El último aliento, una reflexión acerca de cómo aceptar algo tan inevitable como la muerte

Viernes 26 de diciembre de 2025

Simón Sánchez
Simón Sánchez

Guionista con más de 20 años de experiencia, amante del buen cine y de las grandes series de televisión.

El último aliento, una reflexión acerca de cómo aceptar algo tan inevitable como la muerte

El director griego Costa-Gavras a sus más de 90 años nos entrega una película sobria e increíblemente contenida.

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El Último Aliento, la más reciente película del veterano director griego Costa-Gavras.

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El doctor Augustin Masset (Kad Merad) es el encargado de la unidad de cuidados paliativos de un hospital, que piensa que esta equivocado el concepto de que la muerte es un fracaso para la medicina curativa, además de que es fielmente creyente del respeto por las decisiones de sus pacientes al final de su vida. En una serie de platicas apasionadas y amistosas con Fabrice Toussaint (Denis Podalydès), un escritor y filósofo al que el tema le interesa en especial, ya que recientemente le descubrieron una masa oscura en el cerebro, Masset le enseña a comprender, escuchar y cuestionar la realidad de la muerte, vista a través de diferentes pacientes que se encuentran ante el inminente final de su vida.

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Esta es la premisa de El Último Aliento, la más reciente película del veterano director griego Costa-Gavras, la historia está basada en un libro de Regis Debray y Claude Grange, quienes colaboraron con el director en la escritura del guion, trata sobre la muerte, pero no como estamos acostumbrados en el cine, sino de una forma muy natural, con el transcurso normal de las cosas. Y así, entre la floreciente amistad entre un popular escritor y un medico de cuidados paliativos, conocemos pacientes en negación, otros que aceptan su realidad serenos y sin miedos, además de los que siguen aferrándose a la vida y luchan por ella con uñas y dientes, al tiempo que es una lección de como enseñar a morir a los vivos.

A grandes rasgos Último Aliento es una película sobre la verdad y de cómo, cuando es inevitable, la tenemos que asumir, que logra conmover hasta al más duro, principalmente por la gran carga filosófica con la que es tratada la muerte, cosa imposible de ver en un cine más convencional. Tal vez la cinta es como un testimonio del cineasta, que a sus más de 90 años mira el final de su vida como algo cercano.

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Algo que sobresale de El Último Aliento es que la gran carga emocional de la historia cae sobre los hombros del reparto, que consiguen un trabajo actoral cargado de sobriedad, sin lucimientos, ni estallidos, simplemente saben que la cinta no se presta para ningún exceso. Kad Merad, como el médico, sabe que su personaje es el eje moral del relato, así que su actuación está apoyada por pequeños gestos, silencios largos y una mirada cansada que dice más que cualquier palabra. Por su parte Denis Podalydès, como el escritor filosofo, con su genuina curiosidad, consigue un trabajo realmente honesto como un simple espectador que observa en silencio los últimos días de los enfermos terminales.

Se destaca también el trabajo de los actores que encarnan a los pacientes, gracias a ellos la película adquiere otra dimensión, evitando el melodrama fácil, mostrando una vulnerabilidad muy realista, casi documental, convirtiendo cada escena en una manera distinta de aceptación, siempre manteniendo la dignidad a pesar de la fragilidad de sus cuerpos. Pero la que destaca es la gran Angela Molina, como una matriarca Romaní, quien como último deseo quiere terminar su vida su vida como la vivió, en una celebración.

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El Último Aliento está disponible en la Cineteca Nacional.

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