Guacamayaleaks | Las filtraciones que desestima el gobierno ponen en riesgo al Ejército
Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional, en la polémica. Foto: Alexa Herrera / La-Lista

La filtración de más de cuatro millones de correos electrónicos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha puesto al descubierto datos sensibles de esta institución, de gran parte de sus operaciones y de actividades del presidente Andrés Manuel López Obrador y su familia.

En días anteriores, el grupo de hackers autodenominado Guacamayas se atribuyó la vulneración de la ciberseguridad del Ejército mexicano y logró extraer millones de comunicaciones por correo electrónico de un servidor externo de la institución. La Sedena fue incapaz de proteger información sensible de sus mismos elementos, por lo que el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección y Datos Personales (Inai) pidió a las Fuerzas Armadas elaborar un diagnóstico de cuántas personas se verán afectadas por la filtración.

Los primeros datos sensibles que se dieron a conocer tienen que ver con la salud del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien había ocultado que tiene padecimientos como angina de pecho, gota e hipotiroidismo, lo cual dio a conocer el portal de noticias Latinus con base en documentos de la filtración.

Pero en los casi siete terabytes de documentos hay más información sensible relacionada con decisiones de las distintas áreas del Ejército, las aduanas, el despliegue de fuerzas, análisis internos y reportes de inteligencia.

Además del jefe del Estado mexicano, expertos en seguridad nacional y Fuerzas Armadas advierten que las filtraciones ponen en una situación vulnerable al general Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional, de quien se han ventilado comunicaciones internas.

Hasta antes de la filtración, esta clase de datos eran guardados con recelo por el Ejército. Cuando se solicitaba a esa dependencia, por ejemplo, la cantidad de militares que había en cada estado o municipio a través de la Ley de Acceso a la Información, la respuesta solía ser negativa alegando que era un asunto de “seguridad nacional”. Parte de esta información ahora está disponible.

Aunque varios documentos de la filtración no son recientes, especialistas alertan sobre los riesgos de que los datos de los militares estén disponibles, en un contexto en el que el Ejército es la institución de seguridad pública que encabeza el combate a los grupos del crimen organizado.

Hasta el más pequeño dato personal, entiéndase un nombre o un usuario en una red social, es suficiente para que tú puedas rastrear a una persona porque te vas como de hilo de media rastreando sus datos”, señala Víctor Hernández, profesor investigador de Seguridad Nacional de la Universidad Panamericana. “Esta información se puede utilizar de distintas formas, a lo mejor hay un delincuente que agarra una base de datos y ofrece empleo a militares que ya causaron baja, también puede servir para venganzas personales por parte del crimen organizado”.

César Gutiérrez Priego, abogado experto en Fuerzas Armadas, coincide en que la extracción de correos de la Sedena pone en riesgo a sus integrantes. “Esto afecta por lo menos a su personal, si bien es cierto que mucha información no está actualizada porque hay cambios constantes, el hecho de que sí se sepa que existe un oficial con determinado nombre y con un tipo de armamento es una ventaja para un grupo criminal”, dice el especialista.

Ambos expertos consideran que el Ejército no le ha dado la importancia que merece a este tema. La información clave sigue disponible y, hasta ahora, el presidente López Obrador solo ha informado que no habrá sanciones contra el grupo de hackers Guacamaya. “No, yo soy partidario que no”, dijo el mandatario a medios de comunicación durante una gira de trabajo en Mitla, Oaxaca, el pasado domingo 2 de octubre.

“Si le hubieran robado esta cantidad de información al Ejército chino, al ruso o al estadounidense, se hubiera cimbrado toda la cúpula militar, habría una reestructura en todos los altos mandos o habría una reingeniería de la ciberseguridad de la defensa”, afirma Hernández.

Con esto concuerda el abogado Gutiérrez Priego, quien ha defendido legalmente a elementos del Ejército: “Desafortunadamente se ha minimizado este problema con el argumento de que no hay una afectación a la ‘seguridad nacional’, pero creo que sí hay una afectación muy clara al interior de la Sedena y a su personal por los datos sensibles”.

La filtración de datos personales no solo afecta al personal militar, también hay información sobre activistas y defensores de derechos humanos que el Ejército tenía ubicados junto con las actividades que realizaban. La Sedena tiene archivos completos de las acciones del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), grupos feministas, organizaciones campesinas, etcétera.

Al ser cuestionado sobre este tema en su conferencia matutina de este 4 de octubre, el presidente López Obrador señaló que su gobierno no espía a defensores de derechos humanos y periodistas, pero sí admitió que la Sedena realiza trabajos “de inteligencia” y por eso tiene información de asociaciones y personas.

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