La batalla de una madre contra el sistema judicial por el abuso sexual de sus dos hijas
Mariel Albarrán lucha por justicia para sus hijas, víctimas de abuso sexual. Foto: Cortesía.

Mariel Albarrán continúa buscando justicia para sus dos hijas menores de edad, víctimas de abuso sexual presuntamente por su padre, el exmagistrado del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México (TSJCDMX), Manuel Cavazos López.

Durante dos años, Mariel no sólo se ha enfrentado con el sistema de justicia de la capital, sino también con el trauma que le dejó la violencia contra ella y a sus hijas. En entrevista con La-Lista, asegura que no dejará de exigir a jueces, fiscales o magistrados, para que sus hijas tengan justicia.

“Es la única forma de proteger a mis hijas de un agresor sexual, de un violador, y eso se tiene que decir con todas sus letras. Hay una resistencia a creer que las personas que tienen un trabajo, que figuran como jueces, que figuran como magistrados, no son capaces de violar”, dijo Mariel Albarrán en entrevista con La-Lista.

Meses antes de poner la denuncia por abuso sexual, Mariel logró atar cabos y comprendió por qué su intuición le dijo en muchas ocasiones que “algo no estaba bien” y que sus hijas se encontraban en peligro.

“Yo pensaba: ‘¿me faltó malicia?’, ‘¿por qué no me di cuenta?’, pero ¿quién en su sano juicio desconfía del propio padre de sus hijos? Otra cosa que entendí es que nadie se divorcia porque vive una maravilla, las mujeres nos lleva a divorciarnos la violencia que vivimos”, explicó Mariel. 

Hoy, Mariel está convencida de que la violencia psicológica que ella vivió durante su matrimonio con Cavazos, alcanzó a sus hijas. La madre recuerda que su exesposo se involucraba en las tareas de cuidado de las menores, pero a ella no le parecía correcto.

“Me peleaba hasta los moños que les iba a poner a las niñas y creí que él quería participar, asumir su rol, pero nunca me imaginé que se trataba de una depravación. Llegaba con serenatas para las niñas en sus cumpleaños a las 12 de la noche o, religiosamente, las recibía con una rosa cuando salían del colegio”, dijo Mariel.

Todo eso, hacía sentir incómoda a Mariel, quien llegó a pensar que algo en ella estaba mal por pensar negativamente de las acciones del padre de sus dos hijas.

“Cuando yo veía estas muestras de cariño, que no me gustaban y me parecían exageradas, yo misma me reprendía y me decía: ‘es que tú no lo viviste con tu papá, pero esto es lo normal y está bien’. Pero me incomodaba que les regalara una rosa o que les llevara serenata”, recordó Albarrán.

La intuición de Mariel no estaba equivocada. 

“La primera vez que yo me entero y ya no suelto el tema, fue cuando la mayor de mis hijas me dice: ‘Fuimos al cine, pero a fuerzas me quería tener sentada en sus piernas, pero sus llaves me lastiman’, entonces cuando me dice eso, yo ya no estoy tranquila”.

En ese tiempo, las niñas asistían a terapia con una especialista contratada por Manuel Cavazos, quien estaba enterada de lo que sucedía, ya que las menores se lo contaron en sesiones, y le aseguró a Mariel que no tenía que preocuparse por nada.

“Hubo otro episodio donde mi hija amaneció con la ropa interior a las rodillas y dormida dijo: ‘no me gusta que me hagas eso’. Cuando despierta, le pregunto: ‘si tuvieras oportunidad de decirle a alguien que no te gusta que te hagan eso, ¿a quién se lo dirías?’ y me respondió que a su papá”, relató Mariel.

Cuando le preguntó “¿por qué?”, la niña le respondió: “Porque no me gusta cómo come palomitas”, lo cual parecía un disparate, pero después de todas las alertas, para Mariel tenía sentido.

Semanas después, en septiembre de 2019, tras una fiesta infantil, la mayor le aseguró a su madre que su papá le decía “cosas feas”. Las dos niñas, que en ese entonces tenían 6 y 5 años, narraron tres eventos de abuso: en un parque, en una camioneta y antes de entrar a la escuela. 

“Dijo que su papá la rascó hasta su huesito. Cuando le pregunto que por qué no le dice nada a su papá, me dice que le da miedo. Al día siguiente me presento en la fiscalía para denunciar”, dijo Mariel.

La madre de las niñas denunció a su exesposo ante la Fiscalía General de Justicia capitalina (FGJCDMX), en donde se les realizaron los peritajes psicológicos correspondientes y la perito determinó que los hechos ocurrieron, pero que ninguna de las dos les dio una connotación negativa a las acciones.

La Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas (Adivac) también realizó dictámenes que corroboraron la violencia sexual en las menores de edad, y a pesar de los testimonios y estudios, la FGJCDMX desechó la carpeta de investigación en marzo de 2021.

De acuerdo con el comunicado de la institución, el personal ministerial agotó todos los recursos de investigación y determinó el no ejercicio de la acción penal en contra del ex magistrado “al considerar que no existen elementos probatorios que permitan formular una imputación ante un juez de control”.

Un mes después, la jueza de control del TSJCDMX, Luz Elena López Padilla, confirmó la resolución sin poner en duda el testimonio de las víctimas, y argumentando que al Ministerio Público no le alcanzaron los elementos probatorios para continuar el proceso.

Mariel tramitó un amparo, que le fue otorgado el 30 de septiembre de 2021, y que dejó sin efecto el fallo de López Padilla, por lo que la Fiscalía debía reabrir la investigación contra Cavazos, sin embargo, hasta el momento Mariel no ha tenido noticias del avance.

Mientras tanto, por medio de amparos, Manuel Cavazos intenta recuperar su puesto como magistrado del TSJCDMX, el cual no le fue ratificado en 2020 por el Congreso local, que consideró “falta de honorabilidad”, requisito que exige la Constitución en el artículo 95 para la designación de magistrados y que, de acuerdo con los diputados locales de la legislatura pasada, Cavazos no cumplía.

Aunque el objetivo original del exmagistrado era que le concedieran la restitución inmediata, el juzgado segundo en materia administrativa sólo le concedió el amparo para que el Congreso local funde y motive la razón por la que en 2020 no le ratificó el puesto.

Sin embargo, esto aún está por resolverse, ya que la Dirección General de Asuntos Jurídicos del Congreso interpuso un recurso de revisión contra esta sentencia y el 1 de marzo, el vigésimo tribunal colegiado en materia administrativa lo aceptó, por lo que será resuelto en los próximos meses.

Aunque el camino para las tres ha sido largo y cansado, Mariel ve una gran fuerza en sus hijas que la ayuda a no rendirse. Las dos niñas continúan tomando terapias para tener herramientas que les ayude a superar la agresión sexual de la que fueron víctimas.

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