Las mujeres debemos acceder a una conciencia ciudadana democrática

¿Cuánto ha avanzado la mujer a partir del sufragio en México?

El sufragio femenino ha marcado un antes y un después, significa nuestro reconocimiento como ciudadanas y sujetas de derecho a participar en la toma de decisiones de nuestro país. Es el resultado de diversas mujeres feministas que con acciones colectivas pudieron transformar las leyes, su creatividad logró cambiar actitudes y, por supuesto, alteró el curso de la historia.

Paso a paso, el movimiento de mujeres, ante adversidades, construyó hitos históricos o cotidianos que sin duda modifican nuestras vidas, nuestros derechos, vidas de mujeres y niñas de México y de todo el mundo.

En sinuoso camino se abrieron veredas para valorarnos y reconocernos como ciudadanas sujetas de derecho.

Algunos avances a partir de ello son el acceso a la educación, la incorporación de las mujeres al mercado laboral, la incorporación de las mujeres en los parlamentos, así como la paridad y son varios los países que han aplicado algún tipo de cuotas con el fin de conseguir una participación equilibrada en la esfera política y en la toma de decisiones, como es el caso de México.

Diversas reformas y leyes a favor de los derechos humanos de las mujeres, niñas y adolescentes se han aprobado, entre estos, el derecho de las mujeres a decidir sobre nuestro cuerpo en diversos países, en México, actualmente se garantiza en nueve estados de la República.

Sin duda, hay varios avances, pero estos siguen estando en la teoría porque en la praxis esto no es una realidad.

¿Cuál es el lugar actual de la mujer en las decisiones de poder?

Desde el feminismo es indispensable reconocer y legitimar a las mujeres no solo de hoy, sino las que nos antecedieron, las que han estado en espacios de toma de decisiones, cada día son más y estar en ellos ha implicado sortear diversos obstáculos patriarcales.

Hay obstáculos que están presentes y muchas veces no fuera de las mujeres sino dentro de ellas, identificarlos y reconocerlos es indispensable para ejercer un poder de construir espacios de igualdad, para promover políticas que garanticen los derechos humanos, ejercer un poder “con” las otras y desde el feminismo y la igualdad sustantiva.

Si no se identifican las actitudes machistas y misóginas, lo cual es un proceso diario para desmontar ese patriarcado que nos atraviesa a todas las mujeres, tendremos mujeres en la toma de decisiones que usen el poder “sobre” las otras personas, sobre los derechos humanos y eso implica opresión, imposiciones y alineación al patriarcado.

Las mujeres debemos acceder a una conciencia ciudadana democrática y feminista. No como carencia del mandato de un sistema machista, capitalista y colonialista o en búsqueda de mantener el pacto patriarcal, con la errónea idea de seguir intereses partidistas, estos son efímeros y muchas veces se convierten en demagogia.

¿Qué políticas públicas o programas hacen falta para reducir la brecha de desigualdad de género?

Hablar de la brecha de desigualdad es reconocer la pobreza estructural y feminizada que existe en México, así como los bajos niveles educativos, precariedad laboral, desempleo y desprotección, inseguridad, secuestros, desapariciones, asesinatos y feminicidios.

Por ende, es indispensable implementar acciones transversales, integrales, intersectoriales y con enfoque de género que aborden cada una de estas desigualdades dirigidas a su erradicación y prevención, es imperante que se transite de la administración de estas desigualdades y discriminaciones a las acciones contundentes que atiendan las causas estructurales y sistémicas.

El descuido permanente en salud física y mental exige política pública que garantice el acceso universal a la salud integral, educación, vivienda y alimentación.

Es urgente reducir la pobreza estructural ofertando oportunidades reales de capacitación e inserción laboral con salarios igualitarios y dignos, así como reestructurar caminos diversos para acceder a la productividad en y para las mujeres con facilidad para préstamos, inversiones y capacidad de ahorro.

Es obligación del Estado ajustar la ascensión de las mujeres en los liderazgos directivos, igualdad salarial en todos los ámbitos de participación social, educativa, política, cultural, empresarial y económica.

Urge también promover y garantizar el ejercicio de la ciudadanía de todas las mujeres en todas sus diversidades y etapas de vida fomentando sus autonomías física, económica y política. En una democracia ideal la participación de las mujeres es el factor que materializa los cambios hacia una igualdad sustantiva.

Si las instituciones de poder gubernamental, política, empresarial y religiosa valoraran las consecuencias de las diferencias económicas y sociales que aumentan la inestabilidad política y que erosionan la confianza en los gobiernos y fracturan la democracia, harían cambios reales en las políticas públicas a favor de la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres acompañadas de presupuesto con perspectiva de género.

Wendy Figueroa Morales es feminista, psicóloga, activista y directora de la Red Nacional de Refugios.

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Legisladoras, feministas y líderes de opinión reflexionan sobre los logros alcanzados a partir del voto de la mujer en México. Ilustración: Samantha Guerrero

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