Enrique y Meghan asisten a misa del jubileo
Meghan Markle y su esposo, el príncipe Enrique, asistieron a la misa de acción de gracias por el jubileo de platino. Foto: AFP / Daniel Leal

La familia real británica se reunió para una misa de agradecimiento por los 70 años de reinado de Isabel II sin la monarca, cansada por el primer día de festejos, pero con Enrique y Meghan, que centraron todas las miradas.

El príncipe Enrique y su esposa Meghan. aparecieron por primera vez en varios años en público en el Reino Unido. 

Entre gritos de júbilo y algún abucheo de la multitud, el nieto de la monarca, de 37 años, llegó vestido de chaqué y corbata gris, luciendo todas sus condecoraciones, las cuales conserva pese a que, desde que en 2020 dejó la monarquía, no puede llevar uniforme militar.

Sonriente pero tensa, la exactriz estadounidense, de 40, vestía elegantísima con un abrigo de solapas blanco hueso, color que algunos medios británicos interpretaron como un intento de mostrar inocencia, y una pamela gris perla.

La pareja sacudió a la monarquía cuando hace dos años decidió irse a vivir a California, desde donde criticaron a la familia real, llegando a acusar de racismo a uno de sus miembros, que no nombraron.

Desde entonces han visto a la reina poco y en privado y su hija menor, Lilibet, que el sábado cumple un año, no conocía hasta ahora a su celebérrima bisabuela.

Viajaron a Londres para las fiestas del jubileo, pero el jueves se habían mantenido alejados de la prensa, por cuya presión afirmaron haber abandonado el Reino Unido.

“Creo que deberían quedar en un segundo plano, pueden hacer lo que quieran con sus vidas pero probablemente no deberían decir algunas cosas”, afirmaba entre los curiosos Roger Nagy, cirujano estadounidense de 51 años, que voló expresamente desde Colorado.

Esta celebración “es sobre la reina, no sobre ellos”, agregó.

En el interior de la majestuosa catedral anglicana, asistieron al servicio unas 2 mil personas, entre ellos 400 trabajadores sanitarios invitados por sus servicios durante la pandemia, la mayoría de familiares de la soberana, el primer ministro Boris Johnson y numerosos líderes políticos y sociales. También representantes de otras religiones.

Entre las numerosas intervenciones, el arzobispo de York, Stephen Cottrell, se dirigió a la reina, asumiendo que seguiría la misa por televisión, y bromeando con su afición por los caballos le agradeció su permanencia sobre la silla de montar.

La ceremonia, de casi una hora, dio gracias por la vida y el reinado de la monarca más longeva que jamás haya tenido el Reino Unido.

Isabel II tenía 25 años cuando en 1952 sucedió a su padre, el rey Jorge VI. Setenta años después, es la única monarca que han conocido la mayoría de británicos y la única de la historia en celebrar un jubileo de platino.

Debido a sus problemas de salud, una vez más volvió a ser representada por su hijo mayor Carlos, heredero al trono de 73 años, que poco a poco va asumiendo funciones en una progresiva transición que preocupa dada su baja popularidad en un momento en que la realeza se ve cuestionada. 

Un 62% de los británicos afirma seguir siendo partidario de la monarquía, pero los más jóvenes están divididos: 33% a favor y 31% en contra. 

En un sondeo de YouGov publicado esta semana, sólo 39% de encuestados afirmó pensar que seguiría habiendo un monarca en el país dentro de 100 años.

Iniciadas el jueves con una gran marcha militar, las celebraciones del jubileo de platino se prolongarán hasta el domingo con un desfile de música y baile, carreras de caballos, un concierto pop y decenas de miles de picnics y comidas al aire libre.

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