El capitalismo del socialismo chino
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Doctora en Comunicación y Pensamiento Estratégico. Dirige su empresa BrainGame Central. Consultoría en comunicación y mercadotecnia digital, especializada en tecnología y telecomunicaciones. Miembro del International Women’s Forum.

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El capitalismo del socialismo chino
Foto: Pixabay

China ha sabido jugar el cómo crear un sistema capitalista con características socialistas, e imponer sus reglas económicas y tecnológicas a nivel mundial. 

La ideología de un socialismo con características chinas se ha convertido en diferentes países, e incluso industrias, en un modelo de capitalismo de Estado.

El Estado chino tiene un rol de agente económico que interviene para evitar crisis económicas, aumentar la demanda de productos locales, la inversión y el empleo. Sus instituciones sociales y la segmentación de mercado le han concedido acumular poder económico y social, que en un supuesto socialismo juega un papel estabilizador en su dinámica comercial. 

A diferencia de lo que sucedería en el capitalismo, el sistema chino se basa en los principios económicos keynesianos de no caer en ciclos económicos, sino aumentar el gasto público y la generación de demanda para evitar el desempleo.

La industria tecnológica es un claro ejemplo. Su estrategia para dominar la producción de microchips, por encima de su máximo competidor Estados Unidos, le ha ocasionado cierres comerciales en muchos países que de alguna forma dependen no solo de la manufactura de sus productos en China, sino incluso de su infraestructura de conectividad, que hoy es dominada por Huawei, empresa que es vista como un riesgo a la seguridad y soberanía tecnológica mundial.

Sin embargo, estos bloqueos comerciales solo han tenido como consecuencia cerrar el acceso de empresas extranjeras en el sistema económico chino, volverlo más autosuficiente y fortalecer la imposición de sus propias reglas sobre la economía de mercado mundial.

Por su parte, el capitalismo estadounidense mantiene control a través del dinero y el poder. En consecuencia, sus gigantes tecnológicas le son cada vez más difíciles de ser reguladas. Primero, por la falta de entendimiento por parte de los organismos reguladores, y el propio gobierno, sobre los avances tecnológicos y su aplicación. Segundo, por el poder económico y social que Facebook, Apple y Amazon, entre otras empresas fortalecidas por la globalización, han logrado alcanzar un carácter monopólico con cifras económicas que son comparables con las de su país de origen.

China, a pesar de su tamaño territorial y poblacional, ha constituido por siglos un mercado relacional de un Estado que todo lo sabe y todo lo controla. Avanza en relación directa con todas sus industrias, crea grupos de interés para maximizar los beneficios comunes y mantiene su poder y recursos, mediante políticas fiscales que le permiten acumular capital sin descuidar a ningún grupo social para el logro de intereses específicos.

La pandemia iniciada en China es una clara demostración de que es un país mercantilmente adelantado a todos los demás, y que sus modelos económicos están creados para no ser convergentes con los occidentales. 

¿China podrá sostener este modelo económico por un tiempo ilimitado, sin afectar a la sociedad mundial y a la suya propia? Estemos muy atentos.

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