El mansplaining es un término que hace referencia a aquellas situaciones en que los hombres explican cosas a las mujeres de manera condescendiente, asumiendo que los conocimientos de ellas son inferiores a los suyos por el simple hecho de ser mujeres.

El término se forma de dos palabras del idioma inglés: man, hombre y explain, explicar.

La escritora Rebecca Solnit publicó en 2008 un ensayo que después se convirtió en el libro Los hombres me explican cosas. En el escrito, ella contó cómo en una fiesta conoció a un hombre que le recomendó un libro e insistió en resumir la reseña sin darle oportunidad de revelar que Solnit era la autora del libro que él tanto insistió en explicarle. 

Desde entonces, muchas mujeres han denunciado públicamente (basta con escribir ‘mansplaining’ en las búsquedas de Twitter para poder leer experiencias de mujeres) haber vivido este tipo de actitudes en diversos círculos, ya sean laborales, familiares o, incluso, dentro de sus relaciones sentimentales.

La Real Academia Española (RAE) lo describe como un neologismo inglés que designa “la explicación dada por un varón a una mujer en tono condescendiente, presuponiendo de forma injustificada desconocimiento de la cuestión por parte de esta”.

Casos famosos de mansplaining

Se trata de una situación que pasa a distintas mujeres, sin importar a lo que se dediquen. 

Por ejemplo, la escritora Laura Bates, habló en un artículo de The Guardian, de la ocasión en que la astronauta de la NASA, Jessica Mier, tuiteó hablando de ingresar a la “zona equivalente al espacio, donde el agua hierve espontáneamente”. Pero un hombre, cuya biografía de Twitter decía que había estado una vez en un campamento espacial, respondió de la siguiente manera: “No diría que es espontáneo. La presión en la habitación estuvo por debajo de la presión de vapor del agua a temperatura ambiente. Termo sencillo.”

Algo similar le ocurrió a la doctora en física y profesora, Veronika Hubeny, quien en 2017 participó en un panel en donde ella era la única mujer entre varios hombres y fue interrumpida en diversas ocasiones por el moderador para repetir lo que ella estaba diciendo. 

En un punto del panel, incluso se pudo escuchar a una mujer miembro de la audiencia que gritó “¡déjala hablar por favor!”, comentario que fue aplaudido por más personas que se encontraban en la sala. 


En realidad, la necesidad de algunos hombres por “explicar” a las mujeres temas en los que ellas son expertas tiene un trasfondo machista, según la psicóloga Nathaly Chávez. Con ella coincide la activista, profesora e investigadora en temas de género, Lucía Melgar, quien recalca que se trata de una manera de “acallar a las mujeres”. 

“Viene del propio sistema social en que estamos. Un sistema desigual, donde tradicionalmente la voz la han tenido los hombres, como en las leyes y la ciencia, que las han interpretado los hombres, y parece que siguen teniendo una idea de que el saber es un monopolio de ellos”, explica Melgar a La-Lista

Es un micromachismo (es decir, una actitud machista que no resulta demasiado evidente) porque es tan común que no se hace notar como si violentan a una mujer físicamente”, agrega Chávez. 

Las especialistas coinciden en que aunque este tipo de prácticas son más comunes en el ámbito laboral, en realidad el mansplaining tiene su origen en los núcleos familiares machistas, en donde no se da el mismo valor a la voz de una mujer que a la de un hombre.

“Se aprende en varios lugares, tanto en las casas, si forman parte de una familia autoritaria, donde básicamente el padre o los hijos son los que hablan; en la escuela, donde las personas que enseñan no le dan la palabra a las niñas o en ciertas escuelas que pueden tener más profesores hombres que mujeres, asociando el conocimiento con los hombres; y en el trabajo también es evidente, porque no solo son los hombres los que tienen la mayoría de las posiciones de poder, sino que muchos hombres no aceptan tener una jefa porque en vez de ver que es una persona que está ahí por sus capacidades, la cuestionan por el hecho de ser mujer”, explica Melgar. 

Además, el mansplaining deriva de la situación de desigualdad en el acceso al conocimiento a la que se han visto expuestas las mujeres durante la historia, y sigue sucediendo porque “todavía hay quien duda de que las mujeres tengan las cualidades suficientes para cualquier tipo de trabajo que tradicionalmente se ha visto como un trabajo masculinizado, como la ciencia o la política”, agrega Melgar. 

La-Lista de preguntas para reconocer si lo que haces es mansplaining

Este tipo de actitudes se pueden identificar, principalmente, en las reuniones de trabajo o paneles de expertos, en donde no se les da la voz a las mujeres o bien, cuando dan su opinión sobre un tema en el que son expertas, se les cuestiona. 

La autora Kim Goodwin, publicó un artículo en la BBC, en el cual presentó un esquema para poder identificar cuando se está frente a una situación de este tipo. 

Todo comienza por preguntarse “¿la mujer pidió tu explicación?”. Si la respuesta es sí, no se trata de una situación de mansplaining. 

En cambio, si la respuesta es no, y el hombre considera tener más o la misma experiencia que ella en el tema, pero aún así insiste en explicarle, se trata de mansplaining. Lo mismo ocurre cuando la explicación no fue pedida y aunque la mujer es experta en un tema, un hombre que no lo es intenta explicárselo.

Así, para saber si se está incurriendo en mansplaining, un hombre tendría que preguntarse: 

  1. ¿La mujer quiere mi explicación?
  2. ¿Estoy asumiendo cosas sobre sus capacidades?
  3. ¿Cómo están afectando mis prejuicios el reconocimiento que doy a las capacidades de los demás?

¿Qué puede hacer una mujer ante el mansplaining?

Nathaly Chávez indica que cuando una mujer se encuentra frente a un hombre que intente hacer mansplaining, ella puede enfrentar este tipo de actitudes haciendo comentarios como: “me estás interrumpiendo”, “no pedí tu opinión”, o “eso es lo que yo acabo de decir”. 

“No tienen que pelearse, pero sí pueden confrontar y hacerle ver al individuo que está cuestionando que no tiene razón de estar cuestionando o que dé buenas razones para cuestionar y no nada más de por supuesto que la mujer no sabe”, recalca Melgar. 

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