La desaparición de mujeres, un problema nacional que va en aumento

Zaira y Alberto, padres de Mariana Montserrat Enciso Ramírez, nunca habían estado en una marcha, el viernes 3 de marzo, emprendieron camino con lonas y pancartas por la desaparición de su hija

Su concentración fue pequeña y se acompañaron de la familia de otra persona desaparecida. “Jamás habíamos estado en una marcha ni mucho menos”, dice Zaria y cuenta que llegaron a Casa Jalisco, residencia del gobernador Enrique Alfaro y encontraron las puertas cerradas, las dos familias se voltearon a ver y se preguntaron “¿ahora que sigue?”.

Pensaron que las puertas no se iban a abrir y su petición hacia Alfaro fue la siguiente: “que volteara a vernos, que nos prestaran atención, que no estábamos pidiendo nada más, sólo que se nos brindara la atención, que nos dieran respuestas respecto a nuestros casos”.

Zaira recalca en su petición: “No venimos a ofender, no venimos a violentar a nadie, ¿porque quién somos nosotros? Nosotros no somos nadie”.

Su hija Mariana Montserrat tiene 15 años y desapareció en el municipio de Tonalá, Jalisco, el 16 de febrero de 2023.

En enero de 2023, desaparecieron 507 mujeres de entre 14 y 60 años, (consultado hasta la tarde del 6 de marzo), eso significa que cada día de enero desaparecieron 16.3 mujeres en promedio por día. En febrero, los registros suman 350 desapariciones bajo los mismos criterios, resultando 12.5 mujeres desaparecidas en promedio por día. 

Las mujeres desaparecen, es un problema a nivel nacional que va en aumento. Los datos del Registro Nacional de Personas Desaparecida No Localizadas (RNPDNO) se nutre de las denuncias de personas, instituciones y organizaciones. Si no existe una denuncia, no existe desaparición registrada, por lo que resulta complicado establecer la cifra negra de personas desaparecidas.

Mariana tiene 15 años y se ubica en un rango de edad donde se concentran mayoritariamente los casos de niñas y mujeres desaparecidas en México: de los 15 a los 19 años. Ser joven y mujer no puede ser una condena. 

Mariana, le dicen en casa y Montserrat, en la escuela. Vive en casa de su abuela junto a su hermana mayor. Sus padres y sus cinco hermanos viven en el municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos, a una hora de la capital de Jalisco. La decisión de que las hermanas vivan lejos de casa de sus padres, con la abuela en Tonalá, es por el acceso a las escuelas de la zona.

Mariana salía de casa de la abuela a la escuela antes de la una de la tarde. Sus padres siempre les dijeron a sus hijas que salieran con tiempo a sus cosas para llegar a una hora normal. La abuela de Mariana pasaba siempre por ella a la salida de la secundaria vespertina y volvían juntas a casa. 

Ese 16 de febrero, se acercaba la hora de encontrarse y la abuela marcó el número de Mariana, la llamada entró al buzón. Su madre también comenzó a intentar comunicarse al celular de su hija y comenzó a mandar mensajes, pero estos nunca llegaron. La línea una y otra vez, siempre terminó en buzón.

Las horas que pasan de una desaparición a darnos cuenta de la ausencia pueden ser cruciales. 

Silvia Chica, directora ejecutiva del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD) explica que las desapariciones de mujeres atentan contra su vida y su integridad, son graves violaciones a los derechos humanos y “que detrás de cada desaparición de una niña o una mujer lo que hay es el ocultamiento de delitos y graves violencias contra las mujeres”.

La abuela de Mariana volvió a casa con la esperanza de que su nieta se hubiera adelantado. Pero la adolescente no estaba. Llamaron a su hermana mayor y tampoco tuvo noticias de ella. 

Era de noche y un momento complicado porque donde vive la abuela de Mariana deja de pasar el transporte. La noche traía con ella inmovilidad y lejanía con las autoridades. Pese a eso, llamó la policía, acudieron a su casa y denunció la desaparición de su nieta. Ellos le dijeron que se presentara al día siguiente en la Fiscalía para hacer la denuncia. Había una urgencia: la desaparición de una adolescente de 15 años, lo que amerita la activación de una alerta de búsqueda inmediata, pero le dijeron que denunciara al día siguiente en la Fiscalía.

