Prohibición de cigarros: jóvenes siguen fumando pese a restricción
Uno de los retos para México es evitar que los adolescentes fumen, coinciden en señalar especialistas. Ilustración: La-Lista.

Todavía no llega el mediodía y Jonathan, una joven desgarbado de 16 años, ya tiene su primer cigarrillo entre los dedos. Le gusta fumar, para él es un placer y lo hace como parte de la costumbre de estar sentado en la banqueta frente a su colegio, la Escuela Nacional Preparatoria No. 7.

No es el único, afuera de la escuela se juntan en grupos con sus mochilas escuálidas sobre la espalda y en medio del frío de una mañana de enero sin que se den por enterados de que ahora está prohibido fumar al aire libre. Y sin mencionar que son menores de edad y nadie debió ponerles una cajetilla en las manos.

“Uno como estudiante tiene la facilidad de encontrar tabaco en cualquier lugar, en cualquier tienda te venden, ya sea en el Metro o aquí frente a la escuela”, dice Jonathan, quien está recursando el primer grado.

No miente. La oferta de cigarros es amplia en los puestos ambulantes montados con fierros y lonas. Una mujer que atiende uno de los negocios solo vende cajetillas enteras a 75 pesos. La encargada de otro puesto ofrece cigarros sueltos –eso sí que está prohibido a jóvenes y adultos desde 2007 en la Ciudad de México– que cuestan entre cinco y siete pesos. Hay tabacos clásicos con cápsulas de olor y de clavo.

Como una carta de buenas intenciones, este año, el gobierno federal determinó una serie de restricciones en torno al tabaco: queda prohibido fumar en la vía pública, no se puede exhibir publicidad ni cigarros en los negocios y otras medidas que, por decreto, fueron efectivas a partir del 15 de enero. El gobierno cree que endurecer el Reglamento de la Ley General para el Control del Tabaco va a frenar el consumo de este producto en México.

Las tienditas sí cuidan su imagen, no tienen los cigarros a la vista de sus clientes, pero ambas partes saben que ahí pueden encontrar lo que buscan. Solo hay que pedirlo. Si un joven que aún no tiene suficiente vello en la cara o una joven pide un cigarro o una cajetilla, las vendedoras los sacan por debajo de la mesa para entregarlos.

“Aquí no hay ningún problema, los policías te ven fumando o alguna autoridad (de la escuela) y nadie te dice nada”, señala Jonathan, quien presume que incluso le comparte cigarros a algunos de sus profesores en horas de clase.

El costo del consumo no es tan accesible: se gasta unos 200 pesos a la semana en cajetillas y para tener dinero vende gelatinas de chocorrol, mosaico y de otros tipos. Siempre fuma afuera de la escuela o lejos de su mamá y su papá si quiere evitar un sermón.

Jonathan empezó a fumar junto con sus amigos cuando entró a la preparatoria, dice que ya se le hizo costumbre fumar uno o dos tabacos al día como mínimo.

Es la misma situación de cerca de un millón de jóvenes de 10 a 19 años y otros 400 mil que consumen cigarros electrónicos, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2022.

¿Qué provoca el consumo de cigarro en los jóvenes menores de 19 años?

María, una joven de cabello largo de 17 años, empezó a fumar hace un año junto con una de sus primas que quería probar un cigarro. “Al inicio no me gustaba, luego vi que unos amigos fumaban y le di una oportunidad. Cuando empecé no era ni un cigarro, lo compartía con otras personas, luego yo solita era uno completo, dos, tres y ahora son más”.

También es estudiante de la Prepa 7 y nunca ha sido un reto lograr que le vendan un cigarro. “A veces los invitan los amigos o en las tienditas se consiguen fácil, no hay tanta dificultad para comprarlos”, señala la alumna que cursa el último grado.

Las personas adolescentes que fuman a diario lo hacen desde los 14 años de edad, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2017. Y, en promedio, consumen 5.8 cigarros al día.

Fumar desde temprana edad puede desatar diversas afectaciones de salud en los jóvenes. El cerebro humano termina su maduración entre los 21 y 24 años, por lo que si un adolescente empieza a consumir nicotina hay una mayor probabilidad de que contraiga una adicción. Alteraciones en el sistema nervioso, depresión, esquizofrenia o ansiedad son algunos de los malestares que un adolescente puede sufrir por consumir tabaco, señala Guadalupe Ponciano Rodríguez, coordinadora del Comité Interinstitucional de la Lucha contra el Tabaco.

“La población que más nos preocupa es la de 12 a 18 años porque en ellos sí ha habido un incremento en el número de casos nuevos de tabaco”, dice. La experta añade que “estas encuestas nacionales contradicen lo que debería estar sucediendo con la ley, que prohíbe la venta de cigarros a menores de edad”.

