El plan verde de recuperación global no está al nivel de los estímulos acordados en 2008
Inversiones españolas en parques éolicos ponen al país como líder en la industria de las energías verdes. Foto. EFE

Los esfuerzos de gobiernos de todo el mundo para forjar una recuperación económica de la pandemia del coronavirus están hasta el momento lejos de llegar a los niveles de gasto en medio ambiente que se inyectó como estímulo después de la crisis financiera de 2008, indica un nuevo análisis.

Sólo el 12% del gasto en los paquetes de rescate económico de todo el mundo se va hacia los proyectos de bajas emisiones de carbón como las energías renovables y la tecnología limpia, según un reporte de Vivid Economics, publicado la semana pasada.

Eso se compara con el 16% de estímulo para el gasto que se destinó a propósitos verdes y de bajas emisiones de carbono después de la crisis financiera de 2008, de acuerdo con un estudio previo del economista Edward Barbier. Los métodos utilizados para calcular el gasto en cada caso no son idénticos, según los autores del reporte de Vivid, por lo que aún no es posible una comparación exacta, pero los análisis son un indicador de qué tan lejos aún tienen que ir llegar gobiernos para crear la genuina recuperación ecológica que muchos prometieron.

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Las sumas totales en esta ocasión también son muy altas, lo que significa que el total de estímulos para gastos ecológicos de hoy es más de tres veces mayor a lo que era hace 12 años. Después de la recesión de 2008, se gastaron más de 3.3 billones de dólares en estímulos fiscales alrededor del mundo, de los cuales unos 522 mil millones de dólares se clasificaron como inversiones verdes o de bajas emisiones de carbono.

Los actuales estímulos para gastos en 30 países clave rastreados por Vivid Economics conforman alrededor de 14.9 billones de dólares del total, de los cuales 4.6 billones se destinan a sectores ambientalmente relevantes, como la industria, energía, desperdicios, agricultura y transporte. De esos, alrededor de 1.8 billones van hacia los esfuerzos que tendrán un bono ambiental en la forma de menos gases de efecto invernadero, mayor eficiencia de recursos o el recorte de la contaminación.

En contraste, alrededor de 2.8 billones de dólares del actual estímulo para gastos se destinan a sectores que aumentarán las emisiones o la contaminación, de acuerdo con el análisis de Vivid en el más reciente Green Stimulus Index, que registra los gastos relevantes hasta principios de este mes.

El cambio más grande desde que Vivid examinó la recuperación ecológica global en el otoño anterior ha sido la inauguración de Joe Biden como presidente de Estados Unidos. Él decidió priorizar las acciones climáticas desde su primer día en la oficina, al firmar una serie de órdenes ejecutivas para revertir las decisiones de Donald Trump y regresar a EU al Acuerdo de París.

Aquellas acciones ayudaron a que Estados Unidos ganara posiciones en los rankings internacionales de Vivid, hasta el 15 de 30 países registrados. No obstante, el efecto neto de los estímulos en EU se mantiene negativo para el medio ambiente, porque se ha gastado mucho en combustibles fósiles. Por ejemplo, de los estímulos para gastos de 900 mil millones de dólares acordados por el Congreso, sólo alrededor de 35 millones se destinaron a energías limpias. Eso le deja mucho que hacer a Biden para poner a la economía más grande del mundo en el camino de una recuperación genuinamente verde.

Biden aún tiene esperanzas de aprobar otros 1.7 billones de dólares para gastos, de los cuales muchos más se destinarán a iniciativas ecológicas, pero es muy probable que se enfrente a una dura oposición de secciones del partido Republicano en el Congreso.

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De acuerdo con el índice de Vivid, en sólo diez de las economías más grandes del mundo el estímulo para gastos fue netamente positivo para el medio ambiente; esto es, el dinero destinado a los esfuerzos para reducir emisiones y producir beneficios ambientales superó los estímulos para gastos que incrementarían las emisiones y la contaminación.

No obstante, hubo tiempo para que los gobiernos remediaran la situación, según Jeffrey Beyer, autor principal del análisis. “Los gobiernos aún pueden gastar para transformar sus economías en algo más limpio y resiliente”, dijo a The Guardian. “Deberían aprovechar la oportunidad”.

Él dijo que a pesar de las fallas, hay signos prometedores, pues 17 países mostraron mejoras desde diciembre del año pasado en sus planes para una recuperación verde. Estos incluyen al Reino Unido, que ahora es el quinto lugar en el ranking global, después de Dinamarca, la Unión Europea, Canadá y Francia. “Hay inercia en la dirección adecuada”, dijo Beyer.

Los gastos verdes generarían trabajos necesarios además de mejorar el medio ambiente y la salud, y restaurar la naturaleza, según algunos estudios. Un importante artículo publicado en mayo del año pasado por economistas incluyendo al ganador del Nobel Joseph Stiglitz demostró que los gastos verdes crearán empleos y beneficios económicos tanto a corto como a largo plazo, mientras los países trabajen para sacar a sus economías de la recesión.

Los proyectos de creación de empleos que reducen las emisiones o que aumentan la resistencia a los impactos del colapso climático incluyen aislamiento para viviendas, transporte público, redes de banda ancha y plantación de árboles.

No obstante, muchos gobiernos se han enfocado en salvar empleos actualmente en peligro, mientras que otros han incrementado los gastos en combustibles fósiles como una manera de estimular el crecimiento. En particular, China aceleró las decisiones de construir nuevas plantas generadoras de energía de carbón, a pesar del nuevo compromiso de septiembre para alcanzar las cero emisiones para 2060.

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Fatih Birol, director ejecutivo de la International Energy Agency, le dijo a The Guardian que los países deberían abandonar el carbón por cuestión de urgencia, y evitar repetir los errores de la crisis financiera de 2008. “Algunos países sí escucharon (los llamados para la recuperación verde)”, dijo. “Han hecho un buen trabajo, y han seguido un camino más sustentable. Pero la mayoría de los países no lo hicieron”.

Edward barbier, profesor de economía en la Colorado State University en EU, dijo que aún hay tiempo para que los países tomen una perspectiva a largo plazo para la recuperación. “Por definición, los estímulos de corto plazo deben ser el objetivo, temporal y adecuadamente, y de esta manera, la mayoría de los esfuerzos de estimulación en el mundo estarán enfocados en los apoyos económicos inmediatos para las familias y negocios más afectados, así como en las prioridades de emergencia de salud.

“Por ello, el descubrimiento de este estudio de que los estímulos globales fiscales sólo son 12% ecológicos no debe sorprendernos. Es imperativo que conforme se recuperen las grandes economías, desarrollen una estrategia política a largo plazo para traer reformas y compromisos de gastos que ‘reverdezcan’ la economía”.

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