‘Solo escribe ALTO’: la adolescente que ayuda a mujeres polacas a escapar del abuso
Krysia Paszko tenía 17 años cuando creó una página de Facebook para ayudar a las mujeres sometidas a abuso doméstico. Fotografía: Maciek Nabrdalik / VII para Stanley Center

En abril de 2020, semanas después de que Polonia entrara en su primer confinamiento por Covid-19, Krysia Paszko, una estudiante de preparatoria de 17 años, vio un reporte en la televisión sobre el aumento de casos de violencia doméstica en Europa, que aumentó hasta 60% de 2019, según la Organización Mundial de la Salud. El centro de derechos de las mujeres más grande de Polonia, Centrum Praw Kobiet (CPK), reportó un aumento de 50% en llamadas a su línea de emergencia de violencia doméstica en marzo. 

Después de aprender del reporte que Francia implementó una estrategia en las farmacias que las mujeres pueden usar para reportar violencia doméstica al usar las palabras clave “Mask 19”, Paszko tuvo una idea. Con la ayuda de una amiga diseñadora gráfica, ella creó una página en Facebook de una compañía de cosméticos falsa. 

Después fue a su Facebook personal, en donde escribió: “Si estás en cuarentena o aislamiento con una persona tóxica o violenta, manda un mensaje”, y puso el link a la página de cosméticos. “Si haces una pregunta sobre cosméticos naturales”, explicó Paszko, “te monitorearemos. Si escribes ‘STOP’, llamaremos a la policía”

Paszko apenas podía mantenerse al corriente con todos los mensajes que recibía ya que su publicación de Facebook se compartió miles de veces. Después de pocos días, ella tuvo que pedirle ayuda a CPK. Desde entonces, psicólogos, abogados y voluntarios de CPK, con Paszko entre ellos, responden a las solicitudes. 

La página es tan convincente que recibe mensajes sobre los cosméticos naturales que promociona, junto con notas de apoyo y felicitaciones de gente que ha escuchado sobre la iniciativa a través de otras personas o de grupos de mujeres. 

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Para filtrar los mensajes menos urgentes, un desarrollador web creó un bot para organizar las solicitudes. Los psicólogos entonces pueden identificar inmediatamente a las mujeres que necesitan asistencia, y otro equipo responde a las preguntas sobre los cosméticos que aparecen en el folder de “otros”. 

Para proteger a aquellas mujeres cuyas parejas monitorean sus comunicaciones, Paszko desarrolló un sistema de preguntas clave para determinar el tipo de asistencia necesaria. Con base en su experiencia de mensajearse con las mujeres, ella creó una guía de 15 páginas para compartir con los psicólogos, quienes pueden comenzar preguntando por “un problema de la piel”, cuándo comenzó, y cuántos en la casa sufren de la condición. 

“Lo que me sorprendió es que puedes decir casi todo con el código”, dice Paszko, como si hay alcohol involucrado, o si la violencia afecta a los hijos de las mujeres. 

Uno de los primeros casos que Paszko manejó la primavera pasada comenzó cuando una mujer envió un mensaje a la página mientras bañaba a su hijo. La mujer dijo que el abuso emocional, físico y económico de parte de su esposo empeoró durante la pandemia.

Su esposo estaba más en casa, e incluso si lograra escapar, el hombre controlaba sus finanzas, así que no tenía dinero ni lugar a dónde ir. Como él trabajaba durante el día, Paszko le dijo a la mujer que empacara sus esenciales y los de su hijo. CPK pidió y pagó un taxi que los llevó a ambos a su refugio en Varsovia. 

El refugio de CPK ocupa un piso de un edificio sencillo de la capital. El espacio, cuya locación es secreta, puede albergar hasta 20 mujeres y niños al mismo tiempo. Según Urszula Nowakowska, la fundadora y presidenta de CPK, la violencia del confinamiento escaló en los casos en los que ya existía en la relación y comenzó en otros por primera vez. 

Antes de llegar al refugio, la mujer que Paszko ayudó a que dejara a su esposo estaba demasiado avergonzada y asustada como para hablar sobre su abuso con sus padres. Después de unos días en CPK, ella se abrió con ellos. Ella ya se mudó con sus padres, encontró trabajo e inscribió a su hijo en una guardería. 

 Incluso antes de que la pandemia comenzara, el abuso doméstico era alto en Polonia, aunque la magnitud de este era minimizada por el partido conservador de la Ley y la Justicia (PiS). El agosto pasado, se filtró un estudio de 2019 que comisionó el gobierno pero que no se hizo público. Encontró que el 63% de las mujeres polacas había experimentado violencia doméstica durante sus vidas. El estudio señaló que lo que conecta a los perpetradores es un sentido de impunidad, están confiados de que no los castigarán. 

Un mes antes, según los reportes, el ministro de justicia Zbigniew Ziobro puso una solicitud para sacar a Polonia de la Convención de Estambul, un tratado del Consejo de Europa para combatir la violencia en contra de las mujeres. El primer ministro, Mateusz Morawiecki, y otros ultraconservadores sostienen que el tratado representa una perspectiva ideológica sobre el género en contra de los “valores familiares tradicionales” de Polonia. Medios de comunicación reportaron que el país intenta crear un tratado regional sobre los “derechos familiares” con otros gobiernos de extrema derecha en países de Europa central y del este como Hungría. 

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Los esfuerzos para retirarse de la convención y una decisión de la corte constitucional de imponer una prohibición casi total del aborto representan “una marcha muy consistente hacia limitar los derechos de las mujeres en Polonia”, dice Zuzanna Warso, una experta en derechos humanos de la Fundación Helsinki para los Derechos Humanos. El país ya tiene una de las leyes de aborto más restrictivas. Y la pandemia pudo usarse como pretexto para reducir más las protecciones legales para las mujeres en Polonia. 

El octubre pasado, Paszko se unió a una protesta de 100,000 personas en las calles de Varsovia para protestar en contra de la prohibición al aborto. A pesar de las restricciones por el Covid-19, la marcha fue una de las más grandes en Polonia desde la caída del comunismo, una demostración de enojo en contra del PiS. Cuando las actividades se acabaron, Paszko se fue a casa y trató de dormir. A las 2AM, ella abrió la página de Facebook, y salió un mensaje. 

“Ayuda. Por favor ayuda”, decía. “Él quiere que deje el departamento. Tengo sangre en mi cara. No sé a dónde ir. ¿Qué tengo que hacer?” La pareja de la mujer salió a una fiesta y regresó ebrio. Paszko preguntó si debería llamar a la policía, pero la mujer estaba asustada porque su pareja la amenazó con más violencia si involucraba a la policía”. 

Él había empacado las pertenencias de ella en una maleta y le ordenó que se fuera, pero ella no tenía a donde ir. Paszko coordinó con refugios en el área para encontrar alguno que tuviera espacio. Dentro de pocas horas, la mujer llegó segura a un centro local de intervenciones de crisis. 

Desde la primavera pasada, más de 500 mujeres en Polonia, y mujeres polacas en Países Bajos y Alemania, recibieron ayuda a través de la página de cosméticos de Paszko, según Monika Perdjon, una terapeuta y asistente de emergencias de CPK. Paszko admite que tomar esa iniciativa como adolescente es una responsabilidad muy pesada, pero está feliz de que exista esa página y que haga un impacto. 

“Tal vez es una paradoja, pero es algo optimista: que ellas puedan recibir ayuda en lugar de quedarse por años en la situación”, dice. 

Este texto se adaptó de un reportaje que comisionó originalmente el programa de periodismo y medios  del Stanley Center for Peace and Security como parte de Red Flags or Resilience.

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