El reglamento reformado, entre otras cosas, prohíbe la publicidad y la promoción de los productos derivados del tabaco, los negocios no pueden dejar a la vista de sus clientes cajetillas de cigarro, la gente ya no puede fumar en “espacios de concurrencia colectiva” al aire libre –como los estadios, las playas o los centros comerciales– y se reitera la prohibición de vender cigarros a menores de edad, aunque esto ya quedó establecido desde 1984 en la Ley General de Salud.

La venta de cigarros a menores “es una disposición que lleva tanto tiempo que ha perdido la novedad. Las mismas personas calculan su riesgo de que no serán sancionadas, entonces deciden que lo van a seguir haciendo”, critica Erick Antonio Ochoa, director de Salud Justa MX, asociación civil especializada en temas de tabaquismo.

Guadalupe Ponciano y Erick Antonio enumeran algunos de lo factores que introducen a los jóvenes al consumo del tabaco: los bajos precios de los cigarros, sus presentaciones electrónicas o con cápsulas de sabor, la facilidad para conseguirlo, la televisión con sus programas donde todos los personajes fumaban y el ejemplo de familiares o amigos.

Ponciano Rodríguez, también académica de la Facultad de Medicina de la UNAM, cuestiona que no hay una política coordinada para evitar el tabaquismo por parte del gobierno federal, autoridades estatales y municipales. “Siempre se tienen estrategias de prevención aisladas, no son estrategias a nivel nacional y que vayan dándose seguimiento de cuántos jóvenes dejaron de fumar después de las medidas que se tomaron”.

Al igual que su amigo Jonathan, María también gasta unos 200 pesos semanales en cajetillas, es mejor que comprar cigarros sueltos que venden afuera de la Prepa 7.

María solo lleva unos meses fumando, pero siente que no es tan fácil dejar de hacerlo. “A veces fumo cinco en un día y digo que el resto de la semana no lo voy a hacer, aunque si me ofrecen uno lo termino haciendo otra vez”, dice entre risas.

Para los especialistas consultados por La-Lista, el hecho de que una persona fume desde temprana edad no significa que tendrá una adicción más adelante.

Tanto Guadalupe Ponciano como Erick Antonio consideran que las familias de los jóvenes tienen una gran responsabilidad para prevenir que fumen, ya que son los padres, las madres, las hermanas o los hermanos quienes podrían identificar esta práctica y tratar de intervenir.

Antonio, maestro en Políticas Públicas, confía en que el nuevo Reglamento de la Ley General para el Control del Tabaco surtirá efecto en por lo menos cinco años. Cree que para el 2028 habrá una menor cantidad de personas fumadoras en México.

“Ahora está prohibido fumar o vapear en las escuelas del país, se tienen que declarar 100% libre de humo. Estas políticas han dado resultado en países como Brasil, Panamá o Uruguay que tienen prevalencia de consumo menores al 10%”, asevera el experto.

Más alternativas vs empresas en resistencias 

Las nuevas disposiciones del reglamento abren la posibilidad a que los ciudadanos reporten, ante la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris), a los establecimientos y las personas que sigan vendiendo tabaco a menores de edad y que no cumplan con el resto de disposiciones.

“Yo creo que las sanciones sí se van a dar, ahora en Cofepris puedes hacer tu denuncia y, en la medida en que la misma sociedad se convierta en inspector, esto se va a lograr (inhibir la venta de cigarros a jóvenes)”, opina Guadalupe Ponciano.

Aumentar el precio de los cigarros y que los gobiernos municipales tengan un mayor control sobre la venta de los cigarros es otra propuesta de los expertos para que los adolescentes dejen de fumar.

Empresarios y personas expertas en tabaquismo consideran que en México habrá una “lluvia” de amparos para tratar de anular las nuevas restricciones. De parte del gobierno, dependencias como la Secretaría de Salud y la Comisión Nacional contra las Adicciones serán las responsables de hacer cumplir la ley.

Esta semana, el centro comercial Walmart y la compañía Habano 2000 ya interpusieron los primeros amparos contra el Reglamento de la Ley General para el Control del Tabaco por las restricciones para el comercio de cigarros.

“La Secretaría de Salud se atrevió a enfrentarse de manera muy importante a la industria tabacalera”, concluye Ponciano Rodríguez. “Una de las cosas más importantes del reglamento es evitar la prohibición de todo lo que está relacionado con la publicidad y patrocinio de productos del tabaco porque esa es la forma como la industria atrapa a los muchachitos”.

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