La desaparición y la denuncia no son la conclusión del problema, las familias en México, enfrentan un panorama mucho más complejo, como en el caso de Mariana.

Al día siguiente, la abuela tomó la decisión de ir primero a la secundaria para ver si obtenía información o datos que pudieran aportar sobre el paradero de Mariana. Quería saber si alguien había visto a su nieta, pero la adolescente nunca llegó a la escuela ese jueves 16 de febrero. En la escuela retuvieron a la abuela para un papeleo y después, inició el viaje a la Fiscalía. 

La espera para la abuela de Mariana fue larga, había mucha gente en la fiscalía. La atendieron ya tarde y pasaba de la media noche. No importa que Mariana hubiera desaparecido el 16 de febrero, su Alerta Amber tiene fecha del 18.

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La Alerta Amber es una herramienta de difusión que auxilia a la pronta localización y recuperación de niñas, niños y adolescentes, ya que podrían encontrarse en un riesgo inminente de sufrir daño grave o en alguna circunstancia donde se presuma la comisión de algún delito. 

Si Mariana no llegó a la escuela el 16 de febrero, sus familiares piensan que algo pudo pasar en su traslado. 

La eterna espera

Silvia Chica explica que la Alerta Amber se debe activar de forma inmediata cuando se conocen los casos. “Entonces, las familias que van a denunciar generalmente esperan a que sus hijas lleguen, no llegan y esperan más de un día o dos. Luego, muchas veces acuden a las autoridades y les dicen que vuelvan después de 72 horas y se está perdiendo justo el tiempo más valioso para la búsqueda, para lograr localizarla con vida. Incluso en las redes de trata se sabe que fácilmente en menos de 24 horas, la pueden trasladar entre estados, incluso trasladar entre países”.

Ese no será el único problema que enfrentarán las familias denunciantes. Con el avance de la delincuencia organizada sobre el territorio nacional, las autoridades estigmatizan y criminalizan la desaparición de las mujeres.

“Se las trata como parte de estos grupos criminales y hay como cierta vergüenza social en reconocer o en escuchar por parte de autoridades que te juzguen por la desaparición”, explica Silvia Chica, mientras también refiere que las familias son amenazadas por denunciar y buscar a las niñas y mujeres desaparecidas en contextos delincuenciales o de crimen organizado.

Zaira recuerda la temporada de vacaciones, cuando sus dos hijas mayores pasaban tiempo en Ixtlahuacán de los Membrillos, a Mariana le gustan las bromas y platicar. Cuando el desayuno se está calentando, hay café, té, galletas y pláticas. Mariana le dijo a su mamá que quería estudiar criminología, porque le gusta eso de las investigaciones. 

Para los papás de Mariana son importantes las aspiraciones y cumplir las metas. ¡Adelante!, le dijo Zaira porque ellos como padres, quieren que tengan una profesión y que sigan con el estudio. Piensan que sus hijos deben tener herramientas para defenderse cuando ellos no estén.

Ahora que Mariana está desaparecida, Zaria reparte bendiciones. Tiene impotencia de no saber qué hacer. Reconoce que hay muchísimos casos adelante y atrás de Mariana. Siente que son muy pocas personas para atender los casos que hay. Para ella todos son importantes porque todos son personas.

Zaira llora y llora. Se encierra en su habitación y no se puede levantar. Luego piensa en sus pequeños hijos que le dicen que no la quieren ver llorar y preguntan si todavía no encuentran a su hermana. Pide fortaleza y se levanta por todos sus demás hijos. 

Zaira y su madre están agotadas.

