estrenó el 5 de marzo.

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