La desaparición de personas provoca un problema invisibilizado: niños y niñas con depresión, cuadros de ansiedad, miedo a salir a la calle o a los policías, además de que sufren discriminación y bullying.
Ante el dolor por la desaparición de un ser querido, niños y niñas han cambiado sus útiles escolares y sus juguetes por una vara y una pala para buscar fosas clandestinas.