Tres años de la invasión rusa a Ucrania: Trump prometió acabar con la guerra, pero traicionó a Zelenski
Trump prometió durante su campaña que iba terminar la guerra en Ucrania; hasta ahora, retiró su apoyo militar a Zelenski y fomenta aspiraciones imperialistas de Putin.

Donald Trump prometió durante su campaña que iba terminar la guerra en Ucrania; sin embargo, ahora retiró su apoyo militar para esta nación.
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Hace tres años, cuando Rusia invadió Ucrania, un profundo sentimiento de miedo e impotencia se extendió por Ucrania y Europa. Parecía casi inconcebible que, en pleno siglo XXI, un Estado pudiera llevar a cabo una invasión tan brutal e injustificada contra un país vecino, un acto que echaba por la borda todos los principios del orden de paz europeo.
Tres años después, la guerra continúa y, ahora, Estados Unidos, el aliado más importante de Ucrania, también está generando más confusión con su controvertida estrategia de negociación y declaraciones engañosas sobre Ucrania que recuerdan a la propaganda rusa.
¿Cuál es el camino a seguir para Ucrania? ¿Cómo se puede lograr una paz sostenible desde la perspectiva ucraniana? ¿Cuáles son las esperanzas del pueblo ucraniano, que ha estado expuesto a la agresión rusa durante 11 años?
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Cuando Donald Trump, quien prometió durante su campaña electoral terminar la guerra en Ucrania en 24 horas, fue elegido para un segundo término, las opiniones en Ucrania se dividieron. Algunos pensaban que reduciría el apoyo a Ucrania y, con ello, las posibilidades de una victoria ucraniana. Otros, tenían una leve esperanza de que la guerra terminara gracias a Trump: el autoproclamado “hacedor de acuerdos” podría negociar un pacto aceptable con Rusia para Ucrania y así detener el terror diario ruso y la muerte de miles de ucranianos.
Sin embargo, las últimas declaraciones de Trump sobre Ucrania y los insultos dirigidos al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, sugieren que el impredecible presidente estadounidense no está interesado en negociar un buen acuerdo para Ucrania.
Trump quiere negociar con Rusia por encima de los ucranianos y establecer un nuevo orden mundial en el que los más fuertes se repartan el mundo entre ellos.
La situación ha llegado al punto en que la administración estadounidense presentó a la dirigencia ucraniana un tratado previamente no anunciado, según el cual Ucrania debía ceder el 50% de sus recursos minerales a Estados Unidos a cambio de más apoyo militar. Neocolonialismo al estilo de Trump.
Y mientras tanto, su vicepresidente, JD Vance, ofrece lecciones a los europeos sobre sus propios valores en la Conferencia de Seguridad de Múnich, sin contar el terrible encuentro que tuvieron Trump, Vance y Zelenski apenas la semana pasada.
Volodímir Zelenski, el presidente legítimo
Mientras representantes de Estados Unidos y Rusia se reúnen en Arabia Saudita para conversaciones –sin la participación de Ucrania–, Donald Trump continúa difundiendo falsedades sobre Ucrania que recuerdan fuertemente a la propaganda televisiva rusa.
El presidente estadounidense afirma que Zelenski ya no es el presidente legítimo, que solo el 4% de los ucranianos lo apoyan y que es necesario celebrar elecciones en Ucrania. Sin embargo, una rápida verificación de datos refuta todas estas afirmaciones falsas.
Si bien la popularidad de Zelenski ha disminuido en comparación con febrero de 2022, cuando alcanzaba un impresionante 90%, la última encuesta de febrero de 2025 muestra que el 57% de los ucranianos aún confía en él.
Muchos jefes de Estado en el mundo solo pueden soñar con índices de aprobación tan altos; en algunos casos, resultados comparables solo se han logrado mediante elecciones manipuladas, como en el caso de Vladímir Putin y su fiel aliado en la guerra contra Ucrania, Alexander Lukashenko.
Si bien es probable que el resultado real de una elección para Zelenski difiera de estos índices de aprobación, varias encuestas muestran que el presidente ucraniano sigue gozando de la confianza de la población.
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La cuestión de su legitimidad ha sido un tema recurrente en los canales de propaganda rusa. Sin embargo, la Constitución de Ucrania es clara: el presidente actual ejerce su cargo hasta la investidura de su sucesor (Constitución de Ucrania, Capítulo V, Artículo 108).
La elección de un nuevo presidente no es posible en tiempos de guerra, ya que la ley marcial prohíbe la celebración de elecciones de cualquier tipo: presidenciales, parlamentarias o locales. Cualquiera que haya experimentado los ataques rusos, tanto diurnos como nocturnos, puede confirmar que la ley marcial en Ucrania está plenamente justificada. Ucrania está en guerra y la ley marcial ha sido aplicada con la aprobación del parlamento.
Para realizar elecciones en Ucrania sería necesario un cambio integral en la legislación y, aun así, celebrar elecciones bajo estándares democráticos en tiempos de guerra sería prácticamente imposible.