Perspectiva de género

Según datos de ONU Mujeres, una de cuatro personas desaparecidas son mujeres menores de 18 años. La importancia de que se considere la perspectiva de género en casos de mujeres y niñas desaparecidas incluye que se identifiquen patrones o prácticas que puedan haber causado la desaparición por motivos de género, considerar como ejes causales las diferentes formas de violencia de género como la violencia familiar, la violencia sexual, los delitos como trata de personas, además del contexto social adverso que presenta la población en la que sucede la desaparición. 

Las desapariciones de mujeres y niñas no deben investigarse sin considerar que la situación puede tratarse por su condición de género: por ser mujeres. 

Alerta de género 

En México, en 2015 se activó por primera vez la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM), es un mecanismo de protección de los derechos humanos de las mujeres que incluye un conjunto de acciones gubernamentales de emergencia para enfrentar y erradicar la violencia de género y está establecida en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV)

Al día de hoy, se han declarado 25 alertas de violencia de género en 22 estados de México, incluyendo 643 municipios. Las declaratorias incluyen 552 medidas de recomendación a gobiernos y órganos autónomos: 208 son de prevención, 190 para lograr justicia y reparación del daño a familiares, víctimas y sobrevivientes de violencia feminicida y 154 corresponden a medidas de seguridad.

Con la desaparición de Mariana, Zaria ha visto los colectivos de madres buscadoras y las búsquedas de personas desaparecidas, se están dando cuenta que es un problema de todos los días y que hay más desapariciones de niñas como su hija, mujeres y hombres

Silva Chica indica que hay un saldo rojo muy alto en el tema de desaparición de mujeres: “Son muy pocos los municipios y muy pocas las alertas de violencia de género que tienen un diagnóstico claro sobre la desaparición y que tienen programas dirigidos a prevenirla”. El Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD) presentó en 2022 un “Diagnóstico de Mujeres Desaparecidas” donde elaboró un análisis de estados como Puebla, Veracruz, Guerrero, Ciudad de México, Estado de México, Colima y Jalisco.

Chica plantea que lo primero urgente es reconocer el problema, el alcance y reincidencia de los casos, además de analizar el contexto delincuencial en el que están sucediendo las desapariciones. Piensa que se requiere de la participación de todos los entornos protectores para cuidar de las mujeres y que mujeres y niñas se empoderen con el conocimiento de sus derechos y, a la par, conozcan de la situación de vulnerabilidad de lo que está pasando en los sitios donde habitan.

Por su parte, la plataforma Data Cívica presenta un mapa interactivo para conocer el número de desaparecidas por cada 100 mil habitantes y conocer la situación de estados y municipios.

Lo que se advierte en el tema de desaparición, son los puntos álgidos y el análisis contextual que puede hacerse de la situación por estado ante una media nacional de 13.7 casos de mujeres desaparecidas por cada 100 mil.

Zacatecas, que tiene su territorio en disputa por parte de dos cárteles, indica 52.86 mujeres desaparecidas no localizadas en el 2021.

Morelos, por su parte, tiene un indicador de 44.48 mujeres desaparecidas, no localizadas en el 2022.

De Zacatecas y Morelos, sigue Jalisco con 21.84 mujeres desparecidas, no localizadas en 2021.

Los datos del Registro Nacionalde Personas Desaparecidas No Localizadas indican un aumento en las desapariciones desde el 2015, año en que se emitió la primera Alerta de Género.

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No hay alerta que indique la gravedad en el tema de desaparición de mujeres y niñas. El problema se ha acrecentado con los años y con el pasar de los meses. La cifra de 12.5 mujeres desaparecidas diariamente, en promedio, en el mes de febrero, no son una buena noticia. 

La familia de Mariana marchó ante el silencio de las autoridades en el caso de la desaparición de la adolescente. Sus pasos anduvieron de la Glorieta de los desaparecidos a Casa Jalisco. Quieren respuestas sobre su caso. 

Las puertas de Casa Jalisco se abrieron y había una comitiva de la Fiscalía esperándolos. Hablaron con ellos. Su sed de dudas y justicia no se agota. Sienten un poco de calma al saber que están investigando aunque no haya respuestas. 

La familia de Mariana Montserrat volvió a casa por ese día, tienen ese hueco que no hay forma de llenar: les hace falta su hija.

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