Ray Antrobus: ‘la sordera es una experiencia, no un trauma’
'Me resulta ridículo que no hubiera más libros infantiles con protagonistas sordos' ... Raymond Antrobus. Fotografía: David Levene / The Guardian

Raymond Antrobus siempre cuenta una historia de su infancia, de cuando tenía seis años  y todavía no le diagnosticaban la sordera y su padre le leía un libro ilustrado. Antrobus se acurrucaba en el pecho de su padre y sentía la historia que no podía escuchar mediante las vibraciones de su cuerpo. El libro casi siempre era su favorito: Happy Birthday Moon. Tanto el recuerdo como el libro, años después, lo llevarían a darle nombre a un poema en su premiado primer libro, The Perseverance. “Me gustaría ser la luna, el oso, y la lluvia. / Mi papá hace que la luna diga cosas nuevas cada noche/ y nos escuchamos uno al otro, realmente nos escuchamos. /Mi papá lee en voz alta, y yo sigo su dedo en la página”.

Este recuerdo inspiró su primer libro ilustrado, ¿Pueden esquiar los osos?.Antrobus es el oso y el libro trata de este adorable protagonista que escucha el título del libro cuando un adulto pregunta: “¿Puedes oírme?”, hasta que finalmente se reconoce su sordera.

Antrobus, de 34 años, originalmente declinó escribir un libro para niños cuando la editorial lo vio leyendo el libro Happy Birthday Moon en un festival literario. “Yo siempre contaba esta historia pero nunca pensé en hacerlo un cuento para niños. La cosa es que yo realmente me considero un poeta”, dice. “Vivo para la poesía. Pero me di cuenta que gran parte del problema era mi ego. Muchos poetas que amo también escriben para niños. Creo que es puro esnobismo. En el mundo de la poesía, si soy honesto, hay mucho esnobismo. Y tal vez he pasado allí demasiado tiempo y por eso no quería escribir un libro para niños. Pero ahora me siento bien con este libro. Estoy muy muy orgulloso de él”.

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Un poco después del festival, en la biblioteca de Blanche Nevile, la escuela para sordos de Londres a la que asistía Antrobus, y en donde enseña ahora, revisó los anaqueles. “No había libros para niños pequeños con protagonistas sordos. No había nada. Así es que decidí que lo intentaría”.

Antrobus conoció entonces a la autora de libros para niños Joyce Dunbar, que es totalmente sorda, en un festival de literatura. “Joyce me apoyó muchísimo. Me preocupaba pasarme a un carril que no es el mío. El apoyo de una veterana fue una bendición para mi, si les parece bien, nadie puede decirme nada ahora”. Por coincidencia, la ilustradora de ¿Pueden esquiar los osos?, es Polly Dunbar, la hija de Joyce. Cuando Antrobus vio las ilustraciones, lloró: “Tuve que salir de la oficina, no podía creer lo bien que había captado todo”.

Antrobus ha recibido mensajes de todo el mundo sobre su libro. Le escriben abuelos que usan el libro para explicar su sordera a sus nietos. Un niño le escribió para decirle que le preguntaría a su amigo sobre sus auxiliares de audición por primera vez. Una escuela completa de Canadá estaba tan inspirada que organizó un viaje para esquiar. “Y nadie me ha dicho, ‘Oh, pobre oso!”, cuenta. “La sordera es una experiencia, no un trauma. El diagnóstico no es una historia trágica, pero vivir con eso es preocupante. Mis padres pueden oír, así es que no sabían qué hacer. Me parece ridículo que no haya más libros para niños con protagonistas sordos. Se trata de un síntoma de la cultura convencional que le falla a todo el mundo. Así es que mi libro tiene más vida de la que yo pensaba, y eso es muy emocionante”.

Antrobus se encuentra en el cuarto de un hotel en Oklahoma cuando hablamos, esperando que pase una nevada que lo dejó sin calefacción en su casa. Su esposa es estadounidense y Antrobus vive con ella en EU, por el momento, ya que la pandemia ha hecho que se demoren sus trámites de migración. Para empeorar las cosas, están esperando su primer hijo; “Hemos estado viendo parteras y revisando precios del costo de los partos de EU ya que en Reino Unido es un servicio gratuito”, y resopla. “Las novedades me están llegando por todos lados”.

Algo positivo de antes de la pandemia fue que después de dar una plática a un grupo de audiólogos, le llovieron ofertas para mejorar sus auxiliares auditivos. Yo conocí a Antrobus antes cuando usaba los aparatos anteriores, los del NHS. Los nuevos no se ven para nada en Zoom. Dice que cambiaron su vida porque por primera vez puede oír los sonidos que llegan del otro lado de la pared.

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¿Pueden esquiar los osos? por Raymond Antrobus, ilustraciones de Polly Dunbar. Fotografía: Polly Dunbar

“Son algo así como los auxiliares auditivos más poderosos que existen y me llegaron del cielo. Durante la pandemia me ha tocado vivir un mundo totalmente diferente de sonido. Siempre había usado los de la NHS. Estos valen miles y no podría tener acceso a ellas de otra manera. Los niños con los que trabajo no tienen acceso a esto. Pero, por dios, la diferencia es mucha.”

Al igual que todos en el confinamiento, ha visto mucha televisión, pero por una razón diferente: armado con su tecnología de punta, ahora está viendo todas las películas que veía de niño pero sin subtítulos. “¡Todas las ideas de mis películas favoritas de la infancia están mal!” dice. “Todo es diferente, yo tenía diferentes historias para todos”. Durante el confinamiento, también hizo un programa para Radio 4 de la BBC, Inventions in Sound, un programa sobre subtitulaje.

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Su libro ¿Pueden esquiar los osos? , comenzó como un recuerdo de su papá, el papel que el papá del oso desempeña en el libro, encontrar los auxiliares perdidos, hacer malabares con las citas, era todo de su madre. “En realidad nunca pude hablar con mi padre sobre mis experiencias, ese mundo estaba totalmente alejado de él”, dice Antrobus. “No participaba. No quiero inventarle excusas. Pero yo quería que este libro cuestionara los roles de género. Antes de que saliera, tuve que decirle a mi mamá, ‘no le estoy dando el crédito a mi papá, estoy presentando un modelo de rol’. Simplemente no estaba presente. No tenía un lenguaje. Ni siquiera me llamaba sordo, simplemente decía que estaba ‘limitado’. Esa siempre fue su palabra y la forma en que la usaba me afectaba. Ahora diríamos que discrimina a los discapacitados. Así es que en cierta forma, el libro es una representación de la infancia que me habría gustado tener con mi padre. Pero espero que eso honre a mi padre también”. Ya prometió que su siguiente colección de poemas, que saldrá en septiembre, “es toda de ella”. “Y ella está de acuerdo”, ríe.

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