Biden se enfrenta a la dura prueba de revertir la crueldad del legado migratorio de Trump
Niños juegan cerca de un campo en donde solicitantes de asilo espera que EU les permita iniciar su proceso migratorio en El Chaparral, Tijuana. Foto: Guillermo Arias/AFP/Getty Images

Alabado por su toque humano, Joe Biden se enfrenta a una temprana prueba política y moral sobre cómo su gobierno trata a los miles de niños migrantes que hicieron solos el peligroso viaje hacia EU.

Funcionarios de la administración dicen que el número de personas atrapadas tratando de cruzar la frontera México-EU está a punto de alcanzar la cifra más alta de los últimos 20 años. Se está rechazando a los adultos solos y a las familias debido a las reglas de seguridad del coronavirus que se heredaron de Donald Trump.

Un creciente número de niños, algunos de tan sólo 6 años, provenientes de Guatemala, El Salvador y Honduras están llegando a la frontera sur de EU sin padres o guardianes. Se lleva a estos menores a las instalaciones de la patrulla fronteriza, en donde muchos languidecen amontonados en condiciones similares a las de una prisión durante muchos días.

La emergencia humanitaria que se creó es una demostración de que la determinación de Biden de acabar con la dura campaña nacionalista para favorecer un enfoque más compasivo choca con la realidad de los recursos finitos y un sistema roto.

“Creo que tienen un lado ciego en este aumento”, dice María Teresa Kumar, presidenta fundadora de la organización política comunitaria Voto Latino. “Soy alguien que siempre está al pendiente de esto y no lo vi venir y no creo que la comunidad lo hubiera visto venir. Tomó a todos por sorpresa.

“Se me estruja el corazón porque sé que estos niños tienen frío y no tienen familia. Se trata de uno de esos casos en donde parece no haber respuestas adecuadas. Saber que la gente de la administración está del lado de los migrantes me hace pensar que existen verdaderos  dilemas morales y no quiero encontrarme en esa posición”.

Los demócratas consideran que la situación es un “reto” y un “problema” y culpan a Trump y a su legado. Los republicanos se apresuran para hablar de la primera “crisis” y del “desastre” de la presidencia de Biden. La batalla es prueba de que el acceso fronterizo es uno de los asuntos más complejos, emotivos y radioactivos de la política de EU.

Trump lanzó su campaña a la presidencia con la promesa de construir un muro, por costumbre hablaba mal de los migrantes y antes de las elecciones de medio término de 2018, hacía referencia a la “invasión”. Biden detuvo la  construcción del muro y prometió revertir las políticas de cero tolerancia de Trump.

El número de “encuentros” entre migrantes y los oficiales de la Aduana y Protección Fronteriza, CBP por sus siglas en inglés, ha aumentado  todos los meses desde abril de 2020. Pero cuando se reportó que 100,441 migrantes trataron de cruzar la frontera el mes pasado, se alcanzó la cifra más alta desde marzo de 2019 e incluyó un aumento particular de niños sin acompañante.

Muchos de estos niños se dirigen a EU para reunirse con miembros de la familia o para escapar de la pobreza, el crimen y la violencia. Centroamérica se ha visto golpeada por huracanes y las consecuencias económicas del Covid19. En una entrevista con ABC esta semana, Biden negó que más migrantes estuvieran llegando porque él sea  “un buen tipo”, e insiste: “Vienen porque sus circunstancias son muy malas”.

Durante el gobierno de Trump, los niños sin acompañante eran devueltos a México. BIden decidió mandarlos a las instalaciones de la patrulla fronteriza y que en 72 horas, fueran  transferidos a un departamento de salud con la idea de que los llevaran con sus familiares o con algún patrocinador.

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Sin embargo, queda claro que el sistema no sirve para el propósito ya que 4,500 niños están atorados en instalaciones diseñadas para hombres adultos. Los abogados que visitaron una instalación en Texas  reportan que vieron a niños durmiendo en el piso o en bancas de metal y que sólo se les permite salir unos cuantos minutos algunos días.

La administración está tratando de aumentar su capacidad abriendo más refugios de emergencia y utilizando un centro de convenciones en Dallas para hospedar a 3000 mil niños. También recurrió a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, FEMA, por sus siglas en inglés, que normalmente es la que responde en caso de inundaciones tormentas y otros desastres, para ayudar a alojar y a transportar niños al menos hasta principios de junio.

Los republicanos están usando esa medida como evidencia de que se está produciendo un desastre. El líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, llevó a una delegación de doce republicanos a El Paso, Texas, y habló de  “la crisis fronteriza de Biden” y agregó:  “Es más que una crisis. Es un corazón roto”.

Este mensaje resuena en un  medio conservador que considera que Biden es un blanco escurridizo. Trump hizo afirmaciones exageradas en una entrevista con Fox News: ”Están destruyendo nuestro país. La gente llega por cientos de miles. Y, francamente, nuestro país no puede manejarlo. Se trata de una crisis que raramente hemos tenido y, ciertamente, nunca tuvimos eso en la frontera”.

