¿Qué es lo más difícil de acompañar a una paciente con cáncer de mama? Los familiares lo cuentan
Tener una familiar con cáncer de mama es un gran reto físico y emocional, ¿qué es lo más difícil para las personas que acompañan esta enfermedad?
Tener una familiar con cáncer de mama es un gran reto físico y emocional, ¿qué es lo más difícil para las personas que acompañan esta enfermedad?
Diagnóstico, tratamiento, recuperación. Casi siempre, los casos de mujeres con cáncer de mama siguen el mismo ciclo. En este periodo, un factor importante es el acompañamiento que las pacientes tienen por parte de su círculo cercano.
¿Qué es lo más difícil de este camino? En La-Lista platicamos con familiares y amigos que han acompañado a personas que han padecido esta enfermedad. A través de sus experiencias descubrimos cómo es la vida de alguien que enfrenta de cerca el cáncer.
Araceli y Míriam Torres
En el 2000, Araceli Torres fue diagnosticada con cáncer de mama. Un año después le retiraron el seno derecho. Recibió quimioterapia en un hospital privado, pues ella asegura que el cáncer es una enfermedad que se debe tratar con rapidez e ingresar al sistema de salud gratuito en México no era opción.
El cáncer regresó cinco años después de su primer diagnóstico, pero ahora al seno izquierdo. Sin embargo, no necesitó cirugía y pudo sanar con radioterapias.
“Cuando te operan, ver qué te quitaron el seno, sientes como si ya no fueras tú, pero también al paso de los días te das cuenta que no eres un seno, ni eres una mano, ni eres un pie, eres todo un ser completo”, comparte Araceli Torres, quien en esta etapa estuvo acompañada de su familia, en especial de su sobrina Míriam Torres Colín.
Míriam recuerda cuando el cabello de su tía comenzó a caer, la acompañó a que se rapara y para ella fue un momento muy impactante. “Lo más difícil como familiar de un paciente que ha tenido cáncer es el tener la fortaleza para brindar el apoyo emocional a tu ser querido, para impulsarlo a seguir adelante”, dice.
Actualmente, Araceli está libre del cáncer, pero cada año acude a realizarse estudios de observación.
María de la Luz y Felipe Zetina Pérez
En 2020, en plena pandemia, María de la Luz Zetina Pérez fue diagnosticada con cáncer de mama. Los médicos de la Fundación de Cáncer de Mama (Fucam) y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) la desahuciaron, pero el diagnóstico fue incorrecto: Marilú –como le gusta que la llamen– sigue viva.
El 6 de septiembre de este año le realizaron la mastectomía para retirarle el seno izquierdo y las quimioterapias ya terminaron. Para ella fue complicado tomar la decisión de la cirugía, quería analizar otras opciones.
Felipe, su hermano, respetó la elección. “Considero que lo más difícil del acompañamiento de una persona con cáncer de mama es: la distancia y el tiempo del que debe uno disponer, así como la disponibilidad de servicios médicos y medicamentos. Asimismo, el aceptar cualquier decisión del familiar que lo padece, apoyándolo en todo momento”, dice.
Marilú y Felipe han avanzado este camino codo a codo. Desde pequeños les enseñaron a estar juntos y a apoyarse en todo momento. Su padre, José Zetina, también sufrió cáncer, ese proceso aunque fue difícil los preparó para enfrentarse nuevamente a esta enfermedad.
María de la Luz ha sorprendido a toda su familia por la fortaleza y la actitud con las que ha enfrentado el cáncer.
Sandra Monroy y Sashenka Gutiérrez
Sandra Monroy y Sashenka Gutiérrez no tienen los mismos lazos sanguíneos, pero profesionalmente comparten el amor por la fotografía. Se conocieron hace más de dos años y desde entonces son muy unidas.
En 2021, Sandra fue diagnosticada con cáncer de mama y le practicaron una mastectomía bilateral radical, que consiste en retirar los dos senos. Ella siempre estuvo segura de lo que quería hacer para vencer la enfermedad, pero fue hasta horas después de la cirugía cuando la realidad la aplastó: tenía que afrontar y aceptar el duelo que estaba viviendo.
“Lo primero que te pone en la mesa es lo efímero que somos”, comparte Sandra a La-Lista. “Una de las cosas que más extraño, ni siquiera son mis chichis, es esa capacidad de sentirme inmortal, esta idea soberbia que todos tenemos”.
En este proceso no ha estado sola, su madre Teresa Mandujano y Sashenka la han acompañado.
“Me acordé que mi mamá tuvo cáncer cuando yo era niña, me acordé que la pasamos mal, yo solo me imaginaba que no quería verla en ese escenario”, dice Sashenka, quien documentó fotográficamente el antes y el después del proceso quirúrgico. “Hoy, Sandra es fuego puro y aún tiene un largo camino por recorrer”.
Patricia Herrera y Marlen Villegas
“No sabíamos qué era lo que tenía, solo nos decían que se tenía que operar y que probablemente era cáncer”. Así recuerda Marlen Villegas, de 23 años, el momento en que su madre, Patricia Herrera, fue operada de emergencia porque una “bolita” le explotó dentro del seno izquierdo.
Después de la cirugía y el retiro del seno izquierdo, Patricia buscó ser atendida en el Instituto Nacional de Cancerología, pero no obtuvo respuesta. La mujer, de 50 años, recuerda que al principio no la querían recibir por su nivel socioeconómico, pero comentó que tenía un “guardadito” –más de 50 mil pesos– y con eso sustentaría los gastos. Terminó siendo atendida en Fucam.
Para Marlen, una de las cosas más complicadas de esta enfermedad fue ver triste a su mamá, no tanto por el diagnóstico sino por el dinero que necesitaban para completar su tratamiento. Hoy, las quimioterapias y las radioterapias ya terminaron, está en observación porque no saben si el cáncer ya desapareció.
“Lo más difícil fue estar fuerte para que ella no se viniera para abajo y cada que tenía sus químicos, ver cómo se le caía su cabello, así como verla en el camino lo débil que se sentía. Al principio, cuando nos enteramos, verla llorar, triste, con la angustia de que algo pasara, fue lo más difícil”, cuenta Marlen.
Aunque antes de la enfermedad ya eran unidas, esta etapa fortaleció el vínculo: las hizo pasar más tiempo juntas y apoyarse mutuamente. “Yo quisiera que me dijeran que ya estoy bien, tal vez podría seguir mi vida más tranquila”, dice Patricia.