Xilacina, el sedante animal que consumen humanos: Estos son los efectos de la famosa “droga zombie” que avanza en México
El uso de xilacina en humanos se expande en México y América Latina, mezclada con fentanilo. Conoce sus efectos y la postura de UNODC sobre esta droga emergente.

La xilacina es un sedante veterinario que ahora se usa ilegalmente en drogas para humanos; la UNODC alerta de un alza en su consumo.
/La-Lista (Pexels y Especial)
La xilacina, también conocida como “droga zombie”, es un sedante veterinario no aprobado para uso humano que se ha convertido en una amenaza emergente en el tráfico de drogas en México y América Latina. Usada para potenciar los efectos del fentanilo y otras sustancias, su uso está generando una nueva crisis de salud pública.
Según el informe 2025 de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), su presencia se ha detectado en México, Argentina, Colombia, Costa Rica y Chile, y ya ha causado sobredosis, necrosis y muertes por mezcla con opioides potentes.
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En México, las alertas se han concentrado en zonas fronterizas como Tijuana y Mexicali, donde la Secretaría de Salud y el Centro Nacional de Información en Drogas (CENADIC) han detectado mezclas de fentanilo y xilacina en muestras callejeras.
La comunidad médica ha advertido sobre los efectos graves e irreversibles de su consumo reiterado, lo que ha generado preocupación en instituciones como el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) y la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) de la OEA.
Efectos de la xilacina en humanos
La xilacina no está diseñada para consumo humano, y su uso fuera del ámbito veterinario puede generar consecuencias severas y, en muchos casos, mortales. Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA), sus principales efectos son:
- Sedación profunda y pérdida del conocimiento
- Bradicardia (ritmo cardíaco anormalmente lento)
- Hipotensión (baja presión arterial crítica)
- Depresión respiratoria, que puede llevar a insuficiencia respiratoria
- Desorientación, confusión y pérdida de la memoria temporal
- Lesiones en la piel: llagas, úlceras y necrosis en zonas donde se inyecta
- Dependencia física combinada con opioides, especialmente el fentanilo
A diferencia de los opioides, la xilacina no responde a la naloxona, por lo que su tratamiento en casos de sobredosis es mucho más complejo. El personal médico debe recurrir a cuidados intensivos, manejo respiratorio y vigilancia cardiovascular prolongada.
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Expansión en América Latina de la droga zombie
El Informe del Programa Global de Monitoreo de Drogas Sintéticas (SMART) y boletines de la CICAD han confirmado el hallazgo de xilacina en muestras decomisadas en cinco países latinoamericanos, con especial énfasis en México, Costa Rica y Argentina.
La droga se usa para “estirar” opioides, aumentar la duración del efecto y reducir costos para el narcomenudeo. Este uso clandestino ha generado una mezcla tóxica y mortal que circula sin regulación ni información pública adecuada.
En México, el Sistema de Alerta Temprana en Adicciones ha emitido comunicados dirigidos a personal de salud para detectar y tratar síntomas por exposición a xilacina, especialmente en zonas urbanas y puntos fronterizos.
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¿Qué hacer ante una sobredosis con xilacina?
- Administrar naloxona si hay sospecha de opioides presentes, aunque no revierta la xilacina.
- Monitorear las vías respiratorias, ya que puede producir paro respiratorio.
- Buscar atención médica urgente, ya que no existe antídoto directo.
- Reportar el caso al sistema de salud local, para rastreo epidemiológico.
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El crecimiento del uso de xilacina en humanos en México y América Latina es catalogada como una amenaza silenciosa y creciente. Se trata de una sustancia no controlada ni diseñada para consumo humano, pero que se ha infiltrado en el mercado de drogas adulteradas, sobre todo junto al fentanilo.
Las autoridades nacionales e internacionales coinciden en que la solución pasa por mayor vigilancia sanitaria, regulación del comercio veterinario, capacitación médica y campañas de prevención pública.