Es Claudia
La presidenta de México se ha convertido en una l{ider global y un ejemplo para el mundo.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, participa este miércoles, durante una rueda de prensa matutina en Palacio Nacional de la Ciudad de México (México). EFE/Mario Guzmán
/Mario Guzman Mario Guzmán/EFE
La frase de campaña de la presidenta de México fue “Es Claudia” y, en la actualidad, toma mayor fuerza. Después de cientos de comparaciones y conjeturas de que sería un títere de su antecesor, Sheinbaum ha dejado claro que es ella y solo ella quien dirige a buen puerto al país.
La manera en que aborda la tensión con la Casa Blanca es una pequeña muestra, después de otra semana donde Donald Trump amaga, amenaza, da todo un espectáculo por televisión. Dice que es el artífice de la paz en Ucrania -con la cabeza de Zelensky incluida-; que está acabando con el tráfico de fentanilo; y por supuesto, que ha puesto en su lugar mediante aranceles a los “países que se aprovechan de Estados Unidos”, como sus aliados México y Canadá y su “adversario”, China.
Minutos después, Canadá y China responden con la misma moneda y con discursos igual de rudos. La presidenta Sheinbaum respira y espera. Serena y con cabeza fría. Horas después, el jefe de comercio estadounidense, Howard Lutnick, anuncia que “el presidente tomaría la decisión final sobre si conceder algún alivio a ciertas industrias”; dos días después Trump, posterior a la llamada con la presidenta Sheinbaum, se retracta en la imposición de aranceles para la industria automotriz y agroalimentaria...hasta el 2 de abril.
Todo el tiempo se dijo que Sheinbaum era la copia fiel de López Obrador, que seguiría sus mismas políticas y su estilo para gobernar. Sin embargo, Claudia Sheinbaum tiene ascendencias más profundas, como ser “hija del 68”, su formación científica y, evidentemente, su capacidad de análisis y raciocinio. Una prueba fehaciente de ello ha sido su manejo de la tensión con Washington y Trump, responsable, mesurado y firme.
Si bien Sheinbaum pertenece a un proyecto político y social, sus primeros meses al frente de Palacio Nacional nos dan cuenta de que existe continuidad, pero con hechura propia, con visión científica y quehacer político distinto, mejor. La presidenta poco a poco se aleja del oriundo de Macuspana. Para evidenciar esto, solo basta un somero recuento de cómo ha sorteado la “herencia” que le dejó López y cómo se han minimizado dichas comparaciones.
Energía, economía, seguridad, salud, Poder Judicial o lidiar con Trump (con extradiciones incluidas) son temas que Claudia Sheinbaum ha mejorado al alejarse de la visión de los “abrazos”, de alardes y divisiones innecesarias de AMLO, hoy en México hay trabajo y estrategia detrás del atril de cada mañana. La presidenta debe hacer patente -aún más- su eslogan de campaña: “Es Claudia”.