Casi 7 millones de ucranianos son refugiados en el extranjero, la mayoría sin registro en los consulados ucranianos. Además, existen grandes dificultades para registrar a los 3.7 millones de desplazados internos y asignarlos a sus respectivos centros de votación. Cientos de miles de soldados que luchan en el frente tendrían una participación electoral muy limitada.
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Además, la seguridad en los colegios electorales no podría garantizarse, ya que Rusia es conocida por sus ataques a infraestructuras civiles. En las zonas cercanas al frente, directamente no se podrían establecer centros de votación debido a la destrucción total de las ciudades por parte de Rusia.
Asimismo, es previsible que la propaganda rusa califique cualquier elección en Ucrania como ilegítima y siga difundiendo su narrativa.
Existe un amplio consenso en Ucrania en que no deben celebrarse elecciones hasta el fin de la guerra y la suspensión de la ley marcial. Por ejemplo, el 63% de los ciudadanos encuestados se oponen a cualquier elección antes del fin del conflicto. Las fuerzas políticas, incluidas todas las facciones de la oposición, acordaron en 2023 abstenerse de exigir nuevas elecciones para evitar divisiones innecesarias en la sociedad.
¿Cómo imagina Ucrania un acuerdo de paz con Rusia?
Donald Trump ha ignorado un principio fundamental para las negociaciones de paz en Ucrania: está negociando a cerca de Ucrania sin incluir a Ucrania en la negociación.
Es imperativo que Ucrania y sus representantes estén en la mesa de negociaciones, ya que el futuro de su país está en juego. Excluir a Ucrania solo refuerza las pretensiones imperialistas de Rusia, al igual que la declaración del secretario de Defensa de EE. UU., Pete Hegseth, quien afirmó que la membresía de Ucrania en la OTAN está descartada.
En última instancia, es Ucrania quien debe decidir a qué alianza militar quiere unirse, tal como lo hicieron en su momento los Estados Bálticos a pesar de las protestas y amenazas de Rusia. Las antiguas repúblicas soviéticas se liberaron de la ocupación soviética en 1991 y, desde entonces, han determinado su propia orientación geopolítica.
Sin embargo, Rusia les niega este derecho a la autodeterminación, y declaraciones como la de Hegseth solo refuerzan esa narrativa. La adhesión a la OTAN está consagrada en la Constitución de Ucrania y cuenta con el respaldo del 75 % de la población.
Otra declaración de Hegseth ha generado gran rechazo en Ucrania: describió como “irrealista” un retorno a las fronteras de 2014. No obstante, la dirigencia ucraniana persigue un objetivo aún más claro: regresar a las fronteras de 1991, lo que incluye recuperar Crimea.
Más del 80% de los ucranianos encuestados rechazan cualquier concesión territorial a Rusia. Al mismo tiempo, un número creciente de ciudadanos está dispuesto a negociar con Rusia, pero sin ceder a sus exigencias.
Un punto central de las negociaciones es la repatriación de todos los prisioneros de guerra y políticos, así como de los casi 20 mil niños ucranianos secuestrados. Rusia ha llevado a cabo secuestros tanto de niños como de adultos y ha operado prisiones de tortura en los territorios ocupados desde 2014.
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Las condiciones en las que se encuentran los prisioneros de guerra ucranianos son inhumanas, por lo que su liberación debe ser una prioridad en las negociaciones. Sin embargo, ningún negociador estadounidense ha abordado aún este tema.
Los crímenes de guerra y la destrucción causada por Rusia en Ucrania no pueden quedar impunes. El tribunal especial para Rusia, promovido por Ucrania y la UE, debe comenzar a operar lo antes posible para responsabilizar a los culpables. Rusia debe pagar por los daños de la guerra; si no lo hace voluntariamente, la UE debe utilizar los activos rusos congelados para la reconstrucción de Ucrania.
Garantías de seguridad claras para evitar nuevo ataque
Las garantías de seguridad son esenciales para una paz sostenible en Ucrania y para prevenir una nueva agresión rusa, algo que la población ucraniana exige. Ya han aprendido la dura lección de que Rusia no respeta los acuerdos de paz: la toma de Debáltsevo bastó para poner fin al Acuerdo de Minsk después de solo tres días.
Experiencias previas con el Minsk II y el Memorándum de Budapest han dejado claro que las promesas de Rusia no valen nada. Desde 2014, Rusia ha estado librando una guerra en Ucrania que se convirtió en una invasión a gran escala en 2022.
Europa debe asumir finalmente su responsabilidad para poner fin a la guerra y garantizar una paz duradera. No puede depender de un cambio de opinión de Donald Trump para salvar a Ucrania y Europa.
Europa debe ofrecer garantías de seguridad confiables a Ucrania, con un apoyo militar integral y presencia de fuerzas de paz. Al mismo tiempo, las sanciones deben mantenerse para impedir que la economía rusa siga financiando su maquinaria de guerra.
No se puede esperar que el régimen ruso colapse y que todo vuelva a la normalidad. La guerra de Rusia no se basa solo en Putin, sino en un imperialismo profundamente arraigado en la sociedad rusa. La única forma de frenar esto es poner a Rusia en su lugar y defender con firmeza nuestros valores, incluido el uso de la fuerza militar si es necesario. De lo contrario, seremos los próximos objetivos de la agresión rusa.