Para los republicanos, que tienen que enfrentar la derrota electoral, las divisiones internas y el fracaso para bloquear el plan de ayuda de 1.9 billones de dólares para el coronavirus, el problema de la frontera les sirve como salvavidas político.

Henry Olsen, miembro del centro de estudios Ethics and Public Policy Center de Washington, dice: “Si los números caen para el próximo mes esto no es una crisis, pero creo que lo que están esperando es que no bajen los números y que esto se convierta en un problema permanente y endémico.

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“Es algo que da vida y une a la coalición de Trump y fácilmente podría interpretarse como un fracaso para la administración por parte de las personas que votaron por él pero que no son demócratas empedernidos. Así es que creo que se trata de una medida muy inteligente por parte de los republicanos y Biden necesita encontrar la manera de ser compasivo sin ser ingenuo en su bienvenida. Todavía no encuentra la manera de hacerlo”.

Otros, sin embargo, consideran la respuesta republicana como un plan de partido obsesionado con satanizar a los migrantes. Kumar dijo: “Son tontos, y está fríamente calculado porque saben que tienen problemas con las votantes blancas, y están tratando de hacer un caso para las elecciones de medio término.

“Resulta cínico y asqueroso porque cuando los niños literalmente se estaban muriendo en la frontera, cuando tenían un presidente que arrojaba gas lacrimógeno a los refugiados, ninguno dijo nada. Es un recurso político frío e insensible y es una vergüenza”.

La Casa Blanca señala que la administración Trump separó a la fuerza a 3 mil niños de sus padres y no contaba con un sistema para reunirlos. Alejandro Mayorkas, el primer migrante y el primer latino que está a cargo del Departamento de Seguridad Nacional, dijo al Congreso: “Una crisis se presenta cuando un país quiere arrancar a un niño o niña de las manos de sus padres y separar a esa familia para frenar la migración. Para mí, eso es una crisis humanitaria”.

Mayorkas dijo que la decisión de Trump de reducir el personal, la capacidad de camas y otros recursos fue descabellada dada la probabilidad de que el número de migrantes aumentaría cuando la pandemia teminara.

“El sistema estaba amarrado”, dijo. “Se cerraron las instalaciones y expulsaron cruelmente a los niños pequeños a manos de los traficantes. Tenemos que reconstruir todo el sistema, incluyendo las políticas y los procedimientos que se necesitan para administrar las leyes de asilo que el Congreso pasó por alto hace tiempo”.

El jueves, México anunció restricciones para los viajes no esenciales a través de la frontera con Guatemala y Belice, “para prevenir los contagios de Covid 19”.  A muchos esto pareció más que una coincidencia ya que la medida llegó el día que EU confirmó que enviaría 2.5 millones de dosis de vacunas AstraZeneca contra coronavirus a México.

Pero no hay soluciones rápidas. Esta semana los demócratas aprobaron leyes que crearían un camino hacia la ciudadanía para millones de jóvenes migrantes indocumentados y permitirán alcanzar un estatus legal a algunos de los trabajadores agrícolas. Biden está planeando programas que permitan a los centroamericanos aplicar para el estatus de refugiado desde sus países de origen y también prometieron un paquete de ayuda de 4 mil millones de dólares a Centroamérica.

Kumar dijo: “La situación en Centroamérica se está complicando. Tienen un cambio climático más devastador e inseguridad y lo que estamos viendo en la frontera tristemente es síntoma de todo esto. Ahora ¿cómo desciframos una política latinoamericana para poder resolverla?

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“Una de las cosas que Obama arregló fue permitir que los niños se presentaran en su país de origen en la embajada de EU para obtener el proceso para que no tuvieran que viajar. Trump eliminó esa opción y entonces empezó el verdadero influjo. Biden está recuperando esta política y sólo va a hacer cuestión de darla a conocer”.

Por ahora, Biden tiene que recoger los pedazos del régimen brutal de Trump y de la pandemia y al parecer tiene el tiempo y la voluntad política de su lado.

Ali Noorani, presidente y director ejecutivo del Foro Nacional de Migración, dijo:  “La administración anterior tenía toda la intención de tratar a los migrantes con la mayor crueldad posible. De hecho, ese era el punto. La intención de la administración de Biden es tratar a la gente con compasión y mantener seguro al país.

“Así es que lo que buscamos ahora es establecer un sistema de métricas claras que demuestren que la administración Biden está siendo efectiva. ¿Cuántas horas permanecen los niños en las instalaciones de la CBP? ¿Cuánto demoran en encontrar guardianes legales en EU? ¿Cuánto tardan en adjudicar los casos?

“Vamos a ver en dónde nos encontramos ahora y cada semana, cada mes, vamos a ver cuánto mejoran las cosas